viernes, 6 de diciembre de 2013

Hambrientos por la próxima entrega


Hace unos años, en una de mis frecuentes visitas a las secciones de libros me encontré en el área de best-sellers a Los Juegos del hambre, escrito por Suzanne Collins. La sinopsis me pareció interesante pero no lo adquirí principalmente por la edad de los protagonistas, después del fiasco de Crepúsculo no me sentía con las fuerzas para soportar otro angustioso triángulo amoroso entre adolescentes.
No pensé nuevamente en ese libro hasta que escuché que habían comenzado a rodar su adaptación al cine. Admito que estaba prejuiciada desde antes y mi rechazo aumentó cuando leí que la productora confiaba en que esta franquicia sería tan exitosa o más incluso que Crepúsculo entre el público adolescente. Así que simplemente asumí que pronto presenciaríamos nuevamente otro círculo mediático de actores sobrevaluados protagonizando historias mediocres.

Afortunadamente mi desdén no fue suficiente para evitar que viera Los juegos del hambre cuando se estrenó porque me sorprendió gratamente. Es infinitamente superior a Crepúsculo, empezando por la protagonista, Jennifer Lawrence, que es una talentosa y carismática actriz con una gran personalidad. El tener a Woody Harrelson y a Elizabeth Banks en el reparto aseguró la presencia de personajes extraordinarios y Lenny Kravitz, en su papel de estilista, es la cereza del pastel.
La historia es muy buena y aunque hay ciertas escenas ilógicas, y uno que otro personaje prescindible, la película logra emocionarnos, conmovernos e incluso indignarnos ante las complejas situaciones en que los protagonistas se ven involucrados. Mi única crítica negativa en esta primera entrega sería la facilidad con que se cambiaban las reglas del juego. Sé que era parte de la historia y todos esos cambios estaban justificados por la naturaleza caprichosa del enemigo pero aun así eran cambios muy convenientes, Katniss y Peeta evadieron varias veces el enfrentarse a grandes dilemas gracias a estos ajustes en el juego.

Hubiera sido más interesante verlos lidiar con las cuestiones morales y las repercusiones de sus acciones en vez de que se tomaran ciertas decisiones por ellos. Un gran punto a favor es que el triángulo amoroso conformado por Katniss, Peeta y Gale tiene ciertos aspectos dramáticos que lo hacen más real y desgarrador porque ellos no lo buscaron, fueron víctimas de las circunstancias e incluso sus vidas dependen de cómo lo manejen.
La segunda entrega, Los juegos del hambre: en llamas, nos muestra cómo ha cambiado la vida de Katniss y Peeta tras ser los vencedores de los últimos juegos. Vemos a Gale resentido con Katniss por su relación con Peeta a pesar de que ésta le aclara que todo fue fingido para poder permanecer con vida. Los vencedores deben continuar con la farsa durante el Tour de la victoria y para Peeta, que aún está enamorado de Katniss, no es fácil porque ella mantiene su distancia. Peeta le ofrece su amistad y poco a poco logra ganarse la confianza de Katniss que comienza a tener sentimientos hacia él.

Mientras tanto el descontento de las masas sigue creciendo y el presidente Snow teme una revuelta, le preocupa la admiración que Katniss despierta entre los distritos más pobres. En un intento por deshacerse de la nueva heroína, Snow cambia nuevamente las reglas y decide que, por tratarse de una celebración especial de Los juegos del hambre, los tributos serán seleccionados entre los vencedores de juegos anteriores. Asegurando así que Katniss participe nuevamente en la sangrienta pelea.
Katniss y Peeta deben enfrentar nuevamente a todo tipo de rudos y excéntricos personajes. La angustia en esta segunda parte es aún mayor porque ya conocemos la dinámica de los juegos y sólo podemos esperar que en esta ocasión sean mucho peores. Katniss ahora debe lidiar con la sensación de impotencia ante las decisiones de Snow y sus nuevos sentimientos por Peeta mientras intenta permanecer con vida el tiempo suficiente para cuidar a su compañero y asegurar que él sea el vencedor.

Los riesgos que enfrentan en esta ocasión son mucho más aterradores que un enjambre de rastrevíspulas o un puñado de adolescentes furiosos, en esta entrega la arena es una jungla con mortales peligros acechando por todos lados. Katniss demuestra nuevamente sus habilidades de supervivencia mientras Peeta hace lo que hizo en la primera película: caerse, herirse y dejarse rescatar por Katniss. El pobre personaje de Peeta parece ser una damisela en peligro que, más que ayudar, es en ocasiones un pesado lastre que la heroína debe arrastrar.
Hay nuevos enemigos y aliados pero se echa un poco de menos la acción constante que vimos en la primera. En esta película todos los cabos quedan sueltos, las historias quedan inconclusas y el destino de los personajes es incierto, dejando cientos de preguntas en el aire. Era de esperarse ya que, por tratarse de una trilogía, esta segunda parte sienta las bases para la conclusión de la historia que veremos en las últimas dos entregas. Se confirmó recientemente que el último libro se dividirá en dos películas para poder dar al público el final que merecen aunque la realidad es que es más redituable hacerlo de esta manera pero se agradece a los estudios el que que quieran hacernos creer que se preocupan por los fans.

Los juegos del hambre: en llamas es una gran secuela que no pueden perderse incluso si no son fans de la saga. Esta es una de esas franquicias que se vuelven relevantes en la cultura pop de manera inmediata y que a pesar de estar dirigida a un público adolescente se ha ganado fácilmente una legión de seguidores de todas las edades.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Un romance intoxicante


La novela romántica es uno de los géneros más populares y también de los más subestimados del mundo literario. Los más cínicos creen que esta lectura es la preferida de mujeres solitarias que buscan escapar de su vida cotidiana a través de las fantasías que se encuentran entre sus páginas pero este género es mucho más que historias de romance, si se dieran la oportunidad de leer un par de estos libros seguramente también terminarían enganchados.
Aquellos que nunca han leído este género asumen que estas novelas son sólo “soft porn” para mujeres y que los hombres que las protagonizan son estereotipos de caballeros de brillantes armaduras con cuerpos perfectos y que darían su vida por la mujer que aman. Lo reconozco, algunos son así pero las grandes novelas románticas son aquellas que van más allá y que no sólo se centran en la pasión carnal entre amantes sino que también cuentan grandes historias.

Una gran mayoría de estas novelas se sitúan en siglos pasados, ya sea por los caballeros, los vestidos largos o simplemente porque es muy diferente a la vida hoy en día, pero parecen épocas más románticas y por lo tanto ideales para este género aunque hay muchas historias contemporáneas que no pierden su encanto sólo por situarse en este siglo. De igual manera he leído muchas novelas románticas que, más que hacerme suspirar y desear vivir en esos tiempos, me conformaría con regresar en el tiempo una media hora para evitar comenzar a leerlas siquiera.
Este género es más difícil de lo que parece, no se trata sólo de encontrar cuantos eufemismos sea posible para referirse a las partes íntimas y al acto sexual. La “pulsante virilidad” de un hombre y la “aterciopelada humedad” de una mujer no son todo lo que se necesita para recrear una buena escena de sexo. He leído novelas en que se ha intentado dejar de lado este estilo y parece que estuviera leyendo una fría lección de anatomía y en ocasiones han abusado tanto de este recurso que ni siquiera sabemos si la acción ya empezó o está por terminar.

Mi autora favorita de este género, indiscutiblemente, es Amanda Quick, no recuerdo cual fue el primero de sus libros que leí pero me convertí inmediatamente en su fiel seguidora. Quick estudia a profundidad la época y las situaciones en que pone a sus protagonistas para transportar al lector al mundo que crea en sus libros. El tipo de vestimenta, la situación política, la arquitectura de las edificaciones e incluso los sucesos notables de la época, Amanda se preocupa por cuidar hasta el último detalle para que sus fans podamos sumergirnos por completo en la historia.
La genialidad de Quick no termina allí, sus heroínas no son las típicas damiselas en peligro incapaces de valerse por sí mismas que ni siquiera lo intentan porque saben que llegara un hombre fuerte a rescatarlas. Las protagonistas de sus novelas son mujeres valientes, inteligentes, capaces, independientes, fuertes y aventureras. Cada una de sus heroínas posee una habilidad especial que es indispensable para el desarrollo de la historia. Todas son hermosas a su manera, no son bellezas clásicas, por el contrario, siempre tienen algún rasgo que las separa del resto, que las hace humanas, en pocas palabras, son heroínas creíbles.

Todas estas singulares protagonistas requieren contrapartes igual de excepcionales y así son los héroes que se enamoran de ellas. Todos ellos son hombres inteligentes, varoniles y lo suficientemente seguros de sí mismos como para amar a mujeres que no se ajustan a los convencionalismos de la época. Estos galanes son hombres adelantados a su tiempo que, en lugar de temer a las mujeres independientes, las admiran y se enamoran de ellas. Es imposible no caer rendida ante estos protagonistas y sus aventuras.
El veneno perfecto es uno de los libros de la serie Sociedad Arcana de Amanda Quick. Cada uno puede leerse por separado ya que son historias independientes pero tienen en común a la Sociedad, una antigua organización secreta dedicada al estudio de lo paranormal. Este libro es emocionante de principio a fin, desde que conocemos a la protagonista, Lucinda Bromley, una mujer rechazada por la sociedad londinense bajo sospecha de haber envenenado a su prometido tiempo atrás, sabemos que será una clásica novela Quick. Como las grandes aventuras nunca pueden faltar en sus obras, no tarda en surgir el conflicto que lleva a Lucinda a contratar a Caleb Jones, un investigador con habilidades psíquicas, para que le ayude a esclarecer un reciente asesinato que podría señalarla a ella como la culpable.

Los amplios conocimientos de Lucinda sobre los usos medicinales de las plantas también la hacen experta en todo tipo de venenos y por ello resulta invaluable en la investigación que Jones debe llevar a cabo. Lucinda, como típica protagonista de Quick, insiste en ser parte de la investigación exponiéndose a todo tipo de peligros mientras realiza importantes descubrimientos.
La atracción entre los protagonistas es inmediata pero la tensión sexual crece página tras página a través de ingeniosos diálogos que son sin duda, un duelo de inteligencia entre ambos. Caleb no es un hombre al que se le pueda provocar fácilmente, está acostumbrado a trabajar solo y a no mostrar sus emociones y Lucinda es una mujer independiente que nunca se calla sus opiniones y que no se deja impresionar por cualquiera. Una explosiva combinación que predice un apasionado romance.

Amanda Quick siempre ha manejado magistralmente la novela romántica histórica pero el elemento sobrenatural en El veneno perfecto crea el escenario perfecto para el romance y las aventuras de sus protagonistas. El pasado de la Sociedad Arcana es revelado en las novelas históricas de Amanda Quick, el presente lo podemos encontrar en sus escritos contemporáneos bajo el pseudónimo Jayne Ann Krentz y su evolución en las novelas futuristas escritas como Jayne Castle.
La imagen utilizada es propiedad de la Editorial.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Noches que duraron siglos

Mis padres, ambos asiduos lectores, me inculcaron el amor por la lectura y en mi casa siempre hubo una abundancia de material impreso para satisfacer mi creciente pasión por las letras. Desde revistas especializadas y cómics hasta enciclopedias y libros, tuve la fortuna de crecer rodeada de todo tipo de información. Quizás las nuevas generaciones no puedan comprenderlo del todo porque están acostumbradas a consultar cualquier duda en internet pero en el siglo pasado dependíamos de los impresos.
Prácticamente no había área en mi casa que no tuviera material de lectura al alcance de mi mano, en las recámaras, en el comedor, en los baños, era fácil encontrar algo qué leer. Adquirí de manera muy natural la costumbre de leer todo lo que cayera en mis manos incluso si no me sentía particularmente atraída por una revista o libro, si lo tenía frente a mí lo leía. Hasta la fecha tengo ese hábito que me ha dado tantas satisfacciones como dolores de cabeza.
Por lo general elijo mi material de lectura por el autor, por el género, por recomendación o simplemente porque me llamó la atención el título o la portada y al leer la sinopsis termina de convencerme. He leído muchos libros por recomendación y no siempre he tenido resultados positivos y muchos otros los he leído simplemente porque estaban frente a mí. De la misma manera en que, a pesar de que no me interesan, leo los resúmenes de las telenovelas y las recetas favoritas de los artistas en las revistas que inevitablemente me rodean en la estética mientras espero mi turno, así leo los libros que yo no compré pero que andan rondando por mi casa.
Para algunos puede resultar extraña esta costumbre pero tengo que admitir que este sistema me ha permitido conocer nuevos autores e historias, he sido gratamente sorprendida con novelas de las que no esperaba mucho pero también he pasado horas arrepintiéndome de haber comenzado un libro porque una vez que lo empiezo debo terminarlo, sin importar cuan tedioso lo encuentre o qué tan mal escrito esté. No es que sea masoquista, simplemente creo en terminar lo que empiezo aunque no siempre sea de mi agrado.
No me arrepiento de haber leído todos aquellos libros que no han cumplido con mis expectativas, intento sacar provecho de ellos ya que de todos se puede aprender algo, ya sea algún dato histórico que desconocía o por lo menos conocer lo suficiente sobre la obra de un autor para no adquirir más de sus obras. Pero lo que he aprendido muy bien es que un libro o autor no sólo por el hecho de ser reconocido o galardonado debe gustarme.
Yo era muy pequeña pero tengo muy vívido el recuerdo de haber visto en algún lugar de la casa el libro Noches de la antigüedad. Se me quedó grabada la imagen de la pirámide y el sol en la portada, era un libro grande y pesado que no recuerdo siquiera haber hojeado, a mi edad parecía un libro demasiado “adulto” y tenía una abundancia de material más atractivo. Con el paso del tiempo lo olvidé pero las circunstancias lo trajeron de vuelta a mi vida y decidí que ya era hora de darle una oportunidad.
Sabía poco de su autor, Norman Mailer, sólo que había ganado dos premios Pulitzer y que era considerado un innovador en su género. Creó controversia al afirmar que Marilyn Monroe había sido asesinada por el FBI en la biografía que escribió y se decía que era un hombre violento y misógino que apuñaló a una de sus seis esposas. Aun con esos antecedentes me pareció una buena idea leer Noches de la antigüedad y me temo que cometí un error.
La sinopsis prometía una historia de reencarnación llena de intriga, traición, romance y datos históricos. Un relato situado en el antiguo egipcio donde el mundo de los dioses y el de los hombres eran uno mismo. Es innegable la extensa investigación que debió hacer Mailer porque la obra se encuentra plagada de detalles de la vida cotidiana, tantos que por momentos es insoportable. Nos cuenta que los egipcios usaban pelucas pero ¿acaso debemos leer todo el proceso que seguían? Bastaba con que nos contara sobre los vendedores en el Nilo pero no había necesidad de describir toda su mercancía y desde donde la habían traído y cómo.
Mailer abusa de las descripciones no sólo del entorno sino de las situaciones. Los diálogos son repetitivos y tediosos, nos recuerda una y otra vez el lugar en el que estamos o las ropas que los protagonistas portan. Relata una y otra vez los mismos pasajes vividos por los personajes. Es fácil comprender por qué Mailer tardó diez años en completar esta obra, sentí que cada capítulo duraba un siglo.
La premisa del libro era buena ya que cuenta la historia de reencarnación de un hombre y sus cuatro vidas. Mailer hace una minuciosa descripción de las vivencias de este hombre como campesino, sacerdote, mago, auriga, general, ladrón de tumbas y muchos otros oficios en diferentes situaciones. Cada etapa de estas vidas es relatada lentamente mientras que fantasía y realidad se mezclan dando un confuso resultado. Es curioso que un machista como Mailer haya dedicado tantos pasajes de su libro a las relaciones homosexuales del protagonista y que haya descrito de manera tan vívida el placer que le proporcionaban.
Debo admitir que leer sus 572 páginas fue un verdadero suplicio y en más de una ocasión estuve a punto de tirar la toalla. A mitad del libro decidí buscar críticas en internet para saber si yo era la única que sentía tal aversión por este libro. En general, las críticas eran positivas, alababan al autor y a la trama pero en la mayoría encontré curiosas aclaraciones como “sólo para lectores experimentados” y “es una lectura pesada pero vale la pena” y muchas otras tenían todo tipo de advertencias sobre lo aburrido que era pero disfrazadas de parcos elogios.
Todos esos críticos me parecieron demasiado complacientes y temerosos de externar su verdadera opinión, quizás por no querer ser tomados por incultos. Sólo encontré una crítica que en mi opinión era la más sincera en la que, no sólo admitían desconcierto por el libro, sino que expresaban arrepentimiento por haberlo adquirido. Por mi parte, nunca me he guardado mi opinión respecto a los libros sin importar si son obras galardonadas o de autores respetados, una obra no tiene por qué gustarme simplemente porque ganó algún premio.
Puedo decir sinceramente que Noches de la antigüedad no me gustó, quizás no lo entendí o no supe apreciarlo pero en realidad no importa, un lector decepcionado no va a hundir a un libro o a un autor, es cuestión de gustos. Lo único que puedo hacer es admitir mi sentir, no tengo necesidad de fingir que me gustó sólo porque sería la opinión que se esperaría de un libro escrito por Norman Mailer.
La imagen utilizada es propiedad de la Editorial.
 

martes, 19 de noviembre de 2013

El Dios de las películas

 
Para los que somos fans de los súper héroes y, sobre todo de Marvel y Stan Lee, las mega producciones cinematográficas que han llevado a nuestros personajes favoritos a la pantalla grande son un sueño hecho realidad. Estas películas son grandiosas en muchos aspectos, no sólo por las cuestiones técnicas sino por los ingeniosos guiones, el excelente trabajo de casting y los visionarios directores que se han encargado de los proyectos.
Para algunos podría parecer que no se necesitaría ser un genio para asumir que estas películas serían todo un éxito en taquilla pero es todo lo contrario. En realidad los estudios se han arriesgado a meterse con personajes que tienen legiones de seguidores desde hace varias generaciones. No es fácil de por sí tomar un súper héroe e intentar hacerle justicia con un largometraje, exponerse a la crítica excesiva de los fans y aspirar a ser parte de una tradición de años pero los estudios han ido más allá y se han atrevido a reinventar a los personajes.
Los productores no han tomado decisiones sin pensarlas, tomaron riesgos calculados y valieron la pena, incluso en ocasiones han logrado sobrepasar al personaje original como en el caso de de Iron Man, su apariencia se ha modificado en cómics y caricaturas para ser similar al Tony Stark interpretado por Robert Downey Jr. En un principio no estaba muy convencida con la elección de este actor para interpretar el papel pero bastaron unos minutos de la primera entrega para aceptarlo por completo.
Reconozco que casi en todas estas adaptaciones me ha pasado lo mismo, en cuanto se hace el aviso oficial del actor a interpretar el papel principal encuentro objeciones con el casting y esta es la reacción casi general de los fans de este género. No es que seamos muy críticos en este aspecto sin justificaciones válidas sino que los súper héroes son personajes tan queridos y tan vivos en nuestras mentes que nos cuesta trabajo aceptar de inmediato a cualquier actor que sea elegido para estos roles.
El único actor que me convenció sin siquiera haberlo visto en personaje es el actor australiano Chris Hemsworth. Admito que no tenía idea de quién era, jamás había escuchado sobre él pero en cuanto vi su foto en internet pude imaginarlo fácilmente con el traje de Thor, Dios del trueno. Quisiera decir que aprobé la elección de casting por un sinfín de razones basadas en lo que sé del personaje de Marvel pero la realidad es que sólo se debió a que el guapo actor luce por sí solo como un dios nórdico salido de las fantasías de cualquier mujer.
La película Thor se estrenó en 2011 y fue un éxito en todos los aspectos, no sólo en taquilla sino que contó de inmediato con la aprobación de los fans. Hemsworth demostró que nació para interpretar al orgulloso asgardiano que cautiva a la Dra. Jane Foster. Nunca creí que pudiera encontrar tan atractivo a un hombre que se defiende a martillazos pero ver a Thor en acción me hizo desear que llegaran más enemigos sólo para seguir admirando su musculatura.
La segunda entrega, Thor: Un mundo oscuro, era una de las más esperadas de la franquicia de The Avengers, no sólo por el éxito arrollador de la primera sino porque se esperaba que viniera a arreglar el daño que hizo Iron Man 3 al ser una decepción. Thor lo logró nuevamente, acudí al estreno en 3era dimensión y es de las mejores que he visto. La magia de la primera película está presente en esta segunda e incluso va más allá al mostrarnos otros mundos y villanos.
No podía faltar el humor característico de esta franquicia y la química entre Jane y Thor no disminuyó en lo más mínimo a pesar del tiempo que pasaron distanciados. Esta película comienza con la historia de un antiguo enemigo que planeaba destruir al universo con un arma llamada Aether. El abuelo de Thor logra vencerlo y esconder el arma para que nadie más pueda utilizarla.
Muchos años después es precisamente Jane Foster la que se topa por accidente con esta arma y se infecta con ella. Cuando Thor se entera que su amada está en peligro la lleva a Asgard para ayudarla. Lo que debió ser para Jane una visita al reino del hombre que ama se convierte en una batalla que se libra en varios mundos. En un giro en la trama, el genial Loki, quien se encuentra preso como castigo por los problemas que ocasionó en su última visita a la tierra, debe unirse a Thor para salvar no sólo a Jane sino a todo el universo.
Esta película tiene de todo: portales dimensionales, acción al por mayor, enemigos memorables, destrucción a gran escala, rivalidades, romance, personajes entrañables y una gran escena donde lentamente muestran el torso desnudo de Thor. Podría pensarse que es una escena innecesaria pero es básica para la trama ya que es justo aquí cuando Thor piensa cómo puede salvar a Jane y esa es suficiente justificación para mí.
Thor: Un mundo oscuro demuestra que las segundas partes no sólo pueden ser buenas sino grandiosas, si son fans de esta franquicia no se la pueden perder, si no lo son les aseguro que después de verla lo serán. No olviden estar atentos a la siempre esperada aparición de Stan Lee y quedarse hasta el final para la escena después de los créditos ya que ésta da claves importantes para saber lo que está por venir en la segunda entrega de The Avengers.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.
 
 
 

Pateando traseros

 
El éxito y el fracaso de una película es un esfuerzo colectivo. Tal vez el guión apesta pero los efectos especiales lo compensan o tal vez la película es brillante pero el actor principal no era el idóneo. Claro que hay quiénes cargan más con la culpa que otros y funciona de la misma manera si la película es un éxito. La magia del cine sucede cuando una producción logra que todo funcione, nada sobra y nada falta. Es así como se crean obras maestras y no sólo por hacer una nueva versión van a mejorarla, en ocasiones las destruyen.
Soy tan fan de los remakes como cualquiera pero hay que reconocer que es desconcertante la cantidad impresionante de nuevas versiones de películas que ni siquiera eran buenas cuando las hicieron ¿por qué hacerlas nuevamente? Habiendo tantas historias por contar es extraño que elijan precisamente las que nadie quiere ver otra vez. En el caso de las segundas partes es diferente ya que se asume que si hay secuelas es porque la primera entrega fue un éxito y el público quiere saber qué sigue o desea volver a ver a ciertos personajes.
Una película que es un claro ejemplo de esto es Kick-Ass, adaptación del cómic del mismo nombre, que se arriesgó a llevar a la pantalla grande una historia poco conocida y que pudiera resultar controversial por el grado de violencia que se maneja, sobre todo por el personaje de la pequeña Hit-Girl. David es Kick-Ass, un súper héroe sin súper poderes creado por un adolescente que de buenas a primeras decide luchar contra los malos sin ningún entrenamiento ni armas reales.
Como era de esperarse, tras enfundarse en un traje que él mismo modificó, y salir a patrullar las calles termina en el hospital severamente herido. Su larga recuperación no lo desanima y pronto está nuevamente peleando contra el crimen sólo que en su segundo intento lo logra y su hazaña es grabada y subida a internet dándole cierta notoriedad convirtiéndolo en una celebridad local. Las circunstancias lo llevan a conocer y después aliarse con Big Daddy y Hit-Girl. Un dúo de padre e hija que hacen lo mismo que Kick-Ass pero mejor.
Hit-Girl es un arma mortal de 11 años que ha sido entrenada por su padre desde pequeña, es experta en diferentes tipos de combate y armas. Big Daddy es un ex policía que cuenta con un arsenal digno de un batallón y que dispone de suficientes recursos para dar batalla al peligroso mafioso que lo incriminó y que le costó su trabajo y reputación.
La película fue un éxito en taquilla y rápidamente se volvió de culto sin importar lo altamente criticada que fue por la violencia y el lenguaje que algunos consideraron demasiado obsceno para ser utilizado por una niña pre adolescente. Kick-Ass no sólo es entretenida sino que es inspiradora y exalta valores positivos. Está claro que no incita a ponerse un antifaz y una capa para exponerse al crimen pero habla sobre el deseo de hacer de este un mundo mejor y de enfrentarnos a la maldad en busca de la justicia.
Me emocionaba saber que habría una segunda entrega pero cuando supe que Jim Carrey estaría en ella me desilusioné. Nunca me ha gustado ese actor, sus exageradas muecas me resultan molestas y son más las películas malas que ha hecho que las buenas. Por si sus antecedentes no fueran suficientes para que me incomodara su presencia en la película se atrevió a decir que no apoyaba su trabajo en el largometraje por su nivel de violencia. Sus desafortunadas y desleales declaraciones simplemente lo hicieron ver como un hipócrita que no tuvo problema alguno con la violencia mostrada al aceptar su cheque. Aaron Taylor-Johnson y Chloe Moretz (Kick-Ass y Hit-Girl) mostraron clase al declarar que respetaban la opinión de Carrey pero que al final del día era una trama ficticia y que iba con el tono de la primera película.
Kick-Ass 2 resultó ser una gran película a pesar de Carrey, debo reconocer que hizo un gran papel, quizás porque interpretó el personaje de la manera menos Carrey posible, ni siquiera parecía él, la voz era completamente diferente, sus caras ridículas brillaron por su ausencia y el antifaz que portaba gran parte del tiempo nos ayudaba a olvidar que era él. En esta secuela vemos a nuestros héroes enfrentarse a un antiguo conocido: Chris D’Amico, que busca vengarse de Kick-Ass, a quien culpa por la muerte de su padre.
Chris contrata a un grupo de peligrosos malhechores y los transforma en una banda de súper criminales para lograr su propósito. Kick-Ass y Hit-Girl deben pelear nuevamente pero en esta ocasión van apoyados por un grupo de ciudadanos comunes y corrientes que están igual o peor que David cuando empezó. Sin entrenamiento ni armas pero con disfraces caseros y mucho corazón se suman a la batalla.
Al igual que en la primera entrega la que se lleva la película es Hit-Girl, con su ruda actitud y sus expertas técnicas de combate es capaz de acabar con cualquier que se cruce en su camino. Este personaje era más gracioso e interesante cuando se trataba de una pequeña niña que desarmaba y golpeaba a musculosos hombres. Ahora de adolescente sigue siendo un buen personaje pero perdió un poco de su chispa.
La película no pudo emular el éxito en taquilla de su predecesora pero si vieron la primera no pueden perderse la secuela. Es verdad que la película es violenta pero no más que muchas otras, además sería absurdo pelear contra el crimen sin soltar unos cuantos golpes o decir malas palabras, así resulta más entretenido. Definitivamente no estuvo al nivel de la primera pero aun así es una película muy recomendable que demuestra que no hacen falta grandes presupuestos ni efectos especiales para cautivar al público.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.
 
 

viernes, 8 de noviembre de 2013

Todo un viaje


Hay muchas películas de terror que al final resultan no ser tan terroríficas después de todo, algunas pierden su factor atemorizante por el bajo presupuesto, las malas actuaciones, un pésimo guión o todo lo anterior pero otras simplemente tienen un giro en la historia que demuestra que no debemos temer a todas las apariciones.

El espinazo del diablo, dirigida por Guillermo del Toro y El orfanato, presentada también por el director mexicano, son buenos ejemplos de películas cuyas revelaciones finales nos llevan a sentir compasión por los espíritus en lugar de temerles. El Sexto sentido logró impactar a la audiencia con la inesperada verdad sobre el personaje interpretado por Bruce Willis aunque Los Otros, dirigida por Alejandro Amenábar, en mi opinión es mucho mejor que la mayoría de este tipo de películas. Desde un principio sabemos que algo no está del todo bien pero está tan bien hecha que la revelación final nos estremece de pies a cabeza.
Es cómodo y fácil ver largometrajes predecibles que aseguran finales felices y cierres satisfactorios para cada historia y personaje pero prefiero las películas que me mantienen en vilo. Me encantan las revelaciones sorprendentes y los giros en las tramas aunque en ocasiones me hagan sentir como una tonta por no haberme percatado de la verdad a pesar de las sutiles pistas que los directores acostumbran darnos en las películas.

Una de las películas más impactantes que he visto es Marebito, una película de terror japonesa bastante escabrosa cuya revelación final resulta aún peor de lo que suponíamos. No es apta para cardiacos ni para sentimentales pero si buscan una historia sorprendentemente atemorizante no deben perdérsela. Otra muy recomendable es la película francesa El despertar del miedo. Cuando la vi, algunas personas que se encontraban en la sala de cine decidieron marcharse en las escenas más sangrientas. Si no les gusta el gore ni la vean pero si creen que ningún director de cine puede engañarlos de principio a fin tienen que ver esta película y su angustiante final.
La noche del demonio es una película de terror, protagonizada por Patrick Wilson, que bien puede contarse entre los largometrajes con revelaciones finales que cambian nuestra perspectiva. Tiene un par de escenas capaces de darnos un buen susto pero conforme avanza la historia nos damos cuenta que no hay que temer a los espíritus sino a las habilidades de los protagonistas que los meten en problemas al no saber controlarlas. No se dejen llevar por el título en español que no tiene nada qué ver con la trama.

El mezclar viajes astrales con elementos típicos de películas de terror obtuvo muy buenos resultados. La historia es tan interesante que no hubo necesidad de exagerar con apariciones terroríficas ni sangre que sale a borbotones de las víctimas. No sólo fue en éxito con los fans del género sino que fue la película más redituable del 2011 y la secuela no se quedó atrás. Consiguió el primer lugar en taquilla en el fin de semana de estreno y los números siguen subiendo.
La noche del demonio 2 comienza con un flashback de la infancia de Josh y vemos a Elise, la médium que fallece en la primera entrega, ayudando al pobre niño a lidiar con sus viajes astrales involuntarios. No tardamos en volver al presente donde la esposa de Josh está siendo interrogada en relación a la muerte de Elise. Vemos a la familia Lambert intentando lidiar con lo sucedido para retomar sus vidas después del traumático episodio que vivieron. Desafortunadamente, los extraños fenómenos no tardan en regresar pero esta vez no todo es tan sencillo como parece.

La noche del demonio 2 no es una película típica de terror, no busca asustar al espectador con apariciones repentinas o violencia extrema. Estamos acostumbrados a las historias sobre espíritus, fantasmas, demonios y todo tipo de criaturas que vienen del más allá a asustarnos y nos causan temor porque invaden nuestro espacio, nuestro mundo, nos atacan en nuestro territorio pero ¿qué pasaría si fuera al revés? Que en lugar de recibir visitas no deseadas fuéramos nosotros los visitantes en un terrorífico lugar.
En la primera entrega nos asustaron con la idea de ir y venir del más allá con todo lo que eso implica pero esta secuela lo explica con más detalle. Para aquellos que no sepan mucho sobre viajes astrales, planos y almas perdidas puede resultar un poco confuso pero si se tiene conocimiento de esto la película puede resultar incluso predecible. No por esto quiero decir que es mala sino todo lo contrario, la secuela se entrelaza con la primera entrega de manera que todo tiene sentido. Amarra todos los cabos que quedaron sueltos en la primera parte, incluso los que ni siquiera sabíamos que existían.

La noche del demonio 2 es una gran película que se debe ver con mente abierta y con mucha ganas de dejarse asustar que a fin de cuentas es así cómo debe disfrutarse una película de terror. El éxito de ambas entregas dejó al público queriendo una tercera pero el director James Wan hizo un trabajo tan bueno que francamente no imagino cómo podría haber una más, por lo menos no con la familia Lambert pero es un tema que se puede explotar mucho más.

La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

martes, 15 de octubre de 2013

Ingredientes para una buena comedia


Comer es uno de los mayores placeres de la vida y no me refiero simplemente a saciar nuestro apetito o satisfacer un antojo sino a degustar lentamente un delicioso manjar cuyo sabor parece transportarnos a otro mundo. No es una exageración, por lo menos no para mí, un platillo exquisito puede ponerme de buen humor e incluso desestresarme, de la misma manera en que una comida sin sabor o mal preparada puede arruinar mi día.
No estoy obsesionada con la comida pero reconozco que me encanta probar todo tipo de platillos y disfruto enormemente planear salidas a mis restaurantes favoritos. Casi envidio a las personas cuyo trabajo es precisamente comer en todo tipo de restaurantes porque escriben reseñas en alguna revista o certifican la calidad de los centros de consumo. Asumo que deben deleitarse con su trabajo pero quizás al hacerlo por obligación no resulte tan divertido después de todo.

No creo que yo hubiera podido trabajar en algo así, por lo menos no en lo que a otorgar calificaciones respecta porque hasta la fecha no he encontrado alimento que me rehúse a comer, soy de esas personas que comen de todo. No sé si se considere una cualidad pero ese aspecto de mí debo agradecérselo a mi padre. Él siempre decía que “aquel que no se atreve siquiera a probar un platillo para decidir si le gusta o no, no sabe comer”.
Tenía razón, a través de los años me he topado con personas que dicen que cierto alimento no les gusta simplemente por su aspecto, por su procedencia o porque nunca lo habían visto. Estas personas se pierden de una nueva experiencia por temor o inseguridad ¿qué importa si les gusta o no? Lo importante es probarlo y si no es de su agrado no tienen por qué volver a consumirlo. Por lo menos lo habrán intentado y no tendrán que conformarse con lo que otras personas les cuenten.

En mi caso suelo olvidar si algún alimento no me gustó del todo y vuelvo a comerlo si se presenta la oportunidad. Cada cierto tiempo me encuentro en alguna situación en que se ofrece queso azul como botana o complemento y en cada una lo consumo y recuerdo que su sabor no es de mis preferidos. Aun así, si el día de mañana alguien vuelve a ofrecérmelo, volveré a comerlo con la esperanza de que algún día me guste. Quizás sea necedad pero me rehúso a ser el tipo de persona que se queja de la comida.
Me encanta ver en televisión los programas sobre Chefs que compiten entre sí para preparar los platillos más ingeniosos y deliciosos. El grado de concentración que emplean y la complejidad de la preparación de sus platillos me asombran. Sobre todo porque no soy el tipo de persona que puede pasar horas en la cocina, no me atrae la idea de estar todo el día cortando, hirviendo, guisando, gratinando, etc. Me gusta la comida pero me gusta más cuando la prepara alguien más.

De acuerdo a mis habilidades culinarias y mi estilo de vida, cualquier platillo que al prepararse tome más tiempo que lo que dura un corte comercial ya tardó demasiado. Claro que tengo que cocinar de vez en cuando pero prefiero dejar todo listo para simplemente recalentar entre semana. Es aquí donde agradezco ser alguien que come de todo, si no, mi vida sería muy difícil ya que no puedo darme el lujo de desayunar, comer y cenar fuera todos los días. Saboreo igual un sándwich que un plato gourmet.
Se puede preparar comida siguiendo cualquier receta pero hace falta mucho más para ser un chef, no se trata sólo de los conocimientos. Hay personas que nacen con un don, un sazón muy personal que, aunado a su creatividad, los lleva a combinar ingredientes y transformar alimentos comunes en platillos extraordinarios. Un verdadero chef es aquel que tiene una visión y que busca perfeccionar su arte culinario.

La comedia francesa El Chef cuenta la historia de Jacky, un apasionado aspirante a chef que se rehúsa a comprometer su visión. Jacky es incapaz de conservar sus empleos debido a su peculiar visión culinaria y su molesta inflexibilidad. Las circunstancias lo llevan a conocer a Alexander Lagarde, interpretado por el talentoso Jean Reno, un reconocido chef en busca de inspiración para un nuevo menú.
Jacky es un gran admirador de Lagarde y acepta de inmediato una propuesta de trabajo de su parte. La singular personalidad de Jackie en contraparte con la seriedad y profesionalismo de Lagarde crea todo tipo de situaciones divertidas. La trama se complica cuando el dueño del restaurante en el que trabajan tiene intereses para los que le conviene que el nuevo menú de Lagarde sea un fracaso.

Jacky y Lagarde traman todo tipo de planes y contratan ayudantes para crear el menú que les permita conservar sus empleos. La trama es buena y entretenida aunque quizás pudieron haber explotado más a los personajes y hacerlos más cómicos. Hay un par de escenas que pueden hacer llorar de risa a cualquiera pero el resto de la película transcurre tranquilamente.
Las comedias francesas son más sutiles que las norteamericanas pero no por eso son menos divertidas. Manejan un sentido del humor fino e inteligente que algunos pueden perderse un poco en la traducción. Esta película no tuvo ese problema pero he visto mejores como Se renta esposa y Usted es muy guapo. El Chef es una comedia entretenida con personajes carismáticos que pudo ser mucho más pero se quedó en una bonita película ideal para pasar el rato.

Jean Reno es un gran actor y aunque sea por él vale la pena ver esta película aunque hay que reconocer que Michaël Youn está a la altura de Reno al interpretar convincentemente al obstinado y talentoso chef, Jacky. Te chuparás los dedos de gusto después de ver esta deliciosa comedia.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

lunes, 7 de octubre de 2013

El futuro a la vuelta de la esquina


Todo parece indicar que mientras más se desarrolla la tecnología más obscura se vuelve la visión de nuestro futuro. En las viejas películas en blanco y negro nos mostraban un futuro donde aparentemente lo peor era la horrible vestimenta plateada y los ridículos peinados altos con todo tipo de decoraciones extrañas. Incluso veíamos a extraterrestres y terrestres conviviendo tranquilamente y los viajes espaciales estaban al alcance de todos.

Los Supersónicos prometían un divertido mundo dónde se manejaban vehículos voladores, hasta los niños utilizaban jetpacks para evitarse la molestia de caminar, incluso las cortas distancias se realizaban sobre bandas transportadoras. Para tener comida sobre la mesa bastaba con apretar unos cuantos botones en una máquina y de manera instantánea la familia podía degustar deliciosos platillos. La fiel e incansable Robotina se encargaba de todas las labores domésticas, un futuro atractivo para cualquiera.
Sí, todo parecía indicar que el futuro sólo traería prosperidad y las complicaciones de la vida cotidiana se reducirían considerablemente. Pero en algún momento esta prometedora visión de un mundo color de rosa cambió drásticamente y el futuro comenzó a mostrarse amenazador. En Cuando el destino nos alcance vimos que en el año 2022 nos veríamos obligados a comer humanos procesados debido a la escasez de alimentos. En Mad Max vimos a la sociedad desmoronándose mientras peligrosos pandilleros se dedicaban a crear caos.

Terminator nos advirtió sobre la excesiva dependencia en la tecnología y el control total que las máquinas tendrán eventualmente sobre la raza humana. Incluso Wall-E de Pixar pinta un deprimente futuro para el planeta tierra y los gordos humanos que desperdician sus vidas al tener todas sus necesidades atendidas sin mover un solo dedo.
Esta tendencia pesimista no se debe a que lo deprimente sea más lucrativo en el cine sino a que todo parece indicar que realmente nos espera un futuro con más calamidades que comodidades. La población mundial crece rápidamente y todos los avances en la medicina permiten que las personas vivamos más años creando un desequilibrio dañino para el planeta. El consumismo desmedido, el abuso de los recursos naturales, el que las empresas antepongan sus intereses económicos al bienestar de la humanidad, todo esto y mucho más parece indicar que estas películas no son fatalistas sino realistas.

No quiero decir que todo esté perdido pero en un mundo donde los pobres son cada vez más pobres y los ricos son cada vez más ricos es lógico asumir que nuestro futuro sea más parecido al que describen en El vengador del futuro que el de Los Supersónicos. No tenemos que especular mucho, hoy en día podemos observar situaciones que parecen salidas de cualquier película del futuro post-apocalíptico que muestran claramente las tendencias de la existencia humana en un futuro no muy lejano.
Elysium, película de ciencia ficción protagonizada por Matt Damon, nos presenta una visión creíble y bien estructurada de nuestro posible futuro. Este largometraje, escrito y dirigido por Neill Blomkamp, transcurre en el año 2154 y la raza humana se divide sólo en dos clases sociales: ricos y pobres. Los millonarios, como era de esperarse, gozan de todos los privilegios y se dan el lujo de vivir en una estación espacial llamada Elysium.

Este lugar cuenta con todo lo necesario para llevar un hedonista estilo de vida, incluso la mortalidad se ha erradicado en Elysium ya que cada hogar cuenta con su propia Med-Pod, una especie de cabina que puede curar cualquier problema médico alargando la vida humana indefinidamente. Los pobres tienen que conformarse con vivir en un planeta tierra destrozado, sobrepoblado y deprimente.
La clase baja sueña con vivir algún día en Elysium pero saben que sus probabilidades son nulas al no contar con ingresos suficientes, incluso hay quienes roban naves y códigos e intentan ingresar ilegalmente a la lujosa estación pero Jodie Foster, secretaria de defensa, siempre se encarga de que quede claro que jamás serán bien recibidos en Elysium. Hacía mucho que no veíamos a Foster en un papel como este que nos recuerda que es una gran actriz.

Damon interpreta a Max, un trabajador de una fábrica de robots a quien las circunstancias lo llevan a aliarse con un contrabandista que le promete llevarlo a Elysium a cambio de que le ayude a robar información muy valiosa. Damon logra que el espectador se identifique con Max y que lo anime a cada paso que da. La película es emocionante de principio a fin y entre persecuciones, disparos, traiciones e injusticias, lo único que queremos es que Max llegue a Elysium, así de bueno es su personaje.
Como en toda película siempre hay aspectos un tanto predecibles, situaciones trilladas, personajes típicos e incluso uno que otro diálogo pero debo reconocer que Elysium es una gran película, tanto Damon como Foster cautivan con sus brillantes interpretaciones. No se necesita ser fan de la ciencia ficción para disfrutar este filme ya que su director ni siquiera lo considera perteneciente a este género, de ahí que la película se promociona con la frase “El futuro es ahora”.

Las situaciones que vemos en esta película, los personajes, la trama, la mentalidad, no son típicos de la ciencia ficción. Los sucesos en ella son resultado de la progresión lógica de los eventos de hoy en día. Para allá vamos viendo el estado en que se encuentra el mundo hoy en día, la manera en que vivimos y pensamos, el desarrollo de la tecnología y la pérdida progresiva de los valores.
Confío en que estamos a tiempo de recapacitar en muchos aspectos y que podemos salvarnos de un futuro al estilo de Mad Max o Terminator. No aspiro a tener un mundo futurista como el de Los Supersónicos pero me conformaría con algo parecido al de Futurama. Mientras el futuro llega, les recomiendo que no se pierdan Elysium, será un tiempo bien invertido.

La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Más rápido, más furioso, más entregas


Todos tenemos placeres culposos y entre los muchos que yo tengo se encuentran las películas que entretienen sin mucho esfuerzo, las que cautivan sin necesidad de guiones brillantes, actuaciones magistrales o premios de dirección. No muchos se atreverían a admitirlo pero yo no tengo reparo en decir que soy fan de la saga Rápido y Furioso. La primera la vi por default, tenía ganas de ir al cine y era la única cuyo horario se ajustaba a mis tiempos. No esperaba mucho de una película acerca de un joven policía que se infiltra en el mundo de las carreras ilegales. Asumí que todo sería persecuciones, disparos y peleas para disputarse el puesto de macho alfa.
Paul Walker intentó dejar atrás su imagen de niño bonito interpretando a Brian, el infiltrado que termina enamorándose no sólo de la hermana de Dom, interpretado por Vin Diesel, uno de los delincuentes que investiga, sino del mundo de las carreras de autos. A pesar de que la trama es bastante predecible y los personajes trillados es innegable que esta película tiene cierto encanto. No lo digo sólo por los chicos guapos que manejan autos impresionantes sino que nos muestra una trama amena, sin complicaciones. Sus personajes, aunque estereotipos, son presentados de manera honesta y sin pretensiones.

En Más rápido y más furioso 2 tenemos nuevamente a Brian, a quien inexplicablemente lo contratan nuevamente para una misión encubierta después de que frustró la investigación más importante que le habían asignado y que dejó escapar a un criminal. Incluso le permiten elegir a su compañero y no tienen problema en que sea su amigo de la infancia, quien cabe mencionar que es un criminal. No tiene mucho sentido pero ese es uno de los muchos atractivos de esta saga, no todo debe tener lógica y Tyrese Gibson es una gran contraparte para Walker ya que Diesel no quiso participar en esta secuela.
En Rápido y Furioso 3: Reto Tokio nos dan un respiro de Brian y nos presentan a Shaun, un chico solitario que se ve obligado a dejar su país ante la amenaza de ser encarcelado por su afición a las carreras ilegales. Al más puro estilo de esta saga, convenientemente se va a vivir a Japón, cuna de los autos modificados. Con esta película aprendimos el término “drift” (arrastre), técnica con la que se maneja a gran velocidad sorteando curvas cerradas. Esto dio una nueva dimensión a las carreras de autos, una no muy profunda pero sí entretenida. Un plus es ver a Dom hacia el final de la película.

Rápido y Furioso 4 reúne al elenco original con una trama cargada de testosterona en la que el duelo de egos prevalece. La justificación para que Brian y Dom trabajen juntos nuevamente parece un tanto forzada pero por lo menos regresó Diesel tras darse cuenta que esta saga es un buen negocio. Rápido y Furioso 5 Sin Control bien podría pasar sin pena ni gloria pero la inclusión de Dwayne Johnson fue un gran acierto al crear un personaje que encaja a la perfección con el resto del elenco.
Rápido y Furioso 6 conecta a todas las entregas no sólo por el elenco sino por una escena final post-créditos que revela la conexión con Reto Tokio. Aquí vemos a todo el equipo disperso por todo el mundo disfrutando del éxito de sus fechorías. No debemos olvidar que nuestros héroes se dedican a actividades ilegales y que, de alguna manera, el público los adora por eso. Nuevamente hay una razón bastante debatible para reunirlos a todos pero es más que suficiente para esta secuela.

El agente Hobbs, interpretado por Johnson, necesita ayuda con un caso y solicita la ayuda de Dom. Para convencerlo le revela que Letty, su novia supuestamente fallecida en la cuarta parte, está viva y que sólo ayudándolo podrá encontrarla. La manera en que reviven a este personaje parece sacada de cualquier telenovela en la que la realidad tiene poca relevancia pero es suficiente para que nos la creamos.
Esta película tiene todo lo que atrae de las 5 entregas anteriores: velocidad, testosterona al por mayor, intriga, planes complicados con poco margen de error, traiciones y lealtades. Tyrese Gibson hace un gran papel y Ludacris finalmente demuestra la importancia de su personaje.

Todo el elenco se ha conservado bien y no hay gran diferencia desde que esta saga comenzó hace más de 10 años. La única que ha cambiado es Michelle Rodríguez, quizás se hizo cirugía plástica o al menos espero que así haya sido porque a nadie le cambiaría tanto la cara sin que le metieran un bisturí a menos que sufriera algún desorden. No es que se vea mal pero su rostro antiguo funcionaba para el personaje de la chica ruda que enamoró a Dom.
En 2014 estaremos viendo la séptima entrega de Rápido y Furioso que recicla la trama de “el hermano del criminal fallecido busca a los culpables para vengar su muerte” para justificar nuevamente la reunión del equipo. Debido a que nunca se pueden tener demasiados hombres rudos en estas películas se unen al elenco Jason Statham y Djimon Hounsou y se rumora que también Kurt Russell.

La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

¡Larga vida a la reina!


Sería imposible elegir un solo género musical para que fuera el soundtrack de mi vida. Crecí escuchando diversos tipos de música, no sólo de la generación de mis padres sino la que mis hermanos escuchaban. Siempre tuvimos la libertad de expresar nuestros diferentes gustos e incluso se nos alentaba a encontrar nuestra identidad a través de cualquier expresión artística que se nos ocurriera. Las diferentes personalidades de cada hermano eran obvias, y cada vez más marcadas, según nuestros gustos musicales.
Mientras mi hermano escuchaba música clásica y rock pop, mi hermana se inclinaba más hacia el pop y las baladas. Yo no tardé en descubrir el Hard Rock y Heavy Metal pero nunca dejé de lado los géneros que mis hermanos escuchaban. En ocasiones fui altamente criticada por mis gustos musicales que eran considerados, por personas de mente estrecha, basura. Lo que para algunos eran sólo sonidos sin sentido y estruendo que podía dejar sordo a cualquiera para mí era la expresión del sentir de alguien con quien yo me identificaba.

Fui afortunada al crecer en un ambiente musical ecléctico porque aprendí que la música no se clasifica en vieja o nueva sino en buena o mala. Así como hay composiciones de hace siglos que dejan bastante que desear también hay maravillosas piezas clásicas que jamás dejarán de conmover a nuevas generaciones. De igual manera, hay intérpretes contemporáneos de pop, rock, rap, soul, etc. que son verdaderas artistas que se convertirán en clásicos y otros tantos que, por no encontrar otra manera mejor de decirlo, apestan.
Antes se requería verdadero talento, dedicación e ingenio para llamar la atención del público, después posicionarse y finalmente consolidarse como artistas pero ahora cualquiera puede ser la sensación del momento gracias a Youtube. El mejor ejemplo es Justin Bieber, no soy fan de su música y fuera de su éxito “Baby” no podría mencionar otra de sus canciones. No quiero ser dura con él, quizás realmente tenga talento pero su música no creo que trascienda, es difícil imaginar que dentro de unos años sus canciones sigan vigentes, es más probable que terminen como jingles para cereales o algún otro producto inofensivo.

La culpa no es del pobre Bieber sino de sus manejadores, él es sólo un adolescente que no ha llevado una vida normal ya que todos a su alrededor lo adulan mientras intentan disimular el signo de dólares en sus ojos. Su comportamiento ha pasado de molesto a potencialmente peligroso en poco tiempo pero era de esperarse en un ambiente tan dañino. Millones de jovencitas lo adoran y se vuelven histéricas al verlo porque no conocen algo mejor pero en unos años, cuando maduren y hayan tenido oportunidad de vivir realmente espero tengan el suficiente sentido del humor para reírse de su absurdo comportamiento de juventud.
No las estoy juzgando, admito que yo también idolatraba a muchos artistas y gritaba histérica en sus conciertos pero jamás se me hubiera ocurrido amenazar con mutilarme o suicidarme si algo les pasaba, como es el caso con las “believers”. Yo ni siquiera había nacido cuando fallecieron Jim Morrison, Janis Joplin y Jimmy Hendrix pero comprendo el impacto que sus muertes tuvieron no sólo en sus fans sino en la cultura pop.

Era demasiado niña para comprender el gran vació que dejó Lennon cuando lo asesinaron pero a mi corta edad ya era fan de The Beatles. Me deprimí con el suicidio de Kurt Cobain pero no me sorprendió y cuando leí el encabezado que decía que Jani Lane, vocalista de Warrant, había sido encontrado muerto, demoré unos segundos antes de leer el resto de la nota. Sobra decir que nunca lo conocí y no me entristecí directamente por él sino por lo que representaba: el fin de mi adolescencia. Lane falleció hace un par de años, mi adolescencia quedó atrás hace mucho más que eso pero por más absurdo que parezca, su muerte lo hacía parecer oficial.
El rock ha sufrido cuantiosas y dolorosas pérdidas pero quizás una de las más importantes ha sido Freddie Mercury, vocalista de Queen. Este brillante compositor poseía una de las mejores voces de todos los tiempos. Con su gran personalidad y carisma era capaz de cautivar a cualquiera. Su talento no tenía límites, tuvo un entrenamiento musical clásico y su creatividad sólo aumentaba con el tiempo. Mercury no era producto de la mercadotecnia ni un “one-hit wonder”, Freddie fue el prototipo perfecto del artista que nació para compartir su talento con el mundo.

La música de Queen traspasa fronteras y generaciones, los integrantes de la banda siguen llenando estadios a pesar de que su vocalista fue arrebatado de los escenarios al fallecer de bronconeumonía complicada por el Sida que padecía. Sus canciones son favoritas entre chicos y grandes, son temas de películas e himnos personales. Desde “We are the champions” en los eventos deportivos hasta “Bohemian Rhapsody” cuando la ocasión amerita cantar a todo pulmón, la mayoría hemos entonado esos y muchos otros de sus temas a lo largo de nuestras vidas.
Se han hecho innumerables presentaciones de orquestas filarmónicas interpretando la música de Queen y esta propuesta sólo amplifica la majestuosidad que sus canciones poseen sin necesidad de acompañamientos. La Filarmónica de Acapulco en colaboración con el Quinteto Britania presentó Queen Manía con un ambicioso programa de 16 de algunas de las canciones más conocidas del grupo.

Siento decir que salí un poco decepcionada del evento, algunos de los arreglos fueron perfectos pero otros no lograron mostrar el poderío de las canciones. Me quedé con las ganas de escuchar ciertas canciones pero era imposible no decepcionar a alguien al contar con espacio para sólo 16 piezas. El vocalista del Quinteto Britania parece haber entrado frío o tardó en tomar confianza porque las primeras canciones fueron un desastre en lo que a voces se refiere. La grandiosidad de la interpretación de la filarmónica se perdía entre el estruendo del público que insistía en cantar con todas sus fuerzas como si estuviera en un concierto de rock.
Tras el intermedio el vocalista finalmente dio todo de sí y las canciones se escucharon mucho mejor. El guitarrista se lució en los solos, sobre todo cuando bajó del escenario y nos visitó a los que estábamos sentados en la parte superior del auditorio. Su magistral interpretación aumentó su valor al doble por tener el detalle de tocar su instrumento entre las personas que abarrotábamos el lugar.

Hubo un gran ambiente durante todo el concierto y las fallas de interpretación se compensaron con el talento y la actitud de los músicos. Quedó claro que el personal artístico disfrutó interpretar la música de Queen tanto como el público disfrutó escucharlos.
La imagen utilizada es propiedad de los organizadores del evento.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Una bonita maldición


El antiguo Egipto tiene un encanto muy especial, faraones, pirámides, momias, es difícil no dejarse cautivar por la historia y la cultura de esta gran civilización. Los suntuosos palacios con todos los lujos que los miembros de la realeza pudieran necesitar, los trabajadores que piedra a piedra construían las impresionantes pirámides, los muros cubiertos con jeroglíficos, las hermosas representaciones de sus dioses, la majestuosidad de sus esculturas, el delicado proceso de embalsamamiento y sus creencias en el más allá son sólo una pequeña muestra de lo que fue el antiguo Egipto.
Los descubrimientos arqueológicos nos han revelado mucho sobre sus habitantes, sus costumbres y su turbulenta historia pero debe haber mucho más por descubrir. Es imposible empezar a comprender todo lo que desconocemos sobre Egipto. Se dice que la historia es de quién la escribe y Egipto no es la excepción. Los faraones borraban todo vestigio de la existencia de aquellos hombres que se atrevían a desafiarlos o deshonrarlos. Si no les convenía dejar constancia de algún episodio penoso también lo eliminaban y no me refiero a que quemaban sus papiros o rompían sus tabletas sino a que quitaban con cinceles los nombres de los muros y de las columnas de las edificaciones.

Sus creencias en maldiciones no fueron suficientes para asustar a los saqueadores de tumbas que han dificultado el proceso de identificación de dinastías y familias pero este desorden en los lugares de descanso no es algo nuevo. Incluso en épocas antiguas había quienes vendían las tumbas con sus parientes muertos dentro de ellas. Al siguiente cadáver no le importaba tener un compañero de cuarto siempre y cuando contara con todo lo necesario para su travesía al más allá.
Los egiptólogos dedican toda su vida a develar cuantos misterios puedan sobre esta civilización pero gran parte de su historia quizás permanezca siempre oculta. Los vestigios arqueológicos nos dicen mucho pero también hemos aprendido a llenar los huecos con un poco de imaginación como es el caso de los autores que se han tomado ciertas licencias creativas para sus libros.

He leído varias novelas históricas situadas en el antiguo Egipto y todas abundan en detalles sobre la vida cotidiana y reflejan la mentalidad que deben haber tenido las personas de esas épocas. Es lo mismo que esperaba encontrar en La Maldición de Ra, escrito por Naguib Mahfuz pero no fue así. Creí que por tratarse de un autor egipcio me sentiría transportada a orillas del Nilo y me parecería casi percibir el aroma a dátiles y especias pero estaba equivocada.
Mahfuz escribió esta corta novela casi como si fuera cualquier relato contemporáneo. No detalla el entorno ni las vestimentas ni las costumbres, sus personajes fácilmente pueden pertenecer a cualquier época y lugar, sólo habría que cambiar unos cuantos detalles pero no por eso la historia es mala. La Maldición de Ra se centra en la predicción de un adivino que le advierte a Keops, el gobernante de Egipto, que el siguiente rey acaba de nacer en otra familia que no es la real.

Al parecer en la antigüedad era común que a los dirigentes les hicieran advertencias similares que los impulsaba a salir corriendo a matar a los recién nacidos que amenazaban con terminar sus reinados. Así que Keops partió a desafiar al destino y asegurarle el trono a su hijo. Aquí comienzan una serie de afortunadas y desafortunadas circunstancias que acomodan las vidas de todos de manera que la predicción se haga realidad.
La premisa es muy buena y los engaños, envidias, mentiras e incluso la suerte prometían una trama llena de intriga pero la visión de Mahfuz claramente era otra. Hay varias muertes, pérdidas significativas y sucesos que debieran ser traumáticos pero nada parece alterar en gran medida a los personajes, quizás en esa época estaban acostumbrados a las tragedias o el autor creyó que el drama no tenía cabida en la trama.

A excepción del faraón al principio del libro, los personajes de Mahfuz se conformaban tan fácilmente con las cartas que la vida les entregaba que nada parecía realmente alterarlos. Hubo un momento en el relato que me pareció salido de una comedia de situación de televisión, casi me parecía visualizar a los personajes con sus rostros congelados en una sonrisa mientras salían los créditos.
Conforme avanzaba en la lectura seguía esperando que todo saliera mal, que el caos comenzara pero todo parecía transcurrir tranquilamente. Cuando faltaban pocas páginas para terminar supe que la intención de Mahfuz fue crear un libro sencillo, de fácil lectura y que transmitiera un mensaje muy claro. La Maldición de Ra trata sobre el destino, el honor, la familia y salir adelante con principios, no hay nada de maldito en su relato.

Este libro tiene una inocencia hermosa que no esperé de una historia que comienza con la intención de asesinar a un bebé. Me hubiera gustado encontrar más descripciones sobre la vida en la época de los faraones pero me conformo con las generalidades que el autor nos da sobre las vidas de los trabajadores, las opciones de carreras que existían para los jóvenes egipcios y la inocente manera en que cortejaban a las mujeres. Es un bonito relato pero prefiero historias sobre faraones que azotan a esclavos que después se rebelan contra ellos o algo por el estilo que resulte en una emocionante novela.
La imagen utilizada es propiedad de la Editorial.