Sin importar cuánto sufra el protagonista de la historia, siempre tendrá su final feliz. Princesas, caballeros, magos, hadas madrinas, animales que hablan y objetos que cobran vida son sólo algunos de los personajes comunes en estos cuentos con los que el lector puede identificarse. Los protagonistas viven en castillos o en modestas casitas y atraviesan reinos majestuosos o bosques encantados y encuentran en su camino enemigos temibles y aliados valiosos.
A través de los cuentos de hadas los pequeños aprenden sobre el amor, la amistad y que deben luchar por sus sueños porque éstos se vuelven realidad. Hasta aquí todo está bien, resulta difícil creer que pueda encontrarse algo objetable en ellos pero, en un mundo en que todo parece estar a un paso de ser “políticamente incorrecto” ni los cuentos infantiles se salvan.
Las hermosas princesas que son rescatadas por el príncipe azul ahora son estereotipos de mujeres sumisas, sin profesiones ni deseos de superación que simplemente están a la espera de que un hombre se case con ellas. Los apuestos y valientes príncipes son hombres machistas que consideran a la mujer como mera posesión y por el simple hecho de desposarla tendrán derecho de controlar el resto de su vida.
Parece un tanto descabellado pero en realidad hay quienes consideran que los cuentos de hadas perpetúan estereotipos negativos y anticuados que no tienen cabida en el siglo XXI. Estoy de acuerdo en que las mujeres no debemos esperar a un hombre que nos rescate ni tenemos por qué aspirar sólo a casarnos y tener hijos pero el afirmar que los cuentos con los que tantas generaciones hemos crecido implantan ideas erróneas en nuestras cabezas me parece absurdo.
Conforme crecemos vamos desarrollando nuestra personalidad, definiendo convicciones y preferencias, nos apasionamos con diferentes temas y elegimos nuestro propio camino. El creer que todas las mujeres nos comportaremos cómo damiselas indefensas, por no decir inútiles, simplemente porque así son las princesas de los cuentos es darnos muy poco crédito como seres humanos.
En mi opinión, las princesas han sido juzgadas injustamente. Al igual que una adolescente hoy en día se escabulle de casa de sus padres para ir a bailar, Cenicienta se arriesgó para ir a la gran fiesta en el palacio. Blancanieves dejó su casa, dejando de lado el detalle de que tuvo que hacerlo porque su madrastra mandó asesinarla, y vivía con siete hombres sin importar lo que se pudiera pensar de ella. El espíritu aventurero de La Bella Durmiente fue lo que la hizo caer en un profundo sueño y, admitámoslo, todos hemos cometido errores, sólo que ninguno que nos haya hecho dormir durante años.
Hoy en día las adaptaciones que se han hecho de estos cuentos y personajes rescatan las características positivas y agregan otras tantas que hacen imposible tacharlos de misóginos. Programas de televisión como Once upon a time y Grimm nos muestran a mujeres y hombres en igualdad de condiciones, para bien y para mal. Caperucita y Blancanieves son algunas de las figuras femeninas de cuentos que han aparecido en la pantalla grande como mujeres fuertes y valientes que pondrían a temblar a cualquiera.
Los seres indefensos de los cuentos no son sólo mujeres, todos sabemos la historia de los hermanitos que, atraídos por una casa hecha de dulces, cayeron en las garras de una espeluznante bruja. Afortunadamente mataron a la bruja y escaparon pero nadie pudo haber imaginado que años después se convertirían en intrépidos cazadores de brujas con sofisticadas armas y asombrosas habilidades de combate que viajan de pueblo en pueblo eliminando a estas viles criaturas.
Jeremy Renner y Gemma Arterton son los protagonistas de Hansel y Gretel: Cazadores de brujas. La emocionante película que demuestra que un trauma infantil puede convertirse en una lucrativa profesión. La trama no es la más original que he visto pero las escenas de acción y la presencia de Famke Janssen justifican ir a verla al cine. Seguramente los puristas no aceptarán el giro en la historia pero los que gustan de escuchar un buen cuento de hadas quedarán satisfechos con este largometraje.
Gran ambientación, buenas actuaciones y brujas para todos los gustos son algunos de los elementos que hacen a esta película más que palomera. La clasificación advierte que no es apta para menores y quizás para alguno que otro adulto con estómago débil.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.
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