La novela romántica es uno de los géneros más populares
y también de los más subestimados del mundo literario. Los más cínicos creen
que esta lectura es la preferida de mujeres solitarias que buscan escapar de su
vida cotidiana a través de las fantasías que se encuentran entre sus páginas
pero este género es mucho más que historias de romance, si se dieran la
oportunidad de leer un par de estos libros seguramente también terminarían
enganchados.
Aquellos que nunca han leído este género asumen que estas
novelas son sólo “soft porn” para mujeres y que los hombres que las
protagonizan son estereotipos de caballeros de brillantes armaduras con cuerpos
perfectos y que darían su vida por la mujer que aman. Lo reconozco, algunos son
así pero las grandes novelas románticas son aquellas que van más allá y que no
sólo se centran en la pasión carnal entre amantes sino que también cuentan
grandes historias.
Una gran mayoría de estas novelas se sitúan en siglos
pasados, ya sea por los caballeros, los vestidos largos o simplemente porque es
muy diferente a la vida hoy en día, pero parecen épocas más románticas y por lo
tanto ideales para este género aunque hay muchas historias contemporáneas que
no pierden su encanto sólo por situarse en este siglo. De igual manera he leído
muchas novelas románticas que, más que hacerme suspirar y desear vivir en esos
tiempos, me conformaría con regresar en el tiempo una media hora para evitar
comenzar a leerlas siquiera.
Este género es más difícil de lo que parece, no se
trata sólo de encontrar cuantos eufemismos sea posible para referirse a las
partes íntimas y al acto sexual. La “pulsante virilidad” de un hombre y la
“aterciopelada humedad” de una mujer no son todo lo que se necesita para
recrear una buena escena de sexo. He leído novelas en que se ha intentado dejar
de lado este estilo y parece que estuviera leyendo una fría lección de anatomía
y en ocasiones han abusado tanto de este recurso que ni siquiera sabemos si la
acción ya empezó o está por terminar.
Mi autora favorita de este género, indiscutiblemente,
es Amanda Quick, no recuerdo cual fue el primero de sus libros que leí pero me
convertí inmediatamente en su fiel seguidora. Quick estudia a profundidad la
época y las situaciones en que pone a sus protagonistas para transportar al
lector al mundo que crea en sus libros. El tipo de vestimenta, la situación
política, la arquitectura de las edificaciones e incluso los sucesos notables
de la época, Amanda se preocupa por cuidar hasta el último detalle para que sus
fans podamos sumergirnos por completo en la historia.
La genialidad de Quick no termina allí, sus heroínas no
son las típicas damiselas en peligro incapaces de valerse por sí mismas que ni
siquiera lo intentan porque saben que llegara un hombre fuerte a rescatarlas.
Las protagonistas de sus novelas son mujeres valientes, inteligentes, capaces,
independientes, fuertes y aventureras. Cada una de sus heroínas posee una
habilidad especial que es indispensable para el desarrollo de la historia.
Todas son hermosas a su manera, no son bellezas clásicas, por el contrario,
siempre tienen algún rasgo que las separa del resto, que las hace humanas, en
pocas palabras, son heroínas creíbles.
Todas estas singulares protagonistas requieren
contrapartes igual de excepcionales y así son los héroes que se enamoran de
ellas. Todos ellos son hombres inteligentes, varoniles y lo suficientemente
seguros de sí mismos como para amar a mujeres que no se ajustan a los
convencionalismos de la época. Estos galanes son hombres adelantados a su
tiempo que, en lugar de temer a las mujeres independientes, las admiran y se
enamoran de ellas. Es imposible no caer rendida ante estos protagonistas y sus
aventuras.
El
veneno perfecto es uno de los libros de la serie Sociedad Arcana de Amanda Quick. Cada
uno puede leerse por separado ya que son historias independientes pero tienen
en común a la Sociedad, una antigua organización secreta dedicada al estudio de
lo paranormal. Este libro es emocionante de principio a fin, desde que
conocemos a la protagonista, Lucinda Bromley, una mujer rechazada por la
sociedad londinense bajo sospecha de haber envenenado a su prometido tiempo
atrás, sabemos que será una clásica novela Quick. Como las grandes aventuras
nunca pueden faltar en sus obras, no tarda en surgir el conflicto que lleva a
Lucinda a contratar a Caleb Jones, un investigador con habilidades psíquicas,
para que le ayude a esclarecer un reciente asesinato que podría señalarla a
ella como la culpable.
Los amplios conocimientos de Lucinda sobre los usos
medicinales de las plantas también la hacen experta en todo tipo de venenos y
por ello resulta invaluable en la investigación que Jones debe llevar a cabo.
Lucinda, como típica protagonista de Quick, insiste en ser parte de la investigación
exponiéndose a todo tipo de peligros mientras realiza importantes
descubrimientos.
La atracción entre los protagonistas es inmediata pero
la tensión sexual crece página tras página a través de ingeniosos diálogos que
son sin duda, un duelo de inteligencia entre ambos. Caleb no es un hombre al
que se le pueda provocar fácilmente, está acostumbrado a trabajar solo y a no
mostrar sus emociones y Lucinda es una mujer independiente que nunca se calla
sus opiniones y que no se deja impresionar por cualquiera. Una explosiva
combinación que predice un apasionado romance.
Amanda Quick siempre ha manejado magistralmente la
novela romántica histórica pero el elemento sobrenatural en El veneno perfecto crea el escenario
perfecto para el romance y las aventuras de sus protagonistas. El pasado de la Sociedad Arcana es revelado en las
novelas históricas de Amanda Quick, el presente lo podemos encontrar en sus
escritos contemporáneos bajo el pseudónimo Jayne Ann Krentz y su evolución en
las novelas futuristas escritas como Jayne Castle.
La imagen utilizada es propiedad de la Editorial.
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