lunes, 7 de octubre de 2013

El futuro a la vuelta de la esquina


Todo parece indicar que mientras más se desarrolla la tecnología más obscura se vuelve la visión de nuestro futuro. En las viejas películas en blanco y negro nos mostraban un futuro donde aparentemente lo peor era la horrible vestimenta plateada y los ridículos peinados altos con todo tipo de decoraciones extrañas. Incluso veíamos a extraterrestres y terrestres conviviendo tranquilamente y los viajes espaciales estaban al alcance de todos.

Los Supersónicos prometían un divertido mundo dónde se manejaban vehículos voladores, hasta los niños utilizaban jetpacks para evitarse la molestia de caminar, incluso las cortas distancias se realizaban sobre bandas transportadoras. Para tener comida sobre la mesa bastaba con apretar unos cuantos botones en una máquina y de manera instantánea la familia podía degustar deliciosos platillos. La fiel e incansable Robotina se encargaba de todas las labores domésticas, un futuro atractivo para cualquiera.
Sí, todo parecía indicar que el futuro sólo traería prosperidad y las complicaciones de la vida cotidiana se reducirían considerablemente. Pero en algún momento esta prometedora visión de un mundo color de rosa cambió drásticamente y el futuro comenzó a mostrarse amenazador. En Cuando el destino nos alcance vimos que en el año 2022 nos veríamos obligados a comer humanos procesados debido a la escasez de alimentos. En Mad Max vimos a la sociedad desmoronándose mientras peligrosos pandilleros se dedicaban a crear caos.

Terminator nos advirtió sobre la excesiva dependencia en la tecnología y el control total que las máquinas tendrán eventualmente sobre la raza humana. Incluso Wall-E de Pixar pinta un deprimente futuro para el planeta tierra y los gordos humanos que desperdician sus vidas al tener todas sus necesidades atendidas sin mover un solo dedo.
Esta tendencia pesimista no se debe a que lo deprimente sea más lucrativo en el cine sino a que todo parece indicar que realmente nos espera un futuro con más calamidades que comodidades. La población mundial crece rápidamente y todos los avances en la medicina permiten que las personas vivamos más años creando un desequilibrio dañino para el planeta. El consumismo desmedido, el abuso de los recursos naturales, el que las empresas antepongan sus intereses económicos al bienestar de la humanidad, todo esto y mucho más parece indicar que estas películas no son fatalistas sino realistas.

No quiero decir que todo esté perdido pero en un mundo donde los pobres son cada vez más pobres y los ricos son cada vez más ricos es lógico asumir que nuestro futuro sea más parecido al que describen en El vengador del futuro que el de Los Supersónicos. No tenemos que especular mucho, hoy en día podemos observar situaciones que parecen salidas de cualquier película del futuro post-apocalíptico que muestran claramente las tendencias de la existencia humana en un futuro no muy lejano.
Elysium, película de ciencia ficción protagonizada por Matt Damon, nos presenta una visión creíble y bien estructurada de nuestro posible futuro. Este largometraje, escrito y dirigido por Neill Blomkamp, transcurre en el año 2154 y la raza humana se divide sólo en dos clases sociales: ricos y pobres. Los millonarios, como era de esperarse, gozan de todos los privilegios y se dan el lujo de vivir en una estación espacial llamada Elysium.

Este lugar cuenta con todo lo necesario para llevar un hedonista estilo de vida, incluso la mortalidad se ha erradicado en Elysium ya que cada hogar cuenta con su propia Med-Pod, una especie de cabina que puede curar cualquier problema médico alargando la vida humana indefinidamente. Los pobres tienen que conformarse con vivir en un planeta tierra destrozado, sobrepoblado y deprimente.
La clase baja sueña con vivir algún día en Elysium pero saben que sus probabilidades son nulas al no contar con ingresos suficientes, incluso hay quienes roban naves y códigos e intentan ingresar ilegalmente a la lujosa estación pero Jodie Foster, secretaria de defensa, siempre se encarga de que quede claro que jamás serán bien recibidos en Elysium. Hacía mucho que no veíamos a Foster en un papel como este que nos recuerda que es una gran actriz.

Damon interpreta a Max, un trabajador de una fábrica de robots a quien las circunstancias lo llevan a aliarse con un contrabandista que le promete llevarlo a Elysium a cambio de que le ayude a robar información muy valiosa. Damon logra que el espectador se identifique con Max y que lo anime a cada paso que da. La película es emocionante de principio a fin y entre persecuciones, disparos, traiciones e injusticias, lo único que queremos es que Max llegue a Elysium, así de bueno es su personaje.
Como en toda película siempre hay aspectos un tanto predecibles, situaciones trilladas, personajes típicos e incluso uno que otro diálogo pero debo reconocer que Elysium es una gran película, tanto Damon como Foster cautivan con sus brillantes interpretaciones. No se necesita ser fan de la ciencia ficción para disfrutar este filme ya que su director ni siquiera lo considera perteneciente a este género, de ahí que la película se promociona con la frase “El futuro es ahora”.

Las situaciones que vemos en esta película, los personajes, la trama, la mentalidad, no son típicos de la ciencia ficción. Los sucesos en ella son resultado de la progresión lógica de los eventos de hoy en día. Para allá vamos viendo el estado en que se encuentra el mundo hoy en día, la manera en que vivimos y pensamos, el desarrollo de la tecnología y la pérdida progresiva de los valores.
Confío en que estamos a tiempo de recapacitar en muchos aspectos y que podemos salvarnos de un futuro al estilo de Mad Max o Terminator. No aspiro a tener un mundo futurista como el de Los Supersónicos pero me conformaría con algo parecido al de Futurama. Mientras el futuro llega, les recomiendo que no se pierdan Elysium, será un tiempo bien invertido.

La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

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