Todo parece indicar que mientras más se desarrolla la tecnología más obscura se vuelve la visión de nuestro futuro. En las viejas películas en blanco y negro nos mostraban un futuro donde aparentemente lo peor era la horrible vestimenta plateada y los ridículos peinados altos con todo tipo de decoraciones extrañas. Incluso veíamos a extraterrestres y terrestres conviviendo tranquilamente y los viajes espaciales estaban al alcance de todos.
Los
Supersónicos prometían un divertido mundo dónde se
manejaban vehículos voladores, hasta los niños utilizaban jetpacks para evitarse la molestia de caminar, incluso las cortas
distancias se realizaban sobre bandas transportadoras. Para tener comida sobre
la mesa bastaba con apretar unos cuantos botones en una máquina y de manera
instantánea la familia podía degustar deliciosos platillos. La fiel e
incansable Robotina se encargaba de todas las labores domésticas, un futuro
atractivo para cualquiera.
Sí, todo parecía indicar que el futuro sólo traería
prosperidad y las complicaciones de la vida cotidiana se reducirían
considerablemente. Pero en algún momento esta prometedora visión de un mundo
color de rosa cambió drásticamente y el futuro comenzó a mostrarse amenazador. En
Cuando el destino nos alcance vimos
que en el año 2022 nos veríamos obligados a comer humanos procesados debido a
la escasez de alimentos. En Mad Max
vimos a la sociedad desmoronándose mientras peligrosos pandilleros se dedicaban
a crear caos.
Terminator
nos advirtió sobre la excesiva dependencia en la tecnología y el control total que
las máquinas tendrán eventualmente sobre la raza humana. Incluso Wall-E de Pixar pinta un deprimente
futuro para el planeta tierra y los gordos humanos que desperdician sus vidas al
tener todas sus necesidades atendidas sin mover un solo dedo.
Esta tendencia pesimista no se debe a que lo deprimente
sea más lucrativo en el cine sino a que todo parece indicar que realmente nos
espera un futuro con más calamidades que comodidades. La población mundial
crece rápidamente y todos los avances en la medicina permiten que las personas
vivamos más años creando un desequilibrio dañino para el planeta. El consumismo
desmedido, el abuso de los recursos naturales, el que las empresas antepongan
sus intereses económicos al bienestar de la humanidad, todo esto y mucho más
parece indicar que estas películas no son fatalistas sino realistas.
No quiero decir que todo esté perdido pero en un mundo
donde los pobres son cada vez más pobres y los ricos son cada vez más ricos es
lógico asumir que nuestro futuro sea más parecido al que describen en El vengador del futuro que el de Los Supersónicos. No tenemos que
especular mucho, hoy en día podemos observar situaciones que parecen salidas de
cualquier película del futuro post-apocalíptico que muestran claramente las
tendencias de la existencia humana en un futuro no muy lejano.
Elysium,
película de ciencia ficción protagonizada por Matt Damon, nos presenta una
visión creíble y bien estructurada de nuestro posible futuro. Este
largometraje, escrito y dirigido por Neill Blomkamp, transcurre en el año 2154
y la raza humana se divide sólo en dos clases sociales: ricos y pobres. Los
millonarios, como era de esperarse, gozan de todos los privilegios y se dan el
lujo de vivir en una estación espacial llamada Elysium.
Este lugar cuenta con todo lo necesario para llevar un
hedonista estilo de vida, incluso la mortalidad se ha erradicado en Elysium ya
que cada hogar cuenta con su propia Med-Pod, una especie de cabina que puede
curar cualquier problema médico alargando la vida humana indefinidamente. Los
pobres tienen que conformarse con vivir en un planeta tierra destrozado,
sobrepoblado y deprimente.
La clase baja sueña con vivir algún día en Elysium pero
saben que sus probabilidades son nulas al no contar con ingresos suficientes,
incluso hay quienes roban naves y códigos e intentan ingresar ilegalmente a la lujosa
estación pero Jodie Foster, secretaria de defensa, siempre se encarga de que
quede claro que jamás serán bien recibidos en Elysium. Hacía mucho que no
veíamos a Foster en un papel como este que nos recuerda que es una gran actriz.
Damon interpreta a Max, un trabajador de una fábrica de
robots a quien las circunstancias lo llevan a aliarse con un contrabandista que
le promete llevarlo a Elysium a cambio de que le ayude a robar información muy
valiosa. Damon logra que el espectador se identifique con Max y que lo anime a
cada paso que da. La película es emocionante de principio a fin y entre
persecuciones, disparos, traiciones e injusticias, lo único que queremos es que
Max llegue a Elysium, así de bueno es su personaje.
Como en toda película siempre hay aspectos un tanto
predecibles, situaciones trilladas, personajes típicos e incluso uno que otro
diálogo pero debo reconocer que Elysium
es una gran película, tanto Damon como Foster cautivan con sus brillantes
interpretaciones. No se necesita ser fan de la ciencia ficción para disfrutar
este filme ya que su director ni siquiera lo considera perteneciente a este
género, de ahí que la película se promociona con la frase “El futuro es ahora”.
Las situaciones que vemos en esta película, los
personajes, la trama, la mentalidad, no son típicos de la ciencia ficción. Los
sucesos en ella son resultado de la progresión lógica de los eventos de hoy en
día. Para allá vamos viendo el estado en que se encuentra el mundo hoy en día,
la manera en que vivimos y pensamos, el desarrollo de la tecnología y la
pérdida progresiva de los valores.
Confío en que estamos a tiempo de recapacitar en muchos
aspectos y que podemos salvarnos de un futuro al estilo de Mad Max o Terminator. No
aspiro a tener un mundo futurista como el de Los Supersónicos pero me conformaría con algo parecido al de Futurama. Mientras el futuro llega, les
recomiendo que no se pierdan Elysium,
será un tiempo bien invertido.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película
y es propiedad de la productora.
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