Para los que somos fans de los súper héroes y, sobre
todo de Marvel y Stan Lee, las mega producciones cinematográficas que han
llevado a nuestros personajes favoritos a la pantalla grande son un sueño hecho
realidad. Estas películas son grandiosas en muchos aspectos, no sólo por las
cuestiones técnicas sino por los ingeniosos guiones, el excelente trabajo de
casting y los visionarios directores que se han encargado de los proyectos.
Para algunos podría parecer que no se necesitaría ser
un genio para asumir que estas películas serían todo un éxito en taquilla pero
es todo lo contrario. En realidad los estudios se han arriesgado a meterse con
personajes que tienen legiones de seguidores desde hace varias generaciones. No
es fácil de por sí tomar un súper héroe e intentar hacerle justicia con un
largometraje, exponerse a la crítica excesiva de los fans y aspirar a ser parte
de una tradición de años pero los estudios han ido más allá y se han atrevido a
reinventar a los personajes.
Los productores no han tomado decisiones sin pensarlas,
tomaron riesgos calculados y valieron la pena, incluso en ocasiones han logrado
sobrepasar al personaje original como en el caso de de Iron Man, su apariencia
se ha modificado en cómics y caricaturas para ser similar al Tony Stark
interpretado por Robert Downey Jr. En un principio no estaba muy convencida con
la elección de este actor para interpretar el papel pero bastaron unos minutos
de la primera entrega para aceptarlo por completo.
Reconozco que casi en todas estas adaptaciones me ha
pasado lo mismo, en cuanto se hace el aviso oficial del actor a interpretar el
papel principal encuentro objeciones con el casting y esta es la reacción casi
general de los fans de este género. No es que seamos muy críticos en este
aspecto sin justificaciones válidas sino que los súper héroes son personajes
tan queridos y tan vivos en nuestras mentes que nos cuesta trabajo aceptar de
inmediato a cualquier actor que sea elegido para estos roles.
El único actor que me convenció sin siquiera haberlo
visto en personaje es el actor australiano Chris Hemsworth. Admito que no tenía
idea de quién era, jamás había escuchado sobre él pero en cuanto vi su foto en
internet pude imaginarlo fácilmente con el traje de Thor, Dios del trueno.
Quisiera decir que aprobé la elección de casting por un sinfín de razones
basadas en lo que sé del personaje de Marvel pero la realidad es que sólo se
debió a que el guapo actor luce por sí solo como un dios nórdico salido de las
fantasías de cualquier mujer.
La película Thor
se estrenó en 2011 y fue un éxito en todos los aspectos, no sólo en taquilla
sino que contó de inmediato con la aprobación de los fans. Hemsworth demostró
que nació para interpretar al orgulloso asgardiano que cautiva a la Dra. Jane
Foster. Nunca creí que pudiera encontrar tan atractivo a un hombre que se
defiende a martillazos pero ver a Thor en acción me hizo desear que llegaran
más enemigos sólo para seguir admirando su musculatura.
La segunda entrega, Thor:
Un mundo oscuro, era una de las más esperadas de la franquicia de The Avengers, no sólo por el éxito
arrollador de la primera sino porque se esperaba que viniera a arreglar el daño
que hizo Iron Man 3 al ser una
decepción. Thor lo logró nuevamente, acudí al estreno en 3era dimensión y es de
las mejores que he visto. La magia de la primera película está presente en esta
segunda e incluso va más allá al mostrarnos otros mundos y villanos.
No podía faltar el humor característico de esta
franquicia y la química entre Jane y Thor no disminuyó en lo más mínimo a pesar
del tiempo que pasaron distanciados. Esta película comienza con la historia de
un antiguo enemigo que planeaba destruir al universo con un arma llamada
Aether. El abuelo de Thor logra vencerlo y esconder el arma para que nadie más
pueda utilizarla.
Muchos años después es precisamente Jane Foster la que
se topa por accidente con esta arma y se infecta con ella. Cuando Thor se
entera que su amada está en peligro la lleva a Asgard para ayudarla. Lo que
debió ser para Jane una visita al reino del hombre que ama se convierte en una
batalla que se libra en varios mundos. En un giro en la trama, el genial Loki,
quien se encuentra preso como castigo por los problemas que ocasionó en su
última visita a la tierra, debe unirse a Thor para salvar no sólo a Jane sino a
todo el universo.
Esta película tiene de todo: portales dimensionales,
acción al por mayor, enemigos memorables, destrucción a gran escala,
rivalidades, romance, personajes entrañables y una gran escena donde lentamente
muestran el torso desnudo de Thor. Podría pensarse que es una escena
innecesaria pero es básica para la trama ya que es justo aquí cuando Thor
piensa cómo puede salvar a Jane y esa es suficiente justificación para mí.
Thor:
Un mundo oscuro demuestra que las segundas partes no sólo
pueden ser buenas sino grandiosas, si son fans de esta franquicia no se la
pueden perder, si no lo son les aseguro que después de verla lo serán. No
olviden estar atentos a la siempre esperada aparición de Stan Lee y quedarse
hasta el final para la escena después de los créditos ya que ésta da claves
importantes para saber lo que está por venir en la segunda entrega de The Avengers.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película
y es propiedad de la productora.
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