La Navidad es una época mágica, llena de esperanza, sueños y amor hacia nuestros semejantes. Hay personas que se comportan como unos verdaderos desgraciados el resto del año pero en la temporada decembrina encuentran en su interior la poca bondad y humanidad que tienen y hacen obras de caridad, ayudan a los necesitados o por lo menos dejan de lado sus acostumbradas actitudes egoístas.
El verdadero significado de la Navidad se ha perdido entre estrategias de mercadotecnia y sentimentalismos gratuitos. El consumismo y el sentimiento de culpa llevan a las personas a dar regalos y compartir la mesa con amigos y parientes a los que normalmente evitarían en cualquier otra época. Afortunadamente, no todas las personas ven a la Navidad de esa manera y realmente viven la festividad con sentimientos de amor, paz y fraternidad.
También tenemos por otro lado a los amargados que harían ver a Ebenezer Scrooge como la Madre Teresa, me refiero a aquellos que se empeñan en criticar y repudiar todo lo relacionado con las fiestas Navideñas. Tales actitudes se pueden deber a algún mal recuerdo relacionado con la época o quizás porque la Navidad, al igual que el día de San Valentín, parece predicar que no tener a nadie con quién compartir esa fecha es un pecado capital o por lo menos es suficiente para catalogar a alguien como un patético perdedor. Lo que me lleva a mencionar a los que pasan todo el mes de Diciembre deprimidos.
Cada quién tiene su manera muy personal de vivir la Navidad pero la mejor que he encontrado hasta el momento es la de uno de mis autores favoritos, Christopher Moore. Su inigualable estilo y humor negro lo han posicionado como lectura obligada para aquellos que no podemos vivir sin una buena dosis de sarcasmo. Moore toma varios elementos de los cuentos clásicos de Navidad y les da su característico toque peculiar para crear un entretenidamente terrorífico cuento Navideño.
Moore crea personajes memorables con facilidad y los transporta de una novela a otra logrando que encajen a la perfección en cada nueva trama y en El ángel más tonto del mundo tenemos unos cuantos ya conocidos. Tal es el caso de Raziel, el ángel que llega a la tierra para cumplir el deseo de Navidad de un niño y lo encuentra en Pine Cove, un pintoresco pueblo que se prepara para las festividades.
Hasta aquí parece que toda va bien y que los habitantes del pueblo serán testigos de un milagro celestial que abrirá sus corazones pero Moore da un genial giro a la historia. Un hombre disfrazado de Santa Claus es asesinado y el testigo de ese crimen es precisamente el niño que Raziel eligió para obrar su milagro. ¿Qué mejor obra que devolverle la vida al mismísimo Papá Noel? El problema es que el hombre con disfraz no será el único en despertar de entre los muertos.
En tan sólo unos segundos Pine Cove deja de ser un pacífico pueblo con habitantes cuya mayor preocupación era la decoración y el bufet a servir en la reunión de la iglesia. Ahora el pueblo es asediado por una horda de zombies hambrientos que perseguirán a sus habitantes hasta conseguir sus deliciosos cerebros.
Moore siempre crea situaciones extraordinarias en los entornos más ordinarios, cada escena está salpicada de ironía, sarcasmo y humor negro. Los héroes impensables de la historia mantienen nuestra atención y despiertan nuestra simpatía hacia ellos. Incluso es inevitable sentir compasión por los pobres zombies que, después de llevar tantos años bajo tierra simplemente escuchando los chismes del pueblo, pueden al fin levantarse, desempolvarse y divertirse un poco.
Una historia Navideña que no deben perderse, les recomiendo que consigan la segunda edición ya que en ella se incluye una pequeña historia al final que retoma a los personajes un año después de su terrorífico encuentro con zombies navideños.
El deseo de paz en el mundo, la convivencia en familia, el ayudar al prójimo, todo eso está muy bien pero si de Navidades divertidas se trata, El ángel más tonto del mundo es la mejor opción. No encontrarán una mejor historia de Navidad con zombies y por si eso no fuera suficiente para tentarlos a leer este gran libro también aparece un murciélago con lentes oscuros y una mujer con espada ¿necesitan más?
La imagen utilizada es propiedad de la Editorial.
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