viernes, 27 de septiembre de 2013

Más rápido, más furioso, más entregas


Todos tenemos placeres culposos y entre los muchos que yo tengo se encuentran las películas que entretienen sin mucho esfuerzo, las que cautivan sin necesidad de guiones brillantes, actuaciones magistrales o premios de dirección. No muchos se atreverían a admitirlo pero yo no tengo reparo en decir que soy fan de la saga Rápido y Furioso. La primera la vi por default, tenía ganas de ir al cine y era la única cuyo horario se ajustaba a mis tiempos. No esperaba mucho de una película acerca de un joven policía que se infiltra en el mundo de las carreras ilegales. Asumí que todo sería persecuciones, disparos y peleas para disputarse el puesto de macho alfa.
Paul Walker intentó dejar atrás su imagen de niño bonito interpretando a Brian, el infiltrado que termina enamorándose no sólo de la hermana de Dom, interpretado por Vin Diesel, uno de los delincuentes que investiga, sino del mundo de las carreras de autos. A pesar de que la trama es bastante predecible y los personajes trillados es innegable que esta película tiene cierto encanto. No lo digo sólo por los chicos guapos que manejan autos impresionantes sino que nos muestra una trama amena, sin complicaciones. Sus personajes, aunque estereotipos, son presentados de manera honesta y sin pretensiones.

En Más rápido y más furioso 2 tenemos nuevamente a Brian, a quien inexplicablemente lo contratan nuevamente para una misión encubierta después de que frustró la investigación más importante que le habían asignado y que dejó escapar a un criminal. Incluso le permiten elegir a su compañero y no tienen problema en que sea su amigo de la infancia, quien cabe mencionar que es un criminal. No tiene mucho sentido pero ese es uno de los muchos atractivos de esta saga, no todo debe tener lógica y Tyrese Gibson es una gran contraparte para Walker ya que Diesel no quiso participar en esta secuela.
En Rápido y Furioso 3: Reto Tokio nos dan un respiro de Brian y nos presentan a Shaun, un chico solitario que se ve obligado a dejar su país ante la amenaza de ser encarcelado por su afición a las carreras ilegales. Al más puro estilo de esta saga, convenientemente se va a vivir a Japón, cuna de los autos modificados. Con esta película aprendimos el término “drift” (arrastre), técnica con la que se maneja a gran velocidad sorteando curvas cerradas. Esto dio una nueva dimensión a las carreras de autos, una no muy profunda pero sí entretenida. Un plus es ver a Dom hacia el final de la película.

Rápido y Furioso 4 reúne al elenco original con una trama cargada de testosterona en la que el duelo de egos prevalece. La justificación para que Brian y Dom trabajen juntos nuevamente parece un tanto forzada pero por lo menos regresó Diesel tras darse cuenta que esta saga es un buen negocio. Rápido y Furioso 5 Sin Control bien podría pasar sin pena ni gloria pero la inclusión de Dwayne Johnson fue un gran acierto al crear un personaje que encaja a la perfección con el resto del elenco.
Rápido y Furioso 6 conecta a todas las entregas no sólo por el elenco sino por una escena final post-créditos que revela la conexión con Reto Tokio. Aquí vemos a todo el equipo disperso por todo el mundo disfrutando del éxito de sus fechorías. No debemos olvidar que nuestros héroes se dedican a actividades ilegales y que, de alguna manera, el público los adora por eso. Nuevamente hay una razón bastante debatible para reunirlos a todos pero es más que suficiente para esta secuela.

El agente Hobbs, interpretado por Johnson, necesita ayuda con un caso y solicita la ayuda de Dom. Para convencerlo le revela que Letty, su novia supuestamente fallecida en la cuarta parte, está viva y que sólo ayudándolo podrá encontrarla. La manera en que reviven a este personaje parece sacada de cualquier telenovela en la que la realidad tiene poca relevancia pero es suficiente para que nos la creamos.
Esta película tiene todo lo que atrae de las 5 entregas anteriores: velocidad, testosterona al por mayor, intriga, planes complicados con poco margen de error, traiciones y lealtades. Tyrese Gibson hace un gran papel y Ludacris finalmente demuestra la importancia de su personaje.

Todo el elenco se ha conservado bien y no hay gran diferencia desde que esta saga comenzó hace más de 10 años. La única que ha cambiado es Michelle Rodríguez, quizás se hizo cirugía plástica o al menos espero que así haya sido porque a nadie le cambiaría tanto la cara sin que le metieran un bisturí a menos que sufriera algún desorden. No es que se vea mal pero su rostro antiguo funcionaba para el personaje de la chica ruda que enamoró a Dom.
En 2014 estaremos viendo la séptima entrega de Rápido y Furioso que recicla la trama de “el hermano del criminal fallecido busca a los culpables para vengar su muerte” para justificar nuevamente la reunión del equipo. Debido a que nunca se pueden tener demasiados hombres rudos en estas películas se unen al elenco Jason Statham y Djimon Hounsou y se rumora que también Kurt Russell.

La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

¡Larga vida a la reina!


Sería imposible elegir un solo género musical para que fuera el soundtrack de mi vida. Crecí escuchando diversos tipos de música, no sólo de la generación de mis padres sino la que mis hermanos escuchaban. Siempre tuvimos la libertad de expresar nuestros diferentes gustos e incluso se nos alentaba a encontrar nuestra identidad a través de cualquier expresión artística que se nos ocurriera. Las diferentes personalidades de cada hermano eran obvias, y cada vez más marcadas, según nuestros gustos musicales.
Mientras mi hermano escuchaba música clásica y rock pop, mi hermana se inclinaba más hacia el pop y las baladas. Yo no tardé en descubrir el Hard Rock y Heavy Metal pero nunca dejé de lado los géneros que mis hermanos escuchaban. En ocasiones fui altamente criticada por mis gustos musicales que eran considerados, por personas de mente estrecha, basura. Lo que para algunos eran sólo sonidos sin sentido y estruendo que podía dejar sordo a cualquiera para mí era la expresión del sentir de alguien con quien yo me identificaba.

Fui afortunada al crecer en un ambiente musical ecléctico porque aprendí que la música no se clasifica en vieja o nueva sino en buena o mala. Así como hay composiciones de hace siglos que dejan bastante que desear también hay maravillosas piezas clásicas que jamás dejarán de conmover a nuevas generaciones. De igual manera, hay intérpretes contemporáneos de pop, rock, rap, soul, etc. que son verdaderas artistas que se convertirán en clásicos y otros tantos que, por no encontrar otra manera mejor de decirlo, apestan.
Antes se requería verdadero talento, dedicación e ingenio para llamar la atención del público, después posicionarse y finalmente consolidarse como artistas pero ahora cualquiera puede ser la sensación del momento gracias a Youtube. El mejor ejemplo es Justin Bieber, no soy fan de su música y fuera de su éxito “Baby” no podría mencionar otra de sus canciones. No quiero ser dura con él, quizás realmente tenga talento pero su música no creo que trascienda, es difícil imaginar que dentro de unos años sus canciones sigan vigentes, es más probable que terminen como jingles para cereales o algún otro producto inofensivo.

La culpa no es del pobre Bieber sino de sus manejadores, él es sólo un adolescente que no ha llevado una vida normal ya que todos a su alrededor lo adulan mientras intentan disimular el signo de dólares en sus ojos. Su comportamiento ha pasado de molesto a potencialmente peligroso en poco tiempo pero era de esperarse en un ambiente tan dañino. Millones de jovencitas lo adoran y se vuelven histéricas al verlo porque no conocen algo mejor pero en unos años, cuando maduren y hayan tenido oportunidad de vivir realmente espero tengan el suficiente sentido del humor para reírse de su absurdo comportamiento de juventud.
No las estoy juzgando, admito que yo también idolatraba a muchos artistas y gritaba histérica en sus conciertos pero jamás se me hubiera ocurrido amenazar con mutilarme o suicidarme si algo les pasaba, como es el caso con las “believers”. Yo ni siquiera había nacido cuando fallecieron Jim Morrison, Janis Joplin y Jimmy Hendrix pero comprendo el impacto que sus muertes tuvieron no sólo en sus fans sino en la cultura pop.

Era demasiado niña para comprender el gran vació que dejó Lennon cuando lo asesinaron pero a mi corta edad ya era fan de The Beatles. Me deprimí con el suicidio de Kurt Cobain pero no me sorprendió y cuando leí el encabezado que decía que Jani Lane, vocalista de Warrant, había sido encontrado muerto, demoré unos segundos antes de leer el resto de la nota. Sobra decir que nunca lo conocí y no me entristecí directamente por él sino por lo que representaba: el fin de mi adolescencia. Lane falleció hace un par de años, mi adolescencia quedó atrás hace mucho más que eso pero por más absurdo que parezca, su muerte lo hacía parecer oficial.
El rock ha sufrido cuantiosas y dolorosas pérdidas pero quizás una de las más importantes ha sido Freddie Mercury, vocalista de Queen. Este brillante compositor poseía una de las mejores voces de todos los tiempos. Con su gran personalidad y carisma era capaz de cautivar a cualquiera. Su talento no tenía límites, tuvo un entrenamiento musical clásico y su creatividad sólo aumentaba con el tiempo. Mercury no era producto de la mercadotecnia ni un “one-hit wonder”, Freddie fue el prototipo perfecto del artista que nació para compartir su talento con el mundo.

La música de Queen traspasa fronteras y generaciones, los integrantes de la banda siguen llenando estadios a pesar de que su vocalista fue arrebatado de los escenarios al fallecer de bronconeumonía complicada por el Sida que padecía. Sus canciones son favoritas entre chicos y grandes, son temas de películas e himnos personales. Desde “We are the champions” en los eventos deportivos hasta “Bohemian Rhapsody” cuando la ocasión amerita cantar a todo pulmón, la mayoría hemos entonado esos y muchos otros de sus temas a lo largo de nuestras vidas.
Se han hecho innumerables presentaciones de orquestas filarmónicas interpretando la música de Queen y esta propuesta sólo amplifica la majestuosidad que sus canciones poseen sin necesidad de acompañamientos. La Filarmónica de Acapulco en colaboración con el Quinteto Britania presentó Queen Manía con un ambicioso programa de 16 de algunas de las canciones más conocidas del grupo.

Siento decir que salí un poco decepcionada del evento, algunos de los arreglos fueron perfectos pero otros no lograron mostrar el poderío de las canciones. Me quedé con las ganas de escuchar ciertas canciones pero era imposible no decepcionar a alguien al contar con espacio para sólo 16 piezas. El vocalista del Quinteto Britania parece haber entrado frío o tardó en tomar confianza porque las primeras canciones fueron un desastre en lo que a voces se refiere. La grandiosidad de la interpretación de la filarmónica se perdía entre el estruendo del público que insistía en cantar con todas sus fuerzas como si estuviera en un concierto de rock.
Tras el intermedio el vocalista finalmente dio todo de sí y las canciones se escucharon mucho mejor. El guitarrista se lució en los solos, sobre todo cuando bajó del escenario y nos visitó a los que estábamos sentados en la parte superior del auditorio. Su magistral interpretación aumentó su valor al doble por tener el detalle de tocar su instrumento entre las personas que abarrotábamos el lugar.

Hubo un gran ambiente durante todo el concierto y las fallas de interpretación se compensaron con el talento y la actitud de los músicos. Quedó claro que el personal artístico disfrutó interpretar la música de Queen tanto como el público disfrutó escucharlos.
La imagen utilizada es propiedad de los organizadores del evento.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Una bonita maldición


El antiguo Egipto tiene un encanto muy especial, faraones, pirámides, momias, es difícil no dejarse cautivar por la historia y la cultura de esta gran civilización. Los suntuosos palacios con todos los lujos que los miembros de la realeza pudieran necesitar, los trabajadores que piedra a piedra construían las impresionantes pirámides, los muros cubiertos con jeroglíficos, las hermosas representaciones de sus dioses, la majestuosidad de sus esculturas, el delicado proceso de embalsamamiento y sus creencias en el más allá son sólo una pequeña muestra de lo que fue el antiguo Egipto.
Los descubrimientos arqueológicos nos han revelado mucho sobre sus habitantes, sus costumbres y su turbulenta historia pero debe haber mucho más por descubrir. Es imposible empezar a comprender todo lo que desconocemos sobre Egipto. Se dice que la historia es de quién la escribe y Egipto no es la excepción. Los faraones borraban todo vestigio de la existencia de aquellos hombres que se atrevían a desafiarlos o deshonrarlos. Si no les convenía dejar constancia de algún episodio penoso también lo eliminaban y no me refiero a que quemaban sus papiros o rompían sus tabletas sino a que quitaban con cinceles los nombres de los muros y de las columnas de las edificaciones.

Sus creencias en maldiciones no fueron suficientes para asustar a los saqueadores de tumbas que han dificultado el proceso de identificación de dinastías y familias pero este desorden en los lugares de descanso no es algo nuevo. Incluso en épocas antiguas había quienes vendían las tumbas con sus parientes muertos dentro de ellas. Al siguiente cadáver no le importaba tener un compañero de cuarto siempre y cuando contara con todo lo necesario para su travesía al más allá.
Los egiptólogos dedican toda su vida a develar cuantos misterios puedan sobre esta civilización pero gran parte de su historia quizás permanezca siempre oculta. Los vestigios arqueológicos nos dicen mucho pero también hemos aprendido a llenar los huecos con un poco de imaginación como es el caso de los autores que se han tomado ciertas licencias creativas para sus libros.

He leído varias novelas históricas situadas en el antiguo Egipto y todas abundan en detalles sobre la vida cotidiana y reflejan la mentalidad que deben haber tenido las personas de esas épocas. Es lo mismo que esperaba encontrar en La Maldición de Ra, escrito por Naguib Mahfuz pero no fue así. Creí que por tratarse de un autor egipcio me sentiría transportada a orillas del Nilo y me parecería casi percibir el aroma a dátiles y especias pero estaba equivocada.
Mahfuz escribió esta corta novela casi como si fuera cualquier relato contemporáneo. No detalla el entorno ni las vestimentas ni las costumbres, sus personajes fácilmente pueden pertenecer a cualquier época y lugar, sólo habría que cambiar unos cuantos detalles pero no por eso la historia es mala. La Maldición de Ra se centra en la predicción de un adivino que le advierte a Keops, el gobernante de Egipto, que el siguiente rey acaba de nacer en otra familia que no es la real.

Al parecer en la antigüedad era común que a los dirigentes les hicieran advertencias similares que los impulsaba a salir corriendo a matar a los recién nacidos que amenazaban con terminar sus reinados. Así que Keops partió a desafiar al destino y asegurarle el trono a su hijo. Aquí comienzan una serie de afortunadas y desafortunadas circunstancias que acomodan las vidas de todos de manera que la predicción se haga realidad.
La premisa es muy buena y los engaños, envidias, mentiras e incluso la suerte prometían una trama llena de intriga pero la visión de Mahfuz claramente era otra. Hay varias muertes, pérdidas significativas y sucesos que debieran ser traumáticos pero nada parece alterar en gran medida a los personajes, quizás en esa época estaban acostumbrados a las tragedias o el autor creyó que el drama no tenía cabida en la trama.

A excepción del faraón al principio del libro, los personajes de Mahfuz se conformaban tan fácilmente con las cartas que la vida les entregaba que nada parecía realmente alterarlos. Hubo un momento en el relato que me pareció salido de una comedia de situación de televisión, casi me parecía visualizar a los personajes con sus rostros congelados en una sonrisa mientras salían los créditos.
Conforme avanzaba en la lectura seguía esperando que todo saliera mal, que el caos comenzara pero todo parecía transcurrir tranquilamente. Cuando faltaban pocas páginas para terminar supe que la intención de Mahfuz fue crear un libro sencillo, de fácil lectura y que transmitiera un mensaje muy claro. La Maldición de Ra trata sobre el destino, el honor, la familia y salir adelante con principios, no hay nada de maldito en su relato.

Este libro tiene una inocencia hermosa que no esperé de una historia que comienza con la intención de asesinar a un bebé. Me hubiera gustado encontrar más descripciones sobre la vida en la época de los faraones pero me conformo con las generalidades que el autor nos da sobre las vidas de los trabajadores, las opciones de carreras que existían para los jóvenes egipcios y la inocente manera en que cortejaban a las mujeres. Es un bonito relato pero prefiero historias sobre faraones que azotan a esclavos que después se rebelan contra ellos o algo por el estilo que resulte en una emocionante novela.
La imagen utilizada es propiedad de la Editorial.

Para lunáticos



La saga escrita por Stephenie Meyer, Crepúsculo, es tan amada como odiada y no es para menos. Admito que no soy el mercado meta en lo que a edad se refiere pero tengo el suficiente criterio para desconcertarme ante el impresionante éxito que tuvieron estos libros. Se dice que Meyer creó la fantasía adolescente perfecta, un chico guapo y misterioso que, aunque podría elegir a cualquier chica, se enamora de una adolescente torpe y sin personalidad.

Es obvio que la mayoría de las adolescentes se identifican con el personaje de Bella, no porque la mayoría sean como ella sino porque se sienten como ella. Es una edad difícil en la que el cuerpo cambia y no nos sentimos muy cómodos, comenzamos a experimentar con estilos y atravesamos crisis de identidad. En la escuela hay estereotipos muy marcados, desde los populares a los rechazados y todos están intentando encontrar su propia identidad.
Es por eso que el extremadamente serio, sombrío y, aceptémoslo, acosador Edward, es el sueño de la adolescente promedio. Para las jóvenes menores de 18 años es emocionante imaginar ser el centro de atención de un muchacho misterioso que las sobreprotege y que no necesita llevárselas a la cama para demostrarles lo mucho que las ama. Para las mayorcitas este personaje es una verdadera pesadilla. ¿Quién quisiera tener un novio psicópata que nos observa mientras dormimos? Cualquier mujer que se precie de ser inteligente se alejaría de un hombre que no revela nada de sí mismo y que pretende controlar nuestras idas y venidas.

Solía creer que mi desdén por Crespúsculo se debía a mi edad pero ahora me doy cuenta que no es así. Cuando yo era adolescente tenía mis fantasías y me atraían los chicos malos pero estoy segura que ni por un segundo hubiera sido fan de estos libros. La idea de los vampiros de Meyer no me interesa ni por un segundo, prefiero quedarme con los chupasangres de Anne Rice. Hombres sofisticados y seductores que no pierden el tiempo persiguiendo a jovencitas inmaduras.
Como adolescente tampoco hubiera encontrado atractivo a un vampiro de cientos de años, por más que tenga el cuerpo de un joven, no dejaría de verlo como a un anciano. Cuando se es adolescente cualquier hombre que se acerque a los 30 ya es considerado un vejestorio, por lo menos así era para mí. No tenía interés por los hombres mayores, no los encontraba emocionantes y seguros de sí mismo, me parecían serios y aburridos. Además es bastante enfermiza la idea de que un viejo vampiro seduzca a una adolescente. Bella era menor de edad cuando Edward se metía a su habitación por las noches. Es escalofriante, no romántico.

Seguramente a Stephenie Meyer no le interesan opiniones cómo las mías, estará demasiado ocupada contando sus millones de dólares. Su extraña fórmula funcionó y ahora tiene más dinero del que cualquier persona necesita. Por eso muchos autores se están enfocando ahora en sagas para adolescentes en un intento por emular el éxito de Meyer, desde Los Juegos del Hambre hasta Cazadores de Sombras, Hollywood está desesperado por exprimir hasta el último centavo de los padres de millones de adolescentes.
La saga Guardianes Ocultos de Rachel Hawthorne sigue la misma escuela de Meyer y también nos trae fantasías adolescentes pero esta vez con licántropos. La primera entrega, Luz de Luna, nos presenta a Kayla, una norteamericana promedio, un tanto inadaptada e insegura que trabaja durante el verano como guía en el parque natural. Como era de esperarse, conoce a Lucas, un chico guapo y misterioso que se porta sobreprotector con ella.

Hawthorne crea personajes con un poco más de personalidad que los de Meyer pero aun así están algo flojos. Kayla no es tan torpe ni tan insípida como Bella pero su indecisión es igual de molesta. Lucas tiene mejor sentido del humor que Edward y por lo menos es un adolescente, tan sólo le lleva un par de años a la heroína. Ese me parece un romance completamente aceptable aunque la responsabilidad que se le impone al sumamente serio Lucas no debe ser saludable para el típico adolescente.
La historia tiene una trama interesante aunque pudo haberse explotado mucho más. Los enemigos tardan más en llegar que en irse y nunca se siente verdadera tensión en la historia. Luz de Luna es una lectura fácil, sin complicaciones y que puede entretener al lector en una tarde lluviosa. A pesar de la sencillez de este libro es claro que Hawthorne tiene más conocimiento sobre hombres lobo que Meyer sobre vampiros y sólo por eso es mejor que la saga Crepúsculo.

Hawthorne también sigue los pasos de Meyer para los nombres de sus libros. Así como Meyer no se quebró mucho la cabeza y utilizó como referencias la transición entre día y noche, la luna y el sol, Hawthorne también hace elecciones obvias para los títulos de su saga: Luz de Luna, Luna Llena, Luna Oculta y Sombra de Luna. Al que no le quedó claro que los hombres lobos son influenciados por la luna puede volver a leer los títulos.
No me arrepiento de haber leído este libro pero no creo que salga corriendo a comprar las siguientes entregas, si llegan a caer en mis manos las leeré pero no es algo que me quite el sueño. Quizás si tuviera un par de décadas menos encontraría esta saga más interesante pero prefiero quedarme con mi fantasía de licántropos favorita: Joe Manganiello en True Blood, he ahí un hombre lobo que puede atacarme en el momento que quiera.
La imagen utilizada es propiedad de la Editorial.

Invocando a los fans del cine de terror


Las historias de miedo son el deleite de muchos y la pesadilla de muchos otros pero es innegable que no dejan indiferente a nadie. Hay personas que no creen en fenómenos sobrenaturales o fingen no creer en ellos pero, sea cual sea la postura de cada individuo aún hay sucesos en este mundo para los que la ciencia no tiene explicación.

Los escépticos dirán que el hecho de que haya fenómenos inexplicables no es indicativo de la existencia de un más allá sino que la ciencia aún no ha encontrado la manera de justificar estos sucesos pero algún día lo hará. Por mi parte, me parece más emocionante creer que los ruidos misteriosos no son consecuencia del viento y que las apariciones no son producto de la imaginación.
Aclaro que no por eso creo que todo lo que sucede a mi alrededor sin explicación inmediata se deba a una presencia fantasmal, simplemente tengo suficiente apertura de mente como para creer que hay un mundo del que prácticamente no sabemos nada. Así como pienso que sería egoísta creer que en un universo tan vasto seamos los únicos seres inteligentes también me parece absurdo no cuestionar qué sucede con  nuestras almas cuando fallecemos.

Las religiones tienen explicaciones al respecto o por lo menos intentan dar cierto consuelo a sus seguidores pero la realidad es que no hay métodos científicos que nos permitan demostrar si vamos al cielo, si nos volvemos fantasmas o si simplemente nuestra alma se desvanece mientras nuestros cuerpos se convierten en polvo. Podríamos hablar durante años sobre este tema desde el punto de vista teológico pero tampoco llegaríamos a nada.
La incertidumbre sobre el más allá nos da un sinfín de material que, dependiendo cómo se maneje, puede resultar sumamente entretenido. ¿Quién no ha contado historias de miedo durante un apagón en una tormenta? ¿Quién no ha visto una película de fantasmas que provoca pesadillas por las noches? En los campamentos es toda una tradición reunirse alrededor de la fogata e intercambiar relatos de horror que dificultan enormemente el ir al baño acompañado sólo por una linterna en medio de las sombras provocadas por las ramas de los árboles.

Estoy consciente que no a todos les gusta que los asusten pero yo encuentro divertido el que un tema me ponga los pelos de punta. Libros, películas e incluso videojuegos de miedo son parte fundamental en mi vida y gracias al internet tengo acceso a todo tipo de leyendas e historias escabrosas que aumentan su terrorífico valor al incluir la aclaración “basada en hechos reales”.
El Exorcista, Terror en Amityville, El exorcismo de Emily Rose, Posesión Satánica y muchas más han capitalizado con este aspecto aunque algunas sólo debieran decir “inspiradas en hechos reales” ya que, para hacerlas más comerciales, se modificaron tanto que tienen poco de la historia original. Por eso me emocioné por la película El Conjuro, basada en el caso real de la familia Perron investigado por el matrimonio Warren.

Ed y Lorraine Warren fue un respetado equipo de demonólogos e investigadores de lo paranormal que escribieron varios libros. Entre sus casos más famosos se encuentran el de Amityville y el de la familia Perron. Ed falleció en 2006 pero Lorraine, clarividente profesional y médium, continúa trabajando y aún podemos verla en acción en programas como Estado Paranormal y Contactos con el más allá.
El Conjuro no está basada en la trilogía Casa de obscuridad, Casa de luz, escrita por Andrea Perron sino en los archivos del matrimonio Warren. Esto no quiere decir que la historia no sea fiel a la real sino que se analiza el fenómeno desde otro punto de vista, uno aprobado por la misma familia Perron. Era imposible resumir en una película de dos horas la pesadilla que la familia Perron vivió durante diez años en esa casa así que se tomaron los aspectos más relevantes y se centraron en sólo una parte de lo sucedido.

Esta película generó mucha expectativa y se promocionó como “la película más terrorífica de los últimos tiempos”. Quizás se deba a toda una vida de películas de miedo o a que estaba preparada para ser aterrorizada pero me pareció que las críticas exageraron. Está muy bien hecha y el sentimiento de desesperación e impotencia está presenta durante todo el largometraje pero sólo hubo un par de escenas en las que brinqué en mi asiento.
Vera Farmiga es una excelente actriz que parece haber nacido para este tipo de papeles misteriosos. Patrick Wilson es el actor perfecto para encarnar a Ed Warren y transmitir la seguridad y ética que lo caracterizaba. El matrimonio Warren se dedicaba a ayudar sin importar cuan terrorífico y peligroso fuera el mal que debían enfrentar y Farmiga y Wilson hacen que esto sea creíble. La genial Lili Taylor fue la elección ideal para interpretar a Carolyn Perron ya que se requería a una gran actriz para mostrar el infierno que vivió esa pobre mujer.

El Conjuro es una película muy entretenida y a juzgar por los gritos de las personas en el cine, cumple con lo prometido. La siniestra historia debe haber ocasionado que más de uno durmiera con la luz prendida esa noche. El conjuro fue un éxito en taquilla y las críticas positivas abundaron ya que se logró crear una película de horror sin abusar de efectos especiales y se transmitió el mensaje de manera inteligente sin utilizar trucos baratos y recursos burdos típicos de películas B.
Las comparaciones con El Exorcista y Poltergeist eran inevitables pero nada que reste mérito a esta gran película. En Junio se anunció que ya se está planeando una secuela y aunque no se adelantó de qué trataría seguramente será tan interesante como espeluznante ya que tendremos de vuelta a Vera y a Patrick como el matrimonio Warren en uno de los muchos terroríficos casos que investigaron. Ya sea en Amityville o quizás en el sombrío episodio que casi traumatizó a Lorraine Warren, del cual hacen mención en El Conjuro, la segunda parte intentará asustarnos nuevamente y realmente espero que lo logre.

La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

No te lo pierdas


Las estadísticas sobre violencia doméstica son alarmantes y, tristemente, no parece que vayan a cambiar en un futuro cercano. Resulta indignante que una de cada tres mujeres, a nivel mundial, serán víctimas de violencia por parte de su pareja y que la causa número uno de muerte de mujeres en Europa sea la violencia doméstica. Hay cientos de decepcionantes cifras que dejan en evidencia la brutalidad con la que se sigue tratando a las mujeres.
Habiendo tantos peligros y males en el mundo lo ideal sería que las mujeres por lo menos pudieran contar con la protección de los hombres que dicen quererlas. Desgraciadamente los estudios demuestran que cerca del 40% de las mujeres asesinadas fueron víctimas de sus propias parejas. Todos, en algún punto de nuestras vidas, nos hemos molestado tanto con algunas personas que hemos sentido deseos de ahorcarlas pero sólo figurativamente, no literalmente.

No hay justificación alguna para la violencia, está claro que si alguien nos agrede debemos defendernos y, en el mejor de los casos, escapar y alejarnos del peligro pero nunca debemos dar el primer golpe, hacerlo significa que estamos renunciando al raciocinio o que simplemente no tenemos la capacidad de enfrentar una situación de manera inteligente. Las personas violentas vuelcan sus frustraciones en los demás y los culpan de su infelicidad.

La violencia doméstica no es nada nuevo, hombres acomplejados que pretenden sentirse superiores al golpear a sus parejas siempre han existido y desafortunadamente siempre existirán. Se han creado leyes para intentar detenerlos o por lo menos castigarlos ya que han cometido sus crímenes pero muchos se salen con la suya y a otros tantos ni les importa, pueden entrar y salir de la cárcel durante toda su vida y nunca aprender la lección.

Es deprimente ver en las noticias tantos casos sin resolver, hombres que asesinaron a sus esposas y que caminan libremente por las calles sin que se haga justicia y peor aún, que haya mujeres que se involucren con ellos sin razonar que abusadores así nunca cambian. Ni qué decir de los países en que la violencia contra las mujeres no sólo es justificada sino incluso alentada, hay días en los que siento que debería renunciar a leer los periódicos y ver los noticieros. Aunque mientras me siga indignando con las injusticias por lo menos sé que no he perdido mi humanidad.
Estamos tan acostumbrados a aceptar que el mundo funciona de tal o cual manera que en ocasiones parece que casi nada nos sorprende. Cuando sabemos de alguna mujer muerta o desaparecida inmediatamente sospechamos de su esposo y no sólo nosotros sino la policía también ya que las estadísticas no mienten. No digo que todos los esposos sean asesinos pero nuestro primer impulso tras la muerte de una mujer es culpar a su pareja.

Perdida, de Gillian Flynn, es una novela de suspenso que planta la semilla de la desconfianza en el lector desde la primera página. La primera mitad del libro está narrada en primera persona y así conocemos a Nick, un escritor desempleado, cuyo matrimonio con Amy parece estar en problemas. No le daríamos mucha importancia al respecto de no ser porque Amy desaparece misteriosamente en su aniversario de bodas y, como era de esperarse, el principal sospechoso es su esposo, Nick.
Justo cuando creíamos habernos formado cierta imagen de Nick nos encontramos con algunas revelaciones por parte de Amy en su diario. Cada capítulo es un juego de “él dijo, ella dijo” en el que familiares, amigos, conocidos de la familia e incluso los medios van perdiendo la fe en encontrar a Amy y se vuelven poco a poco en contra de Nick, el esposo que no parece muy preocupado por recuperar a su querida mujer.

Perdida estuvo en la lista de los más vendidos del New York Times durante ocho semanas así que sabía que la historia no podía ser tan obvia, ni tan sencilla. Flynn nos lleva de un lado a otro y juega con nuestras mentes hasta el punto en que no sabemos en qué o en quién creer. De por sí la historia ya es bastante obscura pero la autora súbitamente le da un giro espeluznante que demuestra por qué esta novela ha sido tan exitosa.
Reconozco que por momentos parece perderse un poco la tensión que se vino preparando desde un principio pero quizás se deba a las revelaciones que Flynn nos suelta con cuentagotas que van resolviendo el misterio. Perdida es uno de esos libros en los que tardarás más en comprarlo y llevarlo a casa que en leerlo, la trama fluye y es tanta la desesperación por saber el desenlace que será difícil interrumpir la lectura.

Ya se está preparando la adaptación al cine de esta novela y será dirigida por David Fincher. Será interesante ver si Fincher logra proyectar la intensidad que logró con La chica del dragón tatuado y la calidez de El curioso caso de Benjamin Button para mostrar ambos lados de la historia y sorprender al público con la complejidad de los personajes.
Supongo que será relativamente fácil hacer la adaptación ya que Perdida se siente por momentos como si hubiese sido creada para la pantalla grande. Puedo visualizar las actitudes de los protagonistas, la locación y el frenesí mediático que influye en el desarrollo de la trama pero lo que me cuesta trabajo aceptar es al actor que eligieron para el papel de Nick.

No soy fan de Ben Affleck, como director creo que puede llegar muy lejos pero como actor no tengo nada positivo que decir, así que mejor me limito a opinar que el libro es muy entretenido y que confío en que la ingeniosa trama sea suficiente para cautivar a los espectadores sin importar las decisiones de casting.
La imagen utilizada es propiedad de la Editorial.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Tan fuerte como el adamantium


Uno de los mayores aciertos de Hollywood en los últimos años ha sido apostarle a las películas de súper héroes. Los cómics, aunque ya tenían una sólida base de fans, han aumentado su popularidad y las habilidades e historias de los personajes que cobran vida en sus páginas ya no son sólo para conocedores.
Con franquicias multimillonarias como The Avengers y Spider-Man queda claro que hoy más que nunca los fans están ávidos de ver a sus personajes de cómics favoritos con producciones que les hacen justicia. Las películas de Superman protagonizadas por Christopher Reeve fueron todo un éxito pero no precisamente por sus efectos especiales. Fueron grandes producciones pero difícilmente proyectan la espectacularidad de las películas que vemos hoy en día.
Ahora los estudios cuentan con presupuestos estratosféricos y tienen a su disposición las técnicas de generación de imágenes por computadora más sofisticadas. Se pueden destruir ciudades enteras o mostrar invasiones extraterrestres a gran escala sin necesidad de sets elaborados o locaciones en lugares recónditos. Estas facilidades enriquecen la producción y permiten al director dar rienda suelta a su creatividad confiando en la calidad del producto final.
El problema con algunas producciones es que confían demasiado en los efectos especiales y en las CGIs, tanto que en ocasiones descuidan el guión e incluso el proceso de casting. Reconozco que mientras nos den explosiones, súper poderes y enemigos memorables sentiremos que desquitamos el costo del boleto de admisión pero, así como el público es cada vez más exigente con la calidad de las producciones, también exige mejores guiones y actuaciones.
Una franquicia salida de los cómics que cumple con todos los requisitos ha sido, sin duda, la de los X-Men. No sólo se ha mantenido fiel al cómic sino que ha cuidado mucho a los personajes y la manera en que los presenta al público. Los guiones, brillantemente escritos, permiten que cada mutante brille con luz propia, esto, aunado al gran trabajo de casting hace posible que cualquiera de los personajes bien pudiera tener su propia película sin problema alguno.
Queda claro que el personaje que más se ha explotado es el de Wolverine, interpretado magistralmente por Hugh Jackman, pero no por eso es él quien carga con todo el peso de la franquicia. En X-Men: primera generación, sólo vimos a Logan durante unos segundos y no por eso la película deja de ser grandiosa.
Ya sea que se trate del profesor Xavier y sus X-Men o sólo de Wolverine, esta franquicia bien podría dar cátedra a las demás sobre cómo hacer de cada entrega un éxito. La más reciente: Wolverine inmortal, es el mejor ejemplo de una franquicia muy bien cuidada. En esta película se muestra a un Logan abatido, inconforme con su vida y desdichado por la pérdida de Jean Grey. La actuación de Jackman hace creíble que un personaje tan poderoso pueda tener un lado tan frágil. Cabe mencionar que el impresionante físico de Hugh es suficiente para que cualquier mujer empiece a interesarse en el universo de Marvel.
En esta película se nos revela un poco más sobre el pasado de Logan y los sentimientos detrás de la fachada de hombre rudo. Nos muestran las circunstancias que llevan a Logan a perder su capacidad de regeneración, convirtiéndolo, por primera vez en su vida, en un mortal. Es aquí donde vemos la manera correcta de mostrar el lado vulnerable de un súper héroe, contrario a lo que intentaron hacer en Iron Man 3.
A diferencia de Tony Stark, Logan es un hombre que no deja de ser él mismo sin importar las circunstancias. Wolverine ha vivido durante tanto tiempo y ha visto tantas cosas que su capacidad de regeneración, sus garras y su esqueleto de adamantium no son lo que define su carácter. Sus valores, su sentido de responsabilidad e incluso sus sentimientos no cambian sólo porque esté decepcionado de la vida.
Es difícil no comparar a este Wolverine con el Iron Man de la tercera entrega porque ambos están sufriendo por la mujer que aman, ambos se encuentran súbitamente desprovistos de sus poderes, en el caso de Tony debe moverse sin su traje, y ambos deben luchar contra un poderoso enemigo al que no parece ser factible derrotar sin la ayuda de algún súper poder.
Conforme avanza la película sufrimos con la vulnerabilidad de Logan pero también confiamos en su fortaleza y sabemos que, de alguna manera, Wolverine logrará salvar el día. Una de las escenas de acción en que Logan se ve obligado a pelear en el techo de un tren bala a toda velocidad es una de las más emocionantes que he visto, es cruda, intensa e ingeniosa. La damisela en apuros que Wolverine debe proteger carece un poco de personalidad pero el carisma de Rila Fukushima, quien interpreta a la mutante Yukio, crea una fuerte y memorable presencia femenina. Es una lástima que no se haya explotado más el personaje de la malvada Viper, me gustaría haber visto a la guapa Svetlana Khodchenkova haciendo sufrir mucho más a Logan.
Wolverine inmortal demuestra porque Logan es el más interesante de todos los X-Men, no que necesitáramos una explicación pero se agradece que en esta entrega nos lleven de vuelta al principio, a lo más profundo de la naturaleza de este personaje. A pesar de que esta película sea una continuación directa de X-Men: la batalla final y tenga un par de detalles sobre Wolverine que quizás no todos conozcan o recuerden no importa. Este excelente largometraje no decepcionará ni a fans ni a neófitos.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

Una lección que muchos deberían aprender


No sé si siempre ha sido así o sólo es de unos años para acá pero la superficialidad y la obsesión por el dinero parecen haberse incrementado enormemente. Es imposible salir a la calle o ver la televisión sin encontrarse con personas que sólo hablan de las trivialidades que el dinero puede comprar. Estas personas no pierden oportunidad de mencionar la ropa de diseñador que tienen, el coche de lujo que manejan o lo último en gadgets que adquirieron.

Quizás sea por la vida de lujos que llevan o el hecho de que nunca se hayan esforzado por lo que tienen pero sus actitudes y conversaciones sólo las muestran como las personas frívolas y vacías que son. Lo más triste de todo es que están tan ensimismadas que ni siquiera se dan cuenta de lo equivocadas que están. El tener más o menos dinero no tiene nada que ver con el valor de las personas.
Es absurdo pero el dinero parece causar más problemas de los que resuelve. Se dice que el dinero cambia a las personas pero no es así, simplemente saca su verdadera personalidad a flote. Por eso hay quienes les dan la espalda a sus amigos y familiares al volverse millonarios y hay quienes comparten su riqueza con sus seres queridos y donan a la beneficencia. La riqueza puede hacer o deshacer a una persona.

No estoy diciendo que debamos despreciar al dinero pero es ridículo que a algo que cualquier persona pueda conseguir se le dé un valor tan elevado. No se trata de si es una moneda o si son miles, hoy en día se cree que una persona vale simplemente por tener dinero, como si eso lo hiciera más bueno, más inteligente o más talentoso. Todos podemos conseguir dinero sin talento alguno, sin suerte, sin habilidad y sin tener que ser buena persona siquiera.
Se supone que recibimos la remuneración apropiada por nuestro trabajo pero muchas personas tienen dinero sin esfuerzo alguno, ya sea porque lo heredaron, se lo robaron o lo encontraron tirado en la calle, no importa quién seas, puedes tener dinero, no se necesita ser alguien especial. Así que no entiendo por qué tanto alboroto por la riqueza de las personas, el dinero no puede comprar el amor, la amistad, la felicidad, la inteligencia, el talento, ni siquiera la salud porque todavía hay enfermedades incurables.

Aun así, la gente se rehúsa a considerar el dinero sólo como lo que es: algo con lo que se puede comprar cosas y le dan un valor mayor al real. Incluso hay quienes fingen tener más dinero del que realmente tienen y se esfuerzan por mostrarse como si pertenecieran a clases sociales elevadas creyendo que esto los convierte en seres humanos superiores. Es difícil saber quién es peor, la persona que mira con desprecio a los que poseen menos o la persona que perpetúa un estereotipo ridículo aspirando a una vida materialista.
Todos conocemos a personas así y aunque no todos los adinerados se la pasan de fiesta en fiesta sin trabajar, la mayoría no serían capaces de aguantar el ritmo de una persona que trabaja ocho o más horas diarias y que debe ajustarse a un presupuesto. La película mexicana Nosotros los nobles, dirigida por Gary Alazraki, parte de esta premisa y nos muestra el crudo despertar de unos jóvenes acostumbrados a una vida de lujo y comodidad que de un día para otro se ven obligados a trabajar para sobrevivir.

La película nos muestra al empresario Germán Noble, interpretado por Gonzalo Vega, que se preocupa al ver que sus tres hijos no están haciendo nada con sus vidas y que sólo se dedican a despilfarrar el dinero. Como siempre han dependido de él no se preocupan por el futuro y no tienen metas ni aspiraciones. No tienen respeto por las personas trabajadoras y se rodean de lambiscones tan vacíos como ellos.
Germán, triste por la situación, hace creer a sus hijos que perdió su fortuna y se los lleva a vivir a la deteriorada casa de su padre abandonada desde hace años. Aunque la trama es bastante predecible, al igual que la manera en que cada hijo va a recibir su lección, es muy entretenido ver cómo lidian con la situación. Karla Souza interpreta a la perfección a la típica socialité que sólo se interesa en ir de compras y salir con sus amigas o con su novio.

Su hermano Pablo supuestamente trabaja con su padre pero lo único que hace es perder el tiempo con ideas absurdas que nunca se concretan y utiliza el dinero de la empresa para financiar sus parrandas. El menor de los hermanos no toma en serio los estudios y fue expulsado de la facultad. Todos son un desastre y las condiciones a las que los somete el padre no tardan en causar situaciones muy divertidas.
En esta película podemos vernos reflejados todos, ya sea por las labores domésticas que quizás de niños nos rehusábamos a hacer o la realidad con la que nos enfrentamos al salir al mundo laboral pero Nosotros los Nobles nos muestra de una manera cómica la verdad sobre la marcada distinción de clases, los privilegios de unos pocos y las carencias de muchos.

Con un tema como este sería fácil caer en algún extremo pero el drama se maneja de una manera tan sincera que es imposible no ver el lado amable de las adversidades que los protagonistas enfrentan. Los personajes no son tan exagerados como para ser una caricatura de la sociedad sino que al verlos podemos asegurar que hemos conocido a personas que se comportan igual a las que vemos en pantalla, son creíbles.
No deben perderse Nosotros los Nobles, la fórmula no es nueva y es muy sencilla pero está muy bien escrita y dirigida. Los actores se lucieron en esta divertida e ingeniosa película que demuestra que el valor de una persona se mide por ella misma, no por sus posesiones.

La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.