Anne Rice, una de mis escritoras favoritas, se inspira en el cuento clásico de La Bella Durmiente para crear una trilogía erótica que cambió, quizás arruinó, al menos para mí, la fantasía del príncipe que valientemente lucha para rescatar a su amada.
A través de los años he leído y releído sus Crónicas Vampíricas. Encuentro atractivos a sus personajes en todos los sentidos, no sólo porque siempre son descritos como hermosos sino por los conflictos emocionales que los atormentan. Cada vez que leo alguna novela sobre vampiros no puedo evitar compararla con las escritas por Anne Rice y el resultado siempre es el mismo, Rice es la mejor en este género.
Quisiera poder decir lo mismo de sus obras escritas bajo el pseudónimo A. N. Roquelaure pero estaría mintiendo. La propuesta es interesante, el príncipe llega a rescatar a la bella durmiente pero en vez de despertarla con un beso de amor verdadero, la pobre princesa sale de su letargo al ser ultrajada mientras dormía.
A partir de este momento comienza una serie de vejaciones, humillaciones y escenas sadomasoquistas que, aunque podrían resultar interesantes sin importar las preferencias personales, terminan por cansar al ser lo mismo una y otra vez. Quizás el problema con este libro sean las expectativas que crea al ser clasificado como novela erótica. Tal vez si se anunciara como sadomasoquismo explícito llegaría al mercado correcto. Aún así, me parece que se queda a mitad del camino para ambas preferencias, demasiado crudo para los que esperábamos erotismo y demasiado tranquilo para los extremos.
Ya había leído con anterioridad Hacia el Edén, otra novela erótica escrita por Rice bajo el pseudónimo de Anne Rampling y no tuve suficiente instinto para saber que era una advertencia de lo que encontraría en El rapto de la bella durmiente. Quizás mi admiración por Rice me convenció de darle otra oportunidad en este género. En Hacia el Edén tenemos las mismas prácticas sadomasoquistas pero lo confuso aquí es que, de un capítulo a otro, nos encontramos leyendo una historia de amor un tanto simplona e inocente que difícilmente le compramos a los protagonistas. Sobre todo porque los conocimos en prácticas que no parecen precisamente de amantes cariñosos.
Con esto no quiero decir que esté decepcionada de Anne Rice, simplemente creo que debería continuar escribiendo lo que domina, queremos leer más sobre vampiros, brujas y seres misteriosos. Sus personajes exudan erotismo de una manera sutil y cautivadora, no hay necesidad de golpear a nadie ni introducir objetos en cavidades, un par de colmillos son suficientes para sentirme intrigada por el protagonista.
Para finalizar, aclaro que esto no disminuye en lo más mínimo mi admiración por ella y la sección de mi librero dedicada enteramente a ella continuará creciendo. Puedo quejarme y criticar pero, a pesar de lo que dije aquí, sé que irán a dar a ese librero la segunda y tercera parte de El rapto de la Bella Durmiente.
La imagen utilizada es propiedad de Ediciones B México.
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