viernes, 20 de septiembre de 2013

Invocando a los fans del cine de terror


Las historias de miedo son el deleite de muchos y la pesadilla de muchos otros pero es innegable que no dejan indiferente a nadie. Hay personas que no creen en fenómenos sobrenaturales o fingen no creer en ellos pero, sea cual sea la postura de cada individuo aún hay sucesos en este mundo para los que la ciencia no tiene explicación.

Los escépticos dirán que el hecho de que haya fenómenos inexplicables no es indicativo de la existencia de un más allá sino que la ciencia aún no ha encontrado la manera de justificar estos sucesos pero algún día lo hará. Por mi parte, me parece más emocionante creer que los ruidos misteriosos no son consecuencia del viento y que las apariciones no son producto de la imaginación.
Aclaro que no por eso creo que todo lo que sucede a mi alrededor sin explicación inmediata se deba a una presencia fantasmal, simplemente tengo suficiente apertura de mente como para creer que hay un mundo del que prácticamente no sabemos nada. Así como pienso que sería egoísta creer que en un universo tan vasto seamos los únicos seres inteligentes también me parece absurdo no cuestionar qué sucede con  nuestras almas cuando fallecemos.

Las religiones tienen explicaciones al respecto o por lo menos intentan dar cierto consuelo a sus seguidores pero la realidad es que no hay métodos científicos que nos permitan demostrar si vamos al cielo, si nos volvemos fantasmas o si simplemente nuestra alma se desvanece mientras nuestros cuerpos se convierten en polvo. Podríamos hablar durante años sobre este tema desde el punto de vista teológico pero tampoco llegaríamos a nada.
La incertidumbre sobre el más allá nos da un sinfín de material que, dependiendo cómo se maneje, puede resultar sumamente entretenido. ¿Quién no ha contado historias de miedo durante un apagón en una tormenta? ¿Quién no ha visto una película de fantasmas que provoca pesadillas por las noches? En los campamentos es toda una tradición reunirse alrededor de la fogata e intercambiar relatos de horror que dificultan enormemente el ir al baño acompañado sólo por una linterna en medio de las sombras provocadas por las ramas de los árboles.

Estoy consciente que no a todos les gusta que los asusten pero yo encuentro divertido el que un tema me ponga los pelos de punta. Libros, películas e incluso videojuegos de miedo son parte fundamental en mi vida y gracias al internet tengo acceso a todo tipo de leyendas e historias escabrosas que aumentan su terrorífico valor al incluir la aclaración “basada en hechos reales”.
El Exorcista, Terror en Amityville, El exorcismo de Emily Rose, Posesión Satánica y muchas más han capitalizado con este aspecto aunque algunas sólo debieran decir “inspiradas en hechos reales” ya que, para hacerlas más comerciales, se modificaron tanto que tienen poco de la historia original. Por eso me emocioné por la película El Conjuro, basada en el caso real de la familia Perron investigado por el matrimonio Warren.

Ed y Lorraine Warren fue un respetado equipo de demonólogos e investigadores de lo paranormal que escribieron varios libros. Entre sus casos más famosos se encuentran el de Amityville y el de la familia Perron. Ed falleció en 2006 pero Lorraine, clarividente profesional y médium, continúa trabajando y aún podemos verla en acción en programas como Estado Paranormal y Contactos con el más allá.
El Conjuro no está basada en la trilogía Casa de obscuridad, Casa de luz, escrita por Andrea Perron sino en los archivos del matrimonio Warren. Esto no quiere decir que la historia no sea fiel a la real sino que se analiza el fenómeno desde otro punto de vista, uno aprobado por la misma familia Perron. Era imposible resumir en una película de dos horas la pesadilla que la familia Perron vivió durante diez años en esa casa así que se tomaron los aspectos más relevantes y se centraron en sólo una parte de lo sucedido.

Esta película generó mucha expectativa y se promocionó como “la película más terrorífica de los últimos tiempos”. Quizás se deba a toda una vida de películas de miedo o a que estaba preparada para ser aterrorizada pero me pareció que las críticas exageraron. Está muy bien hecha y el sentimiento de desesperación e impotencia está presenta durante todo el largometraje pero sólo hubo un par de escenas en las que brinqué en mi asiento.
Vera Farmiga es una excelente actriz que parece haber nacido para este tipo de papeles misteriosos. Patrick Wilson es el actor perfecto para encarnar a Ed Warren y transmitir la seguridad y ética que lo caracterizaba. El matrimonio Warren se dedicaba a ayudar sin importar cuan terrorífico y peligroso fuera el mal que debían enfrentar y Farmiga y Wilson hacen que esto sea creíble. La genial Lili Taylor fue la elección ideal para interpretar a Carolyn Perron ya que se requería a una gran actriz para mostrar el infierno que vivió esa pobre mujer.

El Conjuro es una película muy entretenida y a juzgar por los gritos de las personas en el cine, cumple con lo prometido. La siniestra historia debe haber ocasionado que más de uno durmiera con la luz prendida esa noche. El conjuro fue un éxito en taquilla y las críticas positivas abundaron ya que se logró crear una película de horror sin abusar de efectos especiales y se transmitió el mensaje de manera inteligente sin utilizar trucos baratos y recursos burdos típicos de películas B.
Las comparaciones con El Exorcista y Poltergeist eran inevitables pero nada que reste mérito a esta gran película. En Junio se anunció que ya se está planeando una secuela y aunque no se adelantó de qué trataría seguramente será tan interesante como espeluznante ya que tendremos de vuelta a Vera y a Patrick como el matrimonio Warren en uno de los muchos terroríficos casos que investigaron. Ya sea en Amityville o quizás en el sombrío episodio que casi traumatizó a Lorraine Warren, del cual hacen mención en El Conjuro, la segunda parte intentará asustarnos nuevamente y realmente espero que lo logre.

La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

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