Si le doy a Ryan Gosling un lugar y una hora a partir de ese momento y durante los próximos cinco minutos será mío, sin importar lo que haga. Parece el sueño hecho realidad de todas las mujeres en el planeta, desafortunadamente para obtener este trato preferencial hay que contar con una fuerte suma de dinero, un buen plan para cometer un delito y ser parte de la película Drive, adaptación de la novela de James Sallis, dirigida por Nicolas Winding Refn.
Drive es un clásico de culto instantáneo cuya sombría visión nos entretiene de manera brillantemente honesta. Esta película ha sido aclamada a nivel internacional no sólo por su dirección sino por sus efectos sonoros y un reparto que nos mantiene en tensión de manera inteligente. Los diálogos pasan a segundo plano dejando que la naturaleza de los protagonistas nos diga todo lo que debamos saber. La acción se maneja en pequeñas pero poderosas dosis que angustian tanto como emocionan.
Gosling es uno de los actores que mejor elige sus protagónicos y lo hemos visto a través de los años interpretar desde un adorable pueblerino con un amor imposible hasta un escalofriante neonazi mostrando así sus capacidades histriónicas. Tampoco se ha quedado atrás si de mostrar piel se trata ya que nos deleitó visualmente en Loco y estúpido amor y se le agradece.
En esta ocasión se transforma en un introvertido doble de películas que tiene gran habilidad tras el volante y sangre fría de sobra para ofrecer sus servicios como especialista en eludir a la policía tras un atraco. Su trabajo comienza en un punto de encuentro, maneja como sólo él sabe y sus servicios no terminan hasta que su cliente escape sano y salvo, así de sencillo.
A pesar del peligroso estilo de vida del protagonista, el verdadero riesgo comienza cuando desarrolla una relación muy especial con su vecina, interpretada por Carey Mulligan, y su pequeño hijo. El apego que tiene por ellos y su deseo por protegerlos lo lleva a involucrarse en un trabajo que puede costarle todo lo que con tanto esfuerzo ha logrado.
Drive nos remonta a las películas ochenteras de principio a fin, la dirección, los montajes y la sonorización nos recuerdan las cintas de acción que sentaron las bases para el cine de hoy en día. La película puede resultar un poco lenta y sofocante para los que buscan persecuciones en coches y disparos sin parar. La belleza de Drive es precisamente que logra inspirar empatía con los personajes sin necesidad de contarnos toda su vida y mantenernos en tensión sin ver un dedo apretando el gatillo.
Esta película se esfuerza en entregarnos visualmente la trama de la historia y lo logra, nos regala una serie de imágenes que transmiten los sentimientos de los personajes. Drive tiene de todo, romance, violencia, traición, drama, acción y cada emoción es mostrada en su forma más cruda y honesta. Uno de los mejores thriller neo-noir que logra lo impensable: belleza y sofisticación en una película de acción.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.
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