miércoles, 13 de junio de 2012

¿Evolución = Revolución?


Los descubrimientos científicos han permitido mejorar el nivel de vida al encontrar curas para enfermedades que antes significaban una sentencia de muerte. Parejas que debían renunciar a su sueño de convertirse en padres ahora pueden someterse a tratamientos de fertilidad que les dan esperanzas. El tan criticado desarrollo de alimentos transgénicos podría en el futuro, en el mejor de los casos, ayudar a disminuir la hambruna en el mundo.
Quiero creer que estas investigaciones nacieron con las mejores intenciones pero el factor humano implica que hay riesgo de llevar las cosas demasiado lejos. Es por eso que se insiste una y otra vez en la ética y el imponer límites. Como defensora de los derechos de los animales condeno la experimentación en laboratorios con ellos. No me encadeno a las puertas de las compañías ni hago huelgas de hambre en señal de protesta pero he dejado de comprar los productos de las empresas que prueban sus productos en animales o financian experimentos de este tipo.
Quizás me resulte fácil hacer boicots económicos y juzgar estos experimentos porque veo las cosas de manera objetiva pero ¿si no fuera así? Desafortunadamente hay muchas personas cuya única esperanza es que los experimentos en animales sirvan para encontrar la cura para alguna enfermedad terminal de algún ser querido o de ellos mismos. Sólo puedo imaginar el sufrimiento de estas personas y la necesidad de creer en algo. Es aquí donde entro en conflicto, si se trata de salvar a alguien ¿entonces está justificado? ¿Será justo traer sufrimiento e incluso matar a un animal para salvar vidas humanas?
Este es precisamente uno de los temas que toca El planeta de los simios: revolución. Las críticas de esta precuela dirigida por Rupert Wyatt fueron lo suficientemente alentadoras como para animarme a verla en DVD y no me arrepiento. Nunca fui fan de la serie pero me gustó la película que dirigió Tim Burton en 2001, aunque debo admitir que estoy un poco prejuiciada porque soy su fan.
Este largometraje nos explica cómo comenzó todo, vemos todas y cada una de las acciones que llevaron a la raza humana a ser dominada por los simios. Por un lado tenemos los intereses económicos de una compañía, por otro lado a un científico que permite que sus sentimientos nublen su objetividad y por el otro a los pobres simios cuyo tormento comienza desde que son arrancados de los brazos de sus madres para llevar una vida de sufrimiento. Ya sea en un laboratorio o en un santuario pero encerrados y sin posibilidad de regresar a su hábitat.
En esta película vemos a todos los involucrados dejar la ética de lado aunque por razones muy distintas pero el temible desenlace era bastante previsible e inevitable. Cada acción que cometemos tiene una reacción, puede ser tan simple como tomar una calle diferente y llegar tarde al trabajo. Me parece bastante inocente, o quizás sea negación, el creer que se puede controlar todo, sobre todo cuando se trata de interferir con la naturaleza. Todo tiene consecuencias y una vez que comienza un proceso, rara vez puede ser detenido.
El planeta de los simios: revolución, resultó muy entretenida, llena de acción y con un gran mensaje. No faltaron los momentos tiernos y villanos que desearíamos ocuparan el lugar de los simios en las jaulas. Sorprendentemente buena, esta película nos muestra un futuro que, a juzgar por todos los avances científicos, no parece tan descabellado. La ambición, la soberbia y el desprecio por la vida son defectos terribles en la raza humana, quizás en eso deberían ponerse a trabajar los científicos, en crear humanos con mejores sentimientos.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

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