viernes, 21 de diciembre de 2012

Cortejando a la vida


Astronautas, vaqueros, policías, presidentes, atletas profesionales, los niños sueñan en grande y se emocionan imaginando las emocionantes vidas que tendrán cuando sean adultos. No importa qué tan descabellada pueda parecer nuestra idea, cuando somos niños estamos convencidos de que sólo necesitamos quererlo para tenerlo. La niñez es una época maravillosa en que la realidad no tiene gran influencia en nuestras decisiones.
Como adultos sabemos que no se trata sólo de elegir lo que queremos sino de trabajar para conseguirlo y, en un mundo en donde la competencia es cada vez mayor, debemos estar muy bien preparados. Confucio dijo “Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”, tenía razón pero no del todo. Incluso para aquellos que tienen su trabajo soñado deben lidiar con ciertos aspectos de su profesión u oficio que no son del todo de su agrado.
Cuando estaba en la universidad asistí a una conferencia sobre publicidad y el orador nos dijo algo que jamás olvidaré: “La publicidad sería la mejor y más bonita de todas las profesiones de no ser por los clientes”. Como estudiante no lo comprendí del todo pero ahora, después de más de una década dedicándome a diseño y publicidad sé exactamente a qué se refiere. No creo que sus palabras se limiten a mi área, lo mismo sucede en cualquier otra. Clientes, proveedores, especificaciones técnicas, leyes, regulaciones oficiales, en todos los ámbitos se encuentran limitantes que debemos tolerar.
A pesar de los problemas laborales y el estrés no debemos olvidar estar agradecidos de que tuvimos la libertad de elegir a qué nos dedicaríamos. En la antigüedad las mujeres no podían darse el lujo de tomar decisiones respecto a sus propias vidas ni mucho menos estudiar y prepararse. Este es el tema que aborda Susan Griffin en el libro Las Cortesanas y nos lleva en un emocionante recorrido a través de la historia que describe un mundo dominado por hombres, regido por el machismo y los prejuicios.
Griffin describe fielmente el absurdo de considerar a las mujeres una moneda de cambio, se esperaba que fuesen seres desprovistos de consciencia que sólo servían para adornar las cortes y unificar reinos a través de matrimonios provechosos. Las mujeres “respetables” no aprendían siquiera a leer y escribir, se les mantenía en la ignorancia en cuestiones políticas y sociales. Era impensable el considerar pedirles su opinión o permitir que tuvieran profesión o ejercieran algún oficio.
Curiosamente, en una época tan denigrante para las mujeres, la clase baja parecía gozar de más libertad ya que de ellas no se esperaba nada, nadie parecía reparar en ellas y muchas incluso se ganaban el sustento trabajando como criadas pero ellas tampoco podrían jamás estudiar alguna profesión. Las mujeres de clase baja podían ir y venir a su antojo pero se desgastaban físicamente con trabajos pesados y mal pagados. Las mujeres de clase acomodada vivían rodeadas de lujos pero no podían siquiera expresarse.
En ese estado de represión resulta admirable que las mujeres hayan encontrado la manera no sólo de asegurar su posición económica sino de estudiar y cultivarse, tanto así que sus opiniones eran escuchadas y respetadas. La mejor manera de conseguir esta envidiable posición era convirtiéndose en cortesana. Las más hábiles se reinventaban a sí mismas y creaban personajes que conquistaban amantes adinerados y poderosos que no reparaban en gastos para mantenerlas a su lado.
Sería fácil juzgar a estas mujeres y criticarlas por sus decisiones pero la realidad es que eran otros tiempos y sus situaciones eran desesperadas. Las cortesanas se valieron de sus atributos físicos pero también de su inteligencia para acumular riqueza y poder. De ellas se esperaba no sólo que fueran artistas en la cama sino que también fueran cultas, divertidas y educadas para retener la atención de los hombres en las más elevadas posiciones.
En Las cortesanas se describe cómo es que llegaron a convertirse incluso en íconos de la moda y la cultura, creando tendencias en ropa y accesorios, se volvieron imprescindibles en eventos sociales, se codeaban con la más alta sociedad y apoyaban a las artes. Estas mujeres lograron lo impensable en una época en que la represión al sexo femenino era una norma. Este libro nos muestra las increíbles y conmovedoras historias que van de la pobreza y el abuso a la riqueza y la admiración. Una lectura que cambiará definitivamente nuestra manera de pensar sobre las cortesanas.
La imagen utilizada es propiedad de la Editorial.

jueves, 6 de diciembre de 2012

La última y nos vamos


Este año parece estar de moda más que nunca todo lo relacionado con el fin del mundo y la aniquilación de la raza humana. Es innegable que los Mayas poseían grandes conocimientos, superiores incluso a los de muchas poblaciones de hoy en día pero no creo que ni ellos, con su gran inteligencia, hubieran imaginado el revuelo que sus profecías causarían en pleno siglo XXI.
El anuncio del fin de nuestros días no es nada nuevo, a través de la historia se ha dado una cantidad absurda de fechas en las que supuestamente todo terminará. Ni siquiera tengo que remontarme a épocas muy lejanas, recuerdo cuando en mi niñez se anunciaron fechas apocalípticas que terminaron siendo días perfectamente normales.
Me tocó vivir la paranoia del Y2K, yo nunca creí que los misiles fueran a dispararse solos ni que las computadoras fueran a volverse locas y a apoderarse del mundo en cuanto entráramos a un nuevo siglo pero conocí varias personas que estaban convencidas de que nos había llegado nuestra hora. Yo recibí al nuevo milenio en un bar con vista al mar disfrutando de un espectáculo de fuegos artificiales sobre la bahía. Mi computadora simplemente cambió de fecha, no se auto destruyó y nunca hubo un apagón masivo que condenara a la humanidad a una época de obscuridad.
En años recientes ha surgido una buena cantidad de profetas autoproclamados que advierten sobre el fin del mundo pero no se les ha tomado en cuenta, ni siquiera a trending topic llegan. Me resulta raro que las profecías Mayas ahora sean tomadas casi cómo una ciencia exacta aceptada por tantas personas en el planeta. Lo peor de todo es que las personas que sufren cada día ante el inminente fin de nuestra existencia ni siquiera se preocupen por leer y estudiar a fondo lo que los Mayas realmente querían decir.
Los Mayas se referían al fin de la vida cómo la conocemos, lo cual puede significar cualquier cosa. Si mañana decido volverme vegetariana entonces mi vida cambiará o si me mudo a otra ciudad mis días serán muy diferentes a lo que son ahora. El mundo en estos momentos está pasando por un momento difícil y las personas que están en puestos claves para tomar decisiones no están haciendo un buen trabajo. Hay tantas cosas que no están funcionando que realmente espero que los Mayas tengan razón y venga un cambio porque en verdad lo necesitamos.
Lo único seguro es que es un tema que siempre ha dado y dará mucho de qué hablar. Por eso las películas de desastres siempre han obtenido buenos resultados en taquilla. Ya sea que se trate de un meteorito que se impacta en la tierra, que los extraterrestres vengan a conquistar nuestro planeta o que el apocalipsis zombie esté a la vuelta de la esquina, la destrucción del mundo siempre ha generado tanta atracción como miedo.
Hay una buena cantidad de películas sobre mundos post-apocalípticos y la mayoría pintan panoramas poco alentadores. Extinción, recursos agotados, muerte y destrucción son algunos de los aspectos que se muestran en la pantalla grande. Desde Mad Max, pasando por Yo soy leyenda, hasta Los hijos del hombre todas parecen dar pocas esperanzas a la raza humana.
Joel Juárez es un director que se aventuró a crear un mundo post-apocalíptico diferente en su primer largometraje Generation Last. Esta película nos cuenta la historia de un grupo de niños que intentan sobrevivir en un mundo destruido y abandonado. Aunque la idea podría ser buena la trama es lenta y tediosa. Sólo podemos imaginar la angustia de estos niños ya que en pantalla no la vemos.
Los pequeños están solos, hambrientos y cansados pero eso no es todo. Al parecer ya no hay protección alguna en la atmósfera contra los rayos solares y deben beber un líquido que les ayuda a retrasar la inevitable aparición de cáncer. Para colmo deben cuidarse también de los chaneques, criaturas mitológicas que protegen a la naturaleza de la destrucción del ser humano.
Aplaudo la visión del director y su intento por mostrar un destello de esperanza en un mundo de desolación. Juárez filmó esta película en Acapulco y logró capturar la belleza de sus paisajes naturales aunque nos deja queriendo más. En resumen, fue un buen esfuerzo pero debió cuidar más los detalles y adaptar el guión ya que nunca hubo un punto álgido en la película, la historia es plana de principio a fin. Faltó emotividad que nos mostrara la realidad de la situación ya que los protagonistas no parecían sobrevivientes en un mundo hostil sino sólo niños que se fugaron de sus casas y se unieron a una pandilla.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Para ser un buen vecino


Me he mudado muchas veces, he vivido en casas y en departamentos pero la única constante es que nunca he sido la vecina ansiosa por hacer nuevas amistades. Me limito a decir buenos días y buenas tardes y a mantener limpias las áreas que me corresponden. No es que me precie de ser antisocial pero a través de los años he descubierto que es mejor mantener un trato cordial pero distante para evitar demasiada familiaridad que en un futuro puede llevar a desacuerdos.
He tenido la suerte de tener vecinos que parecen pensar igual que yo, nunca me ha tocado que alguna mujer me dé la bienvenida con panecillos y jamás he vivido en alguna colonia donde hagan convivios los fines de semana para unir a la comunidad cómo en ciertos programas de televisión. En una ocasión una vecina vino a verme a los pocos días de que me mudé para indicarme que debía mantener las hojas de mis árboles recortadas ya que en ocasiones se asomaban sobre su barda y no le parecía. Cabe mencionar que su actitud no fue nada amable pero contraté un jardinero para recortar los árboles que pudieran asomar a su propiedad y eso fue todo.
Mi relación con los vecinos es respetuosamente seca y todo parece funcionar. Si yo no me meto en sus vidas ellos tampoco se meten en la mía. Esta filosofía vecinal es la que utilizo tras cada mudanza y aun así me he llevado desagradables sorpresas. No hay manera de saber qué clase de personas viven al lado hasta que algún chismoso nos cuenta sobre ellas o, peor aún, las vemos en las noticias porque son buscadas por cometer ilícitos.
En una ocasión escuché a un comediante decir que cuando hay un asesino serial suelto el lugar más seguro es justo en la casa de al lado ya que los vecinos son los que siempre aparecen en las noticias para comentar “yo lo saludaba todos los días”, “parecía alguien normal”, “siempre se portaba tan amable, jamás lo hubiera imaginado”. Ese comediante tenía razón hasta cierto punto, tal parece que los vecinos siempre están listos para dar la entrevista después de que aparecen los cuerpos de las víctimas en el congelador del hombre que vive al lado.
La casa de al lado contradice por completo esta teoría. Esta película protagonizada por Jennifer Lawrence y Elizabeth Shue comienza cuando madre e hija llegan a vivir justo al lado de una casa con un pasado siniestro. La trama pudiera ser interesante ya que se revela un horrible suceso acontecido en ese lugar que marcó a todo el pueblo. Los vecinos aconsejan a las recién llegadas a mantenerse alejadas de esa casa y del único habitante en ella.
Hasta aquí todo va bien pero el guión falla al crear el suspenso que uno espera en este tipo de películas. Les doy crédito por intentar dar un giro inesperado pero en realidad todo era bastante predecible y la mayoría de los espectadores ya habíamos descifrado lo que sucedía durante la primera mitad de la película así que la revelación no tuvo nada de sorprendente.
Lawrence es una buena actriz que fue desaprovechada en esta película pero por lo menos hizo lo suficiente para entretener al público. No vimos mucha sangre ni violencia lo cual puede ser bueno dependiendo de la visión del director pero tampoco experimentamos tanta tensión y las escenas de persecución y de forcejeo fueron débiles.
A pesar de las deficiencias de esta película la considero palomera, no creo que gane ningún premio pero es una buena manera de relajarse un sábado por la tarde tras una semana de arduo trabajo. Quizás el error fue clasificarla como película de terror ya que en este género es ampliamente superada por muchas que, aunque no tengan grandes guiones, la manera en que crean tensión y van subiendo de tono las hacen clásicos del cine.
Si algo aprendí al ver La casa de al lado es que mis vecinos no son tan malos después de todo, no dudo que muchos de ellos tengan historias un tanto escabrosas pero no voy a cometer el típico error de películas de terror y tocar a su puerta sola, de noche, completamente desarmada y sin avisarle a nadie. ¿Quién sabe? Quizás son ellos los que piensen que yo soy alguien de cuidado y no tengan intención alguna de tocar a mi puerta por la noche.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

Para la Generación Nintendo


Jamás olvidaré el día en que vi por primera vez un videojuego, me resultó increíble descubrir que la televisión no sólo servía para ver programas sino para jugar tenis. Bueno, era bastante rudimentario, los jugadores eran simples barras a cada lado de la pantalla, la red era sólo una división a la mitad y la pelota era un cuadrado que hacía un sonido peculiar al rebotar. Creo que a los niños en general, no nos molestaba la falta de definición, estábamos demasiado impresionados con la novedad de controlar lo que veíamos en nuestras pantallas.
Al poco tiempo llegó el Atari y era lo último en tecnología, constantemente terminaba con las manos adoloridas por utilizar el joystick pero no me importaba. Cambiaba cartucho tras cartucho descubriendo cuál me gustaba más y para cuál tenía más habilidad. Me encantaba Space Invaders, Q*bert, Seaquest, Jungle Hunt, bueno, me gustaba cualquier juego que cayera en mis manos. A excepción de los de deportes, esos no eran de mis favoritos pero era tan devota de esa consola que incluso me gustó el de E.T. uno de los peores juegos en la historia de los videojuegos, no me avergüenza admitirlo.
Del Atari brinqué al Nintendo, Súper Nintendo y cuanta consola siguió. Debo admitir que cuando los juegos de plataforma evolucionaron a la tercera dimensión me costó un poco de trabajo adaptarme. Estaba acostumbrada a mover mi personaje sólo hacia un lado, brincar obstáculos que llegaban al frente y dispararle a lo que se moviera. Cuando tuve más posibilidades de movimiento, puertas ocultas, trampas en el suelo y enemigos que salían de la nada debí pasar por un proceso de adaptación. Fue en ese momento que descubrí que ser una buena gamer no era tan fácil como antes.
Más de dos décadas después, mi afición por los videojuegos sigue intacta y mi consola predilecta es la Xbox 360. Mi ajetreada vida diaria no me permite estar metida en ellos todo el día pero encuentro tiempo para jugar de vez en cuando. Es interesante ver la evolución no sólo de los sistemas de juego sino de los personajes que conocí de niña y las franquicias que he seguido desde un principio.
En los cortos de la película Ralph, el demoledor vi varios personajes conocidos en el mundo de los videojuegos pero no terminó de llamar mi atención. Por lo general me gustan las películas infantiles que están plagadas de referencias pop y retro que en ocasiones parecemos entender mejor los adultos que los niños a los que van dirigidas pero a Ralph no le di mucha importancia. No tardé en escuchar numerosas críticas positivas y recomendaciones sobre esta película así que decidí darle una oportunidad.
No sólo no me arrepiento sino que es una de las mejores películas que he visto. Toda película infantil que se precie de serlo lleva un mensaje positivo y ésta no es la excepción, sólo que no se trata de una lección cursi o aburrida. El fino humor con el que manejan las situaciones y las personalidades de los protagonistas cautivan al espectador desde que comienza.
La película nos cuenta la historia de Ralph, un villano de videojuegos que está harto de ser temido y rechazado por los demás. Ralph se rehúsa a ser un estereotipo y decide forjarse un nuevo destino al buscar fortuna fuera de su videojuego. Esta película se encuentra salpicada de personajes conocidos de franquicias famosas como Street Fighter y Mario Bros. pero también encontramos referencias menos comerciales, sólo para conocedores. Incluso Q*bert y Coily hacen apariciones memorables.
La simpatía que despierta Ralph desde un principio, a pesar de ser un villano, lo convierte en un inspirador anti-héroe. La extraña combinación de videojuegos y personajes funciona a la perfección creando una interacción interesante que resulta en relaciones impredecibles. El excelente trabajo de animación, grandiosos personajes y una conmovedora historia es la combinación ganadora que Disney necesitaba para recuperar su lugar en largometrajes infantiles.
Una película para todas las edades que tiene de todo: acción, romance, pelea, naves espaciales, insectos mutantes, carreras de autos, zombies y un mundo completamente hecho de dulces. Si eres fan de los videojuegos te va a encantar y aunque no lo seas la disfrutarás de igual manera. Ralph, el demoledor es ideal para pasar un buen rato y reír con ganas.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Antes de ver el futuro hay que ver el pasado


Hoy en día es fácil encontrar personas que aseguran poseer todo tipo de habilidades y dones para ver el futuro y predecir nuestra suerte. En las calles vemos su publicidad y hasta en medios impresos los anunciantes parecen pelearse por un mercado ávido de saber si podrá conquistar a la persona que ama o si el negocio que va a emprender será todo un éxito.
Las líneas psíquicas son un negocio millonario cuya clientela no parece que vaya a disminuir algún día gracias a que todos, incluyendo a los escépticos, quieren escuchar palabras alentadoras sobre su futuro. Nunca faltan familiares y amigos que nos recomienden a “la señora que echa cartas” o al “hombre que lee los caracoles”.
Desde políticos hasta artistas admiten creer en médiums y videntes y confían en ellos para tomar decisiones importantes. Resulta ahora tan lejano el que tales admisiones en otros tiempos llevaban tanto a los consultantes como a los psíquicos directo a la horca o a la hoguera. Hoy en día parecería que el mayor crimen de las personas que dicen leer el futuro sea los precios exorbitantes que en ocasiones cobran por sus servicios.
La persecución, la tortura y los juicios por brujería están bien documentados y siguen causando indignación no sólo por el sufrimiento y las muertes que causaron sino por el descarado abuso de poder religioso y político y la confiscación de bienes de los supuestos herejes. En la Francia del siglo XIV no sólo padecían pestes e injusticias sociales sino que la inquisición estaba en su apogeo y el temor a ser acusado de brujería hacía desconfiar de vecinos e incluso de familiares.
Este es precisamente el ambiente en el transcurre En el tiempo de las hogueras, novela escrita por Jeanne Kalogridis. La historia se va desarrollando a través de los relatos de una abadesa del convento de Carcassona cuyas curaciones milagrosas la llevaron a ser arrestada bajo cargos de brujería. Un joven escriba enviado por la Iglesia recoge su historia a manera de confesión antes de enviarla a morir en la hoguera.

Kalogridis nos transporta en el tiempo y, a través de las palabras de la abadesa, sentimos que estamos experimentando en carne propia el temor y el sufrimiento de todas las personas que fueron acusadas injustamente. Retrata a la perfección la hipocresía de la época al juzgar de brujas a aquellas personas que poseían los conocimientos ancestrales sobre la naturaleza pero, si la medicina convencional fallaba, no dudaban en acudir a ellas y solicitar sus remedios con hierbas.
En este maravilloso libro se denuncia la persecución a parteras, judíos e incluso templarios y todo debido a la ignorancia de las personas y a la lucha por el poder. Lo que comienza como la confesión de una pobre mujer que no tiene esperanza alguna de evitar ser quemada en la hoguera se transforma en una asombrosa historia sobre la eterna lucha entre el bien y el mal.
Las piezas del rompecabezas van cayendo en su lugar página tras página revelando la verdad tras los acontecimientos que la Iglesia manipulaba para continuar ejerciendo su implacable poder. Conforme la abadesa avanza en su relato, el joven escriba comienza a cuestionar todo en lo que siempre ha creído a pesar de que, antes de escuchar a la abadesa, su fe era inquebrantable.
La conmovedora historia de la abadesa, desde su nacimiento hasta su arresto por cargos de brujería, provoca indignación pero también resulta inspiradora y nos llena de esperanza. Su relato nos muestra a una mujer fuerte y decidida que no se detendrá hasta cumplir con su destino, una mujer que no teme a dar su propia vida con tal de que el bien triunfe sobre el mal.
En el tiempo de las hogueras es un libro fiel a la época, a las tradiciones y a las costumbres paganas que condenaron a tantas personas. El conocimiento que la autora posee sobre el tema la llevó a escribir de manera honesta y con total comprensión de las llamadas creencias heréticas. Kalogridis hace justicia con sus palabras a todas aquellas personas que sufrieron en la inquisición al mostrarlos cómo lo que realmente eran, personas que amaban y sufrían como cualquier otra cuyo único pecado fue atreverse a elegir un camino diferente al que la Iglesia les dictaba.
La imagen utilizada es propiedad de la Editorial.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Un cuento de Navidad lleno de esperanza y zombies


La Navidad es una época mágica, llena de esperanza, sueños y amor hacia nuestros semejantes. Hay personas que se comportan como unos verdaderos desgraciados el resto del año pero en la temporada decembrina encuentran en su interior la poca bondad y humanidad que tienen y hacen obras de caridad, ayudan a los necesitados o por lo menos dejan de lado sus acostumbradas actitudes egoístas.
El verdadero significado de la Navidad se ha perdido entre estrategias de mercadotecnia y sentimentalismos gratuitos. El consumismo y el sentimiento de culpa llevan a las personas a dar regalos y compartir la mesa con amigos y parientes a los que normalmente evitarían en cualquier otra época. Afortunadamente, no todas las personas ven a la Navidad de esa manera y realmente viven la festividad con sentimientos de amor, paz y fraternidad.
También tenemos por otro lado a los amargados que harían ver a Ebenezer Scrooge como la Madre Teresa, me refiero a aquellos que se empeñan en criticar y repudiar todo lo relacionado con las fiestas Navideñas. Tales actitudes se pueden deber a algún mal recuerdo relacionado con la época o quizás porque la Navidad, al igual que el día de San Valentín, parece predicar que no tener a nadie con quién compartir esa fecha es un pecado capital o por lo menos es suficiente para catalogar a alguien como un patético perdedor. Lo que me lleva a mencionar a los que pasan todo el mes de Diciembre deprimidos.
Cada quién tiene su manera muy personal de vivir la Navidad pero la mejor que he encontrado hasta el momento es la de uno de mis autores favoritos, Christopher Moore. Su inigualable estilo y humor negro lo han posicionado como lectura obligada para aquellos que no podemos vivir sin una buena dosis de sarcasmo. Moore toma varios elementos de los cuentos clásicos de Navidad y les da su característico toque peculiar para crear un entretenidamente terrorífico cuento Navideño.
Moore crea personajes memorables con facilidad y los transporta de una novela a otra logrando que encajen a la perfección en cada nueva trama y en El ángel más tonto del mundo tenemos unos cuantos ya conocidos. Tal es el caso de Raziel, el ángel que llega a la tierra para cumplir el deseo de Navidad de un niño y lo encuentra en Pine Cove, un pintoresco pueblo que se prepara para las festividades.
Hasta aquí parece que toda va bien y que los habitantes del pueblo serán testigos de un milagro celestial que abrirá sus corazones pero Moore da un genial giro a la historia. Un hombre disfrazado de Santa Claus es asesinado y el testigo de ese crimen es precisamente el niño que Raziel eligió para obrar su milagro. ¿Qué mejor obra que devolverle la vida al mismísimo Papá Noel? El problema es que el hombre con disfraz no será el único en despertar de entre los muertos.
En tan sólo unos segundos Pine Cove deja de ser un pacífico pueblo con habitantes cuya mayor preocupación era la decoración y el bufet a servir en la reunión de la iglesia. Ahora el pueblo es asediado por una horda de zombies hambrientos que perseguirán a sus habitantes hasta conseguir sus deliciosos cerebros.
Moore siempre crea situaciones extraordinarias en los entornos más ordinarios, cada escena está salpicada de ironía, sarcasmo y humor negro. Los héroes impensables de la historia mantienen nuestra atención y despiertan nuestra simpatía hacia ellos. Incluso es inevitable sentir compasión por los pobres zombies que, después de llevar tantos años bajo tierra simplemente escuchando los chismes del pueblo, pueden al fin levantarse, desempolvarse y divertirse un poco.
Una historia Navideña que no deben perderse, les recomiendo que consigan la segunda edición ya que en ella se incluye una pequeña historia al final que retoma a los personajes un año después de su terrorífico encuentro con zombies navideños.
El deseo de paz en el mundo, la convivencia en familia, el ayudar al prójimo, todo eso está muy bien pero si de Navidades divertidas se trata, El ángel más tonto del mundo es la mejor opción. No encontrarán una mejor historia de Navidad con zombies y por si eso no fuera suficiente para tentarlos a leer este gran libro también aparece un murciélago con lentes oscuros y una mujer con espada ¿necesitan más?
La imagen utilizada es propiedad de la Editorial.

martes, 30 de octubre de 2012

Comedia ofensivamente hilarante


Los beneficios de la risa están comprobados, decir que la risa es la mejor medicina no es sólo un dicho. Soltar una buena carcajada no sólo nos trae inmensa felicidad sino que al hacerlo entra más aire en nuestros pulmones, por lo tanto nos oxigenamos más. Al reír segregamos más endorfinas y adrenalina, obteniendo un poderoso remedio naturista para el dolor, la depresión y la angustia. La nariz y el oído se despejan con la vibración de la cabeza y los ojos se limpian por las lágrimas que derramamos al reírnos con ganas.
Por si esto no fuera suficiente también activamos cientos de músculos con cada carcajada, incluyendo unos cuantos del estómago. Claro que no vamos a tener el vientre plano y marcado sólo por reírnos todo el día pero este es un ejercicio que no necesita membresía en gimnasio ni sudar copiosamente. La risa es maravillosa, después de una buena carcajada nuestros problemas no desaparecen pero de alguna manera ya no parecen tan angustiantes.
De niños reíamos todo el día, todo parecía causarnos hilaridad y no necesitábamos mucho para pasar un buen rato e incluso terminar con un dolor de estómago de lo mucho que nos reíamos. Al convertirnos en adolescentes nuestro sentido del humor cambió pero seguíamos encontrando la comicidad en las situaciones. Ahora, de adultos, seguimos ansiando reírnos cómo niños pero ya no es tan fácil.
Las responsabilidades y los problemas pueden abrumarnos y pareciera que incluso se llega a perder la capacidad de asombro. Afortunadamente no es así, nuestra risa sigue dentro de nosotros, sólo debemos saber cómo sacarla. Esto no aplica para todos, estoy consciente de que hay personas que sólo son felices sintiéndose miserables.
De niños reímos con payasos y de adultos lo hacemos con comediantes que se paran frente a un micrófono y se enfrentan a un público algunas veces hostil que lo desafía a ser chistoso. Los comediantes tienen estilo propio y deben adaptarse a los nuevos tiempos para seguir vigentes pero hay un comediante mexicano que nunca ha cambiado la fórmula y hoy, a sus 68 años, sigue cautivando al público y hace reír a las nuevas generaciones, su nombre es Leopoldo García Benítez Peláez, mejor conocido como Polo Polo.
En México es prácticamente imposible no saber quién es él, la irreverencia de Polo Polo y sus chistes misóginos entraron a nuestras casas a través de grabaciones en discos Lp y cassettes que lo consolidaron como comediante. Yo era muy pequeña para entender algunos de sus chistes pero aún a mi corta edad, me quedaba claro que en las mujeres encontraba material de sobra para sus chistes.
Suegras, esposas, novias, ninguna fémina se salvaba de ser la burla en sus chistes. Con el tiempo me di cuenta que su popularidad se debía precisamente a eso y no le di mucha importancia, gente obtusa siempre ha habido y habrá. El fin de semana pasado me invitaron a ver el show en vivo de Polo Polo y por un momento dudé. No me atraía la idea de sentarme un par de horas a escuchar a ese comediante denigrar a las mujeres pero finalmente decidí no tomar tan en serio las cosas y asistir.
El show fue exactamente lo que esperaba, chiste tras chiste sobre mujeres, palabras altisonantes y vulgaridad y debo admitir que no la pasé tan mal, de hecho, me reí con ganas. No estoy de acuerdo con las implicaciones de sus chistes pero creo que él tampoco, no creo siquiera que él realmente se exprese así de las mujeres o que las trate como dice hacerlo en sus chistes. Me queda claro que ese es su estilo de comedia, el misógino no es la persona sino el personaje que le ha dado éxito internacional.
Seguramente Polo Polo no es ningún santo pero tampoco es el mal personificado, es un hombre que ha manejado inteligentemente su carrera y se ha mantenido fiel a su estilo. Desde las viejas hasta las nuevas generaciones, el público sabe exactamente qué esperar de él y de sus shows. Hombres y mujeres acuden por igual a verlo y, sorprendentemente, se ríen igual sin sentirse ofendidos.
La comedia es un verdadero arte, por lo tanto no debe ser tomada en serio, sólo así podremos apreciarla por lo que es, un medio para reírnos de la vida, de nosotros mismos y olvidarnos de nuestros problemas. Sigo pensando que la comedia de Polo Polo es denigrante pero sólo para aquellos que la tomen en serio.
La imagen utilizada es propiedad de la promotora que maneja al artista.

En libertad de contar lo sucedido


Los horrores de la Segunda Guerra Mundial y la ocupación Nazi han sido tema de innumerables libros y películas. La mayoría son historias verdaderas o inspiradas en relatos de personas que vivieron en carne propia las vicisitudes de la época. El sufrimiento de los judíos y de las personas que se atrevieron a ayudarlos arriesgando sus propias vidas siempre seguirá generando historias conmovedoras de valentía, justicia y esperanza. No dudo que Hollywood todavía tenga material y ganas de crear películas sobre este tema pero jamás podrá igualar las historias relatadas por los protagonistas de este triste y vergonzoso episodio de la humanidad.
Cuando la visión del director es contar una historia sin importar las ganancias o los premios logra un trabajo más sincero, este fue el caso del escritor y director Ismael Ferroukhi quién lleva a la pantalla grande un lado menos conocido de la historia de la ocupación Nazi en París en la producción francesa Les Hommes Libres (Los hombres libres). Esta  película está inspirada en historias verdaderas de hombres y mujeres que se lucharon en busca de la libertad y la justicia.
Este largometraje nos cuenta la historia y la situación económica y política de París a través de Younes, un joven inmigrante de Algeria que se dedica a vender mercancía de contrabando para poder mandar dinero a su familia. Younes es arrestado y obligado a ser espía para mantener su integridad física. Las autoridades le piden infiltrarse en la mezquita y encontrar pruebas incriminatorias contra el rector, quién es sospechoso de proveer documentación falsa a los judíos.
La riqueza de los personajes y la belleza al interior de la mezquita nos hacen olvidar por un momento que el protagonista fue amenazado por la policía, que los judíos están siendo perseguidos y que los Nazis se apoderaron de París. Las nuevas amistades que encuentra Younes en esa comunidad lo llevan a descubrir un lado de él que ignoraba poseer, pasó de ser un joven rebelde y egoísta a ser un hombre con principios y fuertes convicciones.
Les Hommes Libres no muestra sólo el dilema ético de Younes sino la generosidad de la comunidad musulmana, la intrincada red de ayuda a judíos y los planes de la resistencia para retomar la ciudad. Esta película de relativamente bajo presupuesto logra transmitir un mensaje de calidez y esperanza en un intento de renovar la fe en la naturaleza humana a pesar de situarse en una época de crueldad e injusticia.
Aquellos que esperen ver una película llena de secuencias de acción y muestras de la crueldad Nazi quedarán decepcionados. Hay momentos de tensión y peligro inminente pero ninguno que amerite balaceras de media hora o peleas cuerpo a cuerpo hasta que los dos contrincantes estén cubiertos de sangre. El abuso de los Nazis se muestra aquí sólo en actitudes arrogantes y conversaciones que, sin mucho detalle, hablan sobre el destino de los que se atrevieron a desafiar a las autoridades.
Esta emotiva película cumple con las expectativas y relata a grandes rasgos la valentía de los musulmanes en París, los problemas a los que los inmigrantes se enfrentan y las amistades inesperadas que surgen bajo condiciones extremas. Los personajes nos ilustran sobre la bondad humana y el surgimiento de héroes impensables en los momentos clave. La lealtad, la amistad, los sentimientos y la búsqueda de libertad y justicia son elementos presentes en cada escena.
Les hommes libres es una de esas películas sobre la ocupación Nazi que, contrario a la mayoría, nos deja con un buen sabor de boca al no centrarse en lo negativo sino en lo positivo. En vez de indignarnos por lo sucedido y lamentar el sufrimiento de tantas personas, esta producción nos motiva a celebrar los buenos sentimientos y la victoria del bien sobre el mal.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.


Del morbo a la fascinación



Resulta terrorífico pensar en asesinos a sangre fría, escuchar sobre ellos en las noticias y leer los detalles de sus crímenes en los periódicos. Esto resulta una contradicción ya que, a pesar del temor que nos cause enterarnos de la depravación de estos seres, sus actos nos causan una extraña fascinación. Desde los asesinatos llevados a cabo por un impulso del momento hasta los que requirieron meses de planeación.
Programas como CSI (Escena del crimen) nos hacen creer que hoy en día es casi imposible cometer el crimen perfecto. El asesino siempre parece dejar algo de sí mismo que conducirá a los investigadores hacia él, ya sea un cabello, un pedazo de ropa e incluso la tierra de sus zapatos. Numerosas series de televisión nos explican la manera en que la ciencia se encargará de encontrar al culpable sin importar lo minúscula que sea la evidencia.
Me considero fan de estos programas pero soy realista, sé que los casos de asesinatos no se resuelven en tan sólo unos días ni que la persona que procesó la escena del crimen será la misma que analizará las pruebas en un laboratorio. La realidad es que los casos tardan meses, incluso años en resolverse y eso es en el mejor de los casos ya que la policía cuenta con una cantidad impresionante de casos archivados a la espera de, algún día, tener la suerte de ser retomados.
Desgraciadamente también queda claro que las autoridades no le dan la misma importancia a todos los casos y muchos culpables andan sueltos gracias a tecnicismos, evidencias circunstanciales o simplemente porque las familias de las víctimas no cuentan con los medios para presionar y de esta manera asegurarse de que la investigación continúe.
A pesar de las deficiencias del sistema debemos reconocer que la ciencia constantemente está innovando en cuestión de medicina forense y procesamiento de evidencias porque, desafortunadamente, pareciera que los crímenes van en aumento y los asesinos parecen evolucionar a la par de la ciencia y desarrollar cada vez más ingeniosos planes para no ser descubiertos.
Por más interesante que resulte el proceso científico para encontrar al culpable, encuentro aún más fascinante el uso del intelecto, la deducción y el instinto para resolver los crímenes. Hércules Poirot y Miss Marple no necesitaban muestras de ADN para encontrar a los asesinos, Dupin resolvía misterios con una facilidad increíble y Sherlock Holmes, con sólo echar un vistazo a la escena del crimen, podía deducir lo que había sucedido. Quizás su eficiencia se debía a que todos ellos son invenciones literarias.
La historia está plagada de crímenes sin resolver, algunos de ellos tan antiguos que los culpables murieron sin pagar en vida por sus fechorías. Hay casos muy famosos pero no por eso más o menos interesantes que otros que continúan desconcertándonos. Quizás por este interés generalizado Lionel y Patricia Fanthorpe se dieron a la tarea de recopilar algunos de los casos sin resolver más extraños en su libro Los asesinatos más misteriosos de la historia.
Aquí encontraremos casos de personajes notables como Jack el destripador y Lizzie Borden pero también nos enteraremos de los pormenores de casos a los que no se les dio la debida importancia o que no se contaron con los medios para darles seguimiento. Algunos de ellos comenzaron a investigarse después de muchos años, tantos que ya ni siquiera era posible recabar evidencia o interrogar a los sospechosos.
Este libro es una lectura imprescindible para los fans de las novelas policiacas y los programas de crímenes por resolver. Mi única crítica negativa al respecto es que los autores intentaron abarcar tantos casos que sólo nos dan una probadita de cada uno dejando muchos detalles fuera. Tal vez fue un proyecto demasiado ambicioso para un solo libro pero la información es suficiente para despertar el interés del lector y motivarlo a realizar sus propias investigaciones sobre los casos que más le hayan llamado la atención.
Los casos en este libro parecen mostrar que el crimen perfecto puede ser llevado a cabo, ya sea por una excelente planeación o por tener suerte para que las condiciones sean perfectas para ejecutar un asesinato. La incompetencia y el desinterés de las autoridades también han sido de gran ayuda para los asesinos. Ni siquiera la ciencia ha podido resolver algunos de los crímenes que se cuentan en este libro ya que hay incluso casos relativamente recientes.
Lo cierto es que sólo podemos especular sobre lo sucedido y horrorizarnos y maravillarnos por igual por los oscuros recovecos de la mente humana y los misterios sin resolver que han cobrado la vida de tantas personas sin posibilidad de encontrar a los culpables.
La imagen utilizada es propiedad de la Editorial.

martes, 9 de octubre de 2012

La guerra también es un arte


La paz mundial es el sueño de muchos, desafortunadamente no se ve que esté por realizarse en un futuro próximo. El hombre siempre ha estado en guerra, ya sea por territorios, riqueza o poder pero la humanidad nunca ha disfrutado largos periodos de paz, siempre hay guerra en alguna parte del mundo. La guerra está en la naturaleza humana, todos decimos querer paz pero desde que nacemos estamos peleando, incluso con nosotros mismos.
Cuando hablamos de guerra imaginamos bandos contrarios armándose para pelear con resultados catastróficos y bajas en ambos lados. Nuestras batallas personales son exactamente lo mismo, nos armamos de argumentos para ganar una discusión y herimos con palabras al bando contrario. Lo que comienza con un pequeño desacuerdo puede fácilmente transformarse en una fuerte discusión que se sale de control.
Al estar peleando nos parece que lo más importante es ganar y en ocasiones, sólo cuando todo ha terminado nos damos cuenta que quizás no valía la pena discutir o que caímos demasiado bajo con tal de salir victoriosos. Por eso el mejor consejo es siempre elegir tus batallas, no vale la pena enemistarnos con alguien o herir sentimientos sólo para demostrar que estamos en lo correcto, o creemos estarlo. No sólo se trata de pelear sino de saber hacerlo.
Hoy en día hay infinidad de recursos para evitar peleas: psicólogos, libros de superación personal, seminarios de control de ira y mucho más. Todos ellos alternativas a simplemente enfurecerse, gritar y llevar el pleito hasta las últimas consecuencias. Pero hay ocasiones en que un pleito es inevitable, sólo se necesita un comentario o una acción para incitar una pelea, esa es la parte fácil pero lo verdaderamente complicado es saber cómo pelear correctamente.
Sun Tzu fue un general militar chino, un estratega brillante a quién se le atribuye la autoría de El arte de la guerra aunque hay historiadores que lo cuestionan. Lo que es innegable es que este libro contiene tácticas y estrategias militares que pueden ser aplicadas a cualquier área en la que surja un conflicto. Quizás Sun Tzu no imaginó que sus consejos militares fueran aplicables a conflictos laborales pero hoy en día es lectura imprescindible para grandes empresarios.
El arte de la guerra es un libro que es recomendable leer varias veces a través de los años, sus consejos y estrategias ilustran a la perfección los movimientos tácticos que los grandes dirigentes militares han aplicado exitosamente en grandes batallas. Sun Tzu habla sobre la importancia de conocer el terreno donde se va a librar la batalla y el mejor momento para atacar. Puede que nosotros no nos vayamos a enfrentar al enemigo en un bosque o desierto pero diario nos enfrentamos a territorio hostil al salir a la calle y sortear todo tipo de obstáculos.
Para utilizar los consejos de Sun Tzu en nuestra vida diaria simplemente debemos tener un poco de imaginación para encontrar la similitud de las situaciones que vivimos con las que se describen en el libro y utilizar las tácticas recomendadas. No digo que debamos tomar un sable y salir a luchar por el trabajo que queremos o tender una emboscada a un cliente para cerrar un trato sino que, con ayuda de Sun Tzu, encontremos la mejor estrategia para lograr nuestros objetivos.
Uno de los aspectos más notables de este libro es que su intención no es promover la guerra ni la violencia, por el contrario, Sun Tzu nos dice que la mejor guerra es la que no se pelea, si hacemos todo correctamente podemos lograr nuestro objetivo sin pérdidas de recursos. Se presume que este libro fue escrito 500 años antes de Cristo pero el autor parece más evolucionado que la mayoría de los estrategas militares del siglo XXI.
El arte de la guerra nos lleva paso por paso, desde la preparación hasta la ejecución del plan. Sun Tzu no sólo habla sobre pelear sino también sobre ética, compasión, justicia y virtud. Expresa la importancia de conocernos a nosotros mismos y a nuestros oponentes. Definitivamente vale la pena leer este libro, yo lo hago cada año y siempre encuentro nuevas revelaciones y consejos que puedo aplicar según el problema que deba resolver en ese momento de mi vida. Sun Tzu no nos garantiza la victoria pero nos da las armas necesarias para aumentar nuestras posibilidades.
La imagen utilizada es propiedad de la Editorial.

lunes, 8 de octubre de 2012

Una lectura maquiavélica


Todos hemos escuchado hablar de planes maquiavélicos, quizás incluso hemos sido víctimas de algunos o los hemos llevado a cabo. Ser considerado como una persona maquiavélica es algo negativo aunque más bien debiera tomarse como un cumplido. Sería imposible llevar a cabo un plan maquiavélico sin una buena dosis de inteligencia.
Nicolás Maquiavelo es una figura relevante del Renacimiento Italiano cuyos escritos siguen tan vigentes ahora como lo fueron hace cinco siglos. Inexplicablemente su apellido es ahora usado para describir acciones y actitudes que se valen del engaño y la hipocresía para fines específicos. Esta connotación negativa es una verdadera lástima ya que Maquiavelo fue no sólo un brillante filósofo político sino un respetado diplomático y funcionario público.
Maquiavelo provenía de una familia de buen linaje que se empobreció por las deudas de su padre, quizás esa difícil situación lo preparó para abrirse paso en el mundo confiando en su inteligencia. Su cargo en una oficina pública lo llevó de viaje por varias cortes en misiones diplomáticas. Trató con personajes importantes y negoció tratados de paz. Su elocuencia e inteligencia impresionaron al emperador Maximiliano I al grado de convencerlo de no invadir territorios italianos y mucho menos Florencia a pesar de que ese era su plan inicial.
Pocas personas en la historia han tenido argumentos tan convincentes como los de Maquiavelo para hacer cambiar de opinión a hombres poderosos. Hay quiénes pueden creer que Nicolás Maquiavelo era sólo un manipulador pero era un estudioso del comportamiento humano y un experto en política. No era fácil refutar sus argumentos no cuestionar sus explicaciones.
A pesar de su intelecto superior y sus vastos conocimientos fue víctima de la época y no sólo fue apresado y torturado sino que sus amigos le dieron la espalda. Los dirigentes que antes confiaban en sus consejos lo apartaron de su lado y se vio obligado a vivir en el exilio. El fuerte carácter de Maquiavelo lo llevó a aprovechar los peores años de su vida dedicándose a escribir y mostrar lo mejor de su talento.
Aunque Maquiavelo murió en el olvido y sin justo reconocimiento por sus escritos es en siglos posteriores cuando su genio se vuelve lectura de cabecera para hombres en posiciones de poder. El Príncipe, una de sus obras más conocidas es un tratado de teoría política que, pese a haber sido dedicado a Lorenzo II de Médici en el Siglo XVI sus consejos pueden ser aplicados con facilidad hoy en día en diferentes campos.
Desde políticos y empresarios hasta militares y comerciantes, todos podemos beneficiarnos de leer El Príncipe ya que es un inteligente manual sobre cómo mantener la cabeza fría y lograr nuestros objetivos sin importar nuestra profesión. Podemos encontrar en este libro algunos consejos que quizás hemos puesto en práctica en diferentes momentos de nuestras vidas sin haber leído este tratado de Maquiavelo pero hay otros que definitivamente no se nos hubieran ocurrido y cambian por completo nuestra manera de hacer negocios.
Por su contenido, El Príncipe puede ser comparado con un libro de superación personal ya que es una serie de consejos y lineamientos con ejemplos de los resultados obtenidos al aplicarlos. De igual manera nos muestra casos documentados de aquellos dirigentes que no los siguieron y los fracasos que derivaron de ello.
Quizás resulte cínico hasta cierto punto creer que podemos aplicar en la vida diaria del siglo XXI los consejos de Maquiavelo para conquistar territorios y gobernar países. Se podría pensar que es un buen material de lectura sólo para políticos y gobernantes pero no es así. Puede que a mí no me interese gobernar una nación pero tengo sueños y metas que pueden ser alcanzados con la actitud correcta. Seguramente ni mi vecino, ni mi amiga ni el tendero de la esquina pretenden derrocar a un rey pero no les caería nada mal un libro con consejos para salir adelante en cualquiera que sea su línea de trabajo.
Leer El Príncipe no implica que al terminarlo vayamos a trazar planes para manipular a los demás ni que desconfiemos de todos a nuestro alrededor. Al leer las teorías de Maquiavelo y aprender sus lecciones podemos conocer al hombre, al filósofo, al político, al diplomático. Cualquier idea errónea que se tenga sobre su persona se desvanece al darse cuenta que Maquiavelo realmente comprendía la naturaleza humana y sabía perfectamente qué esperar de cada persona en cada situación.
Una de sus posturas más famosas es la de que es preferible ser temido que ser amado ya que en una revolución, es más fácil que el pueblo olvide el amor pero el temor siempre lo perseguirá. Con esto se podría pensar que Maquiavelo era cínico, cruel y un tanto pesimista pero esa es precisamente su genialidad, siempre habló con la verdad aunque ésta incomodara. Sus palabras no nos dejan preparados para conquistar al mundo pero sí para comprender que ser llamado “maquiavélico” no es un insulto.
La imagen utilizada es propiedad de la Editorial.

jueves, 4 de octubre de 2012

¡Ya están a la venta!


Les comunico que mis novelas ya están disponibles también en www.smashwords.com en diversos formatos digitales para que elijan el que más les convenga.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Ni de aquí ni de allá


Todos los días somos bombardeados con imágenes de violencia, injusticia social, hambruna y todo tipo de barbaridades que podrían deprimir a cualquiera. Hay quienes dicen que el mundo está cada vez peor porque antes no se veía todo esto pero se equivocan. La violencia siempre ha existido pero ahora, gracias a la tecnología, nos enteramos de las malas noticias en el momento en qué suceden y con un solo click del mouse podemos ver crudas imágenes de la situación actual.
Si hubiésemos tenido internet en otras épocas nos hubiéramos horrorizado con la masacre de Las Cruzadas, la crueldad de Genghis Khan, los empalados cortesía de Vlad Teppes, el desembarco en Normandía o los campos de concentración de los Nazis. La maldad siempre ha existido sólo que ahora tenemos boletos en primera fila para verla con lujo de detalles. Los valores humanos no parecen haber evolucionado pero los medios sí.
Cuando se quiere comenzar una pelea cualquier excusa es buena, el ser humano siempre ha encontrado la manera de crear problemas de la nada y complicarse la existencia. Reconozco que cierta dosis de caos es buena para poder evolucionar, no podemos permanecer estáticos y pretender avanzar sin esfuerzo alguno pero a lo largo de la historia hemos visto como pequeños desacuerdos se convierten en guerras.
El poder, la política y la religión, entre otras, serán siempre temas polémicos que inciten fácilmente a los conflictos y por esto es que a través de los años han sido utilizados para justificar actos atroces. En mi opinión, no hay nada más deplorable que la maldad humana pero es peor aun cuando el agresor pretende hacer creer que lo hace por defender sus creencias.
Una de las excusas más populares para comenzar una guerra es la religión. La Cristianización del Imperio Romano, la Reforma protestante y la Contrarreforma Católica y La Guerra de los 30 años son algunos de los conflictos religiosos más sangrientos que ha habido y eso fue sólo en Europa. Los demás continentes estaban ocupados con sus propios problemas pero el continente americano debió recibir conflictos de fuera.
Los nativos americanos fueron masacrados en gran parte por los colonizadores ingleses que se adueñaron de sus tierras y los que quedaron fueron obligados a cambiar de religión. Los mexicanos fueron sometidos por los españoles que justificaron la matanza y el pillaje alegando que era una misión en el nombre de Dios. Sus templos fueron profanados, sus creencias ridiculizadas y su libertad coartada, todo escudándose tras la religión.
Es claro que no se puede culpar a países completos por las decisiones de unas cuantas personas, la historia está plagada de hombres y mujeres que terminaron aliándose con el bando contrario, ya sea por elección o por circunstancias ajenas a su control. Este es el planteamiento de la novela En tierra de Dioses, de Emma Ros, periodista y escritora española.
El libro narra la historia de dos hermanos españoles, el menor se queda en España buscando a través de su carrera religiosa una posición al frente de la Inquisición. El mayor se va a México donde aprende sobre la cultura y la religión Mexica. La autora alterna pasajes de las vidas de ambos hermanos logrando un fuerte contraste entre sus mundos.
Mientras uno de los hermanos dedica todo su tiempo a la búsqueda del poder el otro, Guifré, se adapta tranquilamente a la vida entre los Mexicas hasta la llegada de Hernán Cortés. Guifré sabe que los españoles no se irán hasta acabar con el pueblo que lo adoptó y que ahora es parte de él. Ahora debe decidir con quién está su lealtad.
Este libro nos transporta al pasado con descripciones vívidas de los lugares, la vestimenta, las costumbres e incluso de la comida. La autora logra transmitirnos la belleza de la cultura Mexica y no podemos evitar enamorarnos de su gente al igual que el protagonista. Si les gustan las novelas históricas entonces no pueden perderse En Tierra de Dioses, a pesar de que todos sabemos el desenlace del pueblo Mexica no podemos evitar leer página tras página con la esperanza de que la historia cambie.
La imagen utilizada es propiedad de la Editorial.

La historia no es como la cuentan


Se dice que cada historia tiene dos versiones, en ocasiones incluso más pero lo cierto es que, si no fuimos testigos, sólo nos enteramos de una parte de los acontecimientos. Muchas veces obtenemos información de primera mano de aquellos que estuvieron presentes pero nunca faltan las  versiones de los que se enteraron por medio de “un primo del vecino del hermano del amigo”.
Esto sucede en nuestra vida diaria, desde los chismes de oficina hasta los rumores sobre algún conocido pero ¿qué hay de los pasajes históricos? Desde niños nos enseñan a creer ciegamente en lo que encontramos en nuestros libros de texto. Era impensable cuestionar al maestro sobre las fechas, personajes y situaciones que aparecen entre sus páginas.
Conforme vamos creciendo nos damos cuenta que no todo es cómo nos lo cuentan y podemos verlo claramente gracias a los malentendidos ocasionados por aquellos a los que les gusta adornar los hechos hasta el grado de cambiarlos por completo o a los que se divierten inventando historias simplemente para llamar la atención. En ocasiones la deformación de la verdad puede tratarse de un problema de comunicación, como el juego de niños “teléfono descompuesto” en el que el mensaje inicial se va transformando hasta terminar en algo muy diferente y en ocasiones chistoso.
Lo que no resulta gracioso es cuando los hechos se ocultan o modifican por intereses políticos o económicos. Todos hemos sido testigos de la censura y la manipulación de información en diversos medios. Partiendo de esto no resultaría increíble pensar que lo que hemos aprendido en los libros de historia es sólo la versión aprobada por los dirigentes de cada época y país. Afortunadamente, gracias al internet podemos confirmar datos y muchos que se creían villanos ahora son reivindicados y otros tantos que se les consideraba héroes se conocen ahora como traidores.
No es bueno pensar mucho en esto porque podríamos volvernos locos, no es nada agradable pensar que debimos aprender una buena cantidad de mentiras para aprobar un examen de historia. Quizás lo mejor sea tomarlo con sentido del humor e imaginar otras versiones que nos gusten más como lo hizo Seth Grahame-Smith, autor, guionista y productor de tv y cine cuyo proyecto más reciente, Abraham Lincoln, Caza vampiros, es todo un éxito en taquilla.
Seth es un autor que ha logrado una sólida base de fans con libros como El gran libro de la pornografía y Cómo sobrevivir a una película de terror pero nunca imaginó que su popularidad aumentaría al darle tintes sobrenaturales a un clásico de la literatura. Por sugerencia de su editor, se aventuró a escribir Orgullo y Prejuicio y Zombies. Su mayor preocupación en este proyecto fue mantenerse fiel a la historia escrita por Jane Austen e incluir elementos sobrenaturales sin ofender a sus fans.
El resultado fue asombroso, no sólo llegó a la lista de los más vendidos sino que se ha traducido a más de 20 idiomas. Motivado por el impacto de esa obra escribió Abraham Lincoln, Caza vampiros, cuya adaptación a película ha sido todo un éxito. Tim Burton es uno de los productores que no dudó en respaldar a Seth, a quien anteriormente ya le había confiado el guión para su película Dark Shadows.
En esta película vemos a un Abraham Lincoln que desde niño se indigna con las injusticias sociales, dejando entrever los valores que lo llevarían después a promover el desarrollo económico y a abolir la esclavitud en Norteamérica. Pero también narra el momento en que decidió luchar contra los vampiros que al parecer abundaban en el siglo XIX.
El autor combina a la perfección los pasajes más conocidos de la vida de Lincoln con su condición de caza vampiros. Las excelentes caracterizaciones y la ambientación de la película son dignas de cualquier película biográfica dejando de lado los chupasangres que están ansiosos por encajar sus colmillos. Las secuencias de pelea son innovadoras, no sólo por la coreografía sino por las locaciones y situaciones que complican aún más las batallas.
La fotografía, hermosa y oscura, proporciona el escenario ideal para la sombría pero esperanzadora historia de este singular caza vampiros. Benjamin Walker intepreta a Lincoln de manera magistral rindiéndole tributo a uno de los mejores presidentes que han existido mientras lo hace ver incluso más genial al ser un hábil caza vampiros.
Esta película es una divertida lección de historia con un emocionante giro sobrenatural. Habrá quienes la critiquen por tergiversar la historia para darle cabida a un montón de vampiros sedientos de sangre en la Guerra Civil pero yo aplaudo la propuesta. Además, no estuve allí para saber qué fue lo que pasó realmente, los vampiros de esta película no son tan diferentes de los políticos sedientos de poder en la época actual. Quizás Seth no está tan alejado de la realidad.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Experimentos mentales


Se dice que “de genio y de loco todos tenemos un poco” aunque me atrevería a decir que la locura de cada uno de nosotros es mayor de lo que nos damos cuenta o queremos reconocer. En una ocasión alguien me dijo que si nunca te has cuestionado tu sanidad mental en algún punto de tu vida lo más seguro es que estés loco y me parece que tenía toda la razón. Si nunca has dudado de tus decisiones entonces algo no está del todo bien.
Todos hemos hecho, dicho o pensado cosas que en su momento nos parecían lo más lógico y ahora nos resultan una verdadera locura. Eso no quiere decir que todos debamos ir corriendo a que nos internen en un manicomio, simplemente se trata de la vida misma, la madurez y las diferentes etapas que debemos atravesar en nuestro desarrollo.
Las personas que acuden a los psicólogos y psiquiatras no están a un paso de portar una camisa de fuerza, por el contrario, tienen la suficiente capacidad para reconocer que necesitan ayuda. Sin importar si crees o no que lo necesitas, a ninguno nos caería mal tener el apoyo de expertos que escucharan nuestras inquietudes y que nos ayudaran a comprender por qué reaccionamos de diversas maneras ante diferentes estímulos.
Aunque no nos recostemos en un diván mientras un doctor hace anotaciones en una libreta tenemos sesiones terapéuticas con amigos y familiares. Simplemente el escuchar o ser escuchado es un desahogo que permite al afectado enfrentar problemas desde otra perspectiva. Es imposible ir por la vida sin que las personas y situaciones nos marquen de alguna manera y vayan moldeando nuestro carácter, la mayoría de las circunstancias están fuera de nuestro control pero siempre tendremos la opción de elegir ser afectados de manera positiva o negativa. Lo más importante es contar con un sistema de apoyo.
Hoy en día existen todo tipo de terapias y medicamentos para tratar los trastornos más graves pero es escalofriante pensar que todavía hasta el siglo pasado se seguían empleando violentos e invasivos métodos que parecían torturas medievales. Desde electroshocks hasta lobotomías los pobres pacientes salían de las instituciones peor de lo que habían entrado.
Sigmund Freud se atrevió a desafiar los convencionalismos y a través de la libre asociación de palabras, la hipnosis y la interpretación de los sueños desarrolló el psicoanálisis. Freud dedicó su vida al estudio del funcionamiento psíquico humano y esto le ganó tanto seguidores como detractores. A pesar de todas sus aportaciones a la psicología y a la psiquiatría hay quienes consideran que sus teorías no tienen mérito científico y que creó métodos basados en la simple especulación.
Carl Gustav Jung, fundador de la escuela de psicología analítica, aplicó en sus comienzos el tratamiento experimental de Freud con una paciente de 18 años que no respondía a ningún tratamiento convencional. Contactó a Freud para comentar el caso y la afinidad intelectual y el interés por desarrollar nuevos tratamientos derivó en una intensa relación de amistad. El respeto mutuo los llevó a consultarse constantemente sobre sus teorías y casos pero las diferencias en sus creencias amenazaban desde un principio su amistad.
Freud estaba convencido de que su amigo sería un digno sucesor en el campo del psicoanálisis pero tendría que hacerlo a su manera. Se enfurecía ante la postura que Jung tenía sobre la influencia del esoterismo en sus métodos. Nociones como alquimia, mitología y religión no tenían cabida en los estudios de Freud y con el tiempo la relación terminó. Estos años de amistad fueron la inspiración para el libro Un método peligroso, escrito por John Kerr, quién se basó en la correspondencia que mantuvieron durante esa época Freud, Jung y Sabine, la paciente cuyo tratamiento propició el primer encuentro entre los psicólogos.
Viggo Mortensen, Michael Fassbender, Keira Knightley y Vincent Cassel protagonizan Un experimento peligroso, película que muestra precisamente esta etapa en la vida de Jung que comienza con la llegada de Sabine, la paciente problemática. Jung, a pesar de estar casado, comienza un amorío con Sabine y Freud se ve involuntariamente involucrado en los problemas entre ellos.
Algunas escenas de la película se filmaron en la casa que Freud habitó y en las calles de Viena por dónde él se paseó. La producción cuidó cada detalle de la ambientación utilizando incluso transbordadores y veleros originales de principios de siglo. Las largas charlas entre Freud y Jung son un verdadero deleite y por momentos parecemos creer que nos encontramos sentados junto a ellos tomando el té, deseosos de seguir escuchando. Esta película se basa en hechos históricos pero tiene gran parte de ficción que aumenta la tensión entre los protagonistas y transmite la intensidad de sus relaciones. En mi opinión, a Un experimento peligroso no le sobra ni le falta nada. Es una gran película que mantiene al espectador cautivo de principio a fin.
Una interesante mirada a las vidas de las personas que dedicaron su existencia al estudio de la psicología humana aunque, por lo que muestran en esta película, tanto Freud como Jung pudieron haberse beneficiado de que un psicólogo les echara un vistazo.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.