Si a principios del siglo
pasado alguien le hubiera dicho al autor inglés J.R.R. Tolkien que un día sus
escritos resultarían en una de las trilogías cinematográficas más impactantes y
exitosas de todos los tiempos no lo hubiera creído. Sin más expectativas que
crear una historia para sus hijos escribió The
Hobbit y por una casualidad dicho manuscrito cayó años después en manos de
un empleado de la editorial George Allen & Unwin quien lo convenció de
entregarlo para que fuese publicado.
Sorpresivamente el libro
logró cautivar a chicos y a grandes y su popularidad fue tal que le pidieron
escribir una secuela. Fue así que Tolkien comenzó a escribir la novela épica El señor de los anillos. No fue una
tarea fácil y requirió más de diez años en completarla, durante ese tiempo
contó con el apoyo de su buen amigo, el también autor, C.S. Lewis, conocido por
Las Crónicas de Narnia.
Tolkien concibió El señor de los anillos como una novela
para niños pero conforme escribía la historia ésta cobró vida propia y se
volvió más obscura y seria. Pronto quedó claro que esa novela sería más
apropiada para adultos por la intensidad y complejidad de su contenido. En 1954
se publicó en tres volúmenes que pronto crecieron en popularidad y en los
sesentas esta trilogía ya estaba posicionada como una de las obras de ficción más
populares del siglo XX.
El éxito de esta novela se
mide no sólo por las ventas sino por varias encuestas en diversos países y
medios. En el Reino Unido fue elegida como “La novela más querida”, en
Australia fue votada como “Libro favorito”, en Alemania la consideran la obra
de literatura favorita y los clientes de Amazon.com
la eligieron como “Libro del milenio”. Su popularidad no es ningún misterio, ya
sea por el estilo de escritura, los memorables personajes o la emocionante
historia, es fácil enamorarse del mundo fantástico creado por Tolkien.
Al tener un producto con
la aceptación comprobada del público el siguiente paso lógico para Hollywood
era llevarla al cine. Peter Jackson fue el encargado de dirigir esta trilogía
con un presupuesto de 281 millones y ocho años de completa devoción en los que las
tres entregas se filmaron de manera simultánea en Nueva Zelanda. Algunos
pasajes de la novela se omitieron y otros se inventaron pero siempre respetando
la visión de Tolkien. El resultado fue una asombrosa producción que cautivó a
fans de todas las edades, logró la admiración de la crítica, numerosas
nominaciones y premios y el poder contarse entre las franquicias más exitosas y
redituables de todos los tiempos.
Se podría pensar que los
productores se contentarían con el éxito obtenido y estarían listos para buscar
el próximo proyecto, quizás uno alejado de esta franquicia pero no fue así.
Decidieron que aún podían sacar más leche de esa vaca y lo harían filmando The Hobbit, un viaje inesperado.
Creyeron que sería fácil emular el éxito de El
señor de los anillos y crearían otra trilogía que abarrotara las salas de
cine y que inspirara todo tipo de mercancía que los fans salieran corriendo a
comprar.
En teoría podía funcionar
pero en la práctica no tuvo el resultado esperado. The Hobbit parecía tener una maldición desde un principio, las
negociaciones para conseguir los derechos de filmación se alargaron, Jackson
entabló una demanda contra New Line por la privación de ganancias derivadas de
la venta de mercancía, Guillermo del Toro renunció como director del proyecto
debido al retraso en la filmación y la huelga de actores impuesta por la
federación internacional entre otros fueron algunos de los problemas que la
producción debió enfrentar.
Por si todo esto no fuera
suficiente, PETA denunció que 27 animales murieron durante la filmación debido
a las pésimas condiciones en que los tenían. Desde ovejas cayendo en hoyos y
gallinas destrozadas por perros no supervisados hasta serios accidentes de
caballos que no fueron atendidos. PETA instó a Jackson a usar CGIs (Imágenes
generadas por computadora) en vez de animales reales pero éste se rehusó.
Jackson tomó la
controversial decisión de filmar esta película con la tecnología HFR 3D (High
Frame Rate) para ofrecer imágenes más cercanas a la realidad. Esto es que, a
diferencia del resto de las películas que contienen 24 frames por segundo, The Hobbit contiene 48 frames por
segundo pero para lograr el efecto completo debe ser proyectada también a esa
velocidad.
Esta tecnología no tuvo la
aceptación esperada debido a que permite mucho más definición e iluminación a
la que estamos acostumbrados así que el espectador necesita un tiempo de
adaptación. La nitidez también jugó en contra de la película y permitió ver las
imperfecciones de maquillaje y escenografía. El formato remitió a muchos el
utilizado en las telenovelas.
The Hobbit
está plagado de problemas pero los más importantes no son los que mencioné
arriba sino que la historia es dolorosamente alargada segundo tras segundo para
justificar el que tengamos que ver una segunda y una tercera entrega. Los
personajes no tienen el mismo encanto de los de El señor de los anillos y las batallas no tienen el nivel de
emoción que se esperaría de este proyecto.
Tampoco le ayuda mucho que
los personajes tengan un buen repertorio de canciones que no tienen relevancia
en la historia, asumo que sólo los pusieron a cantar para quemar más tiempo. Hay
películas en que la acción es constante y si te levantas unos segundos puedes
perder una parte crucial de la trama, The
Hobbit no es una de esas. Lo único que hacen los personajes es caminar todo
el tiempo, hacen una pausa para descansar, quizás cantar, comer, dormir y
volver a caminar.
Claro que hay secuencias
de persecución y pelea pero éstas también se alargan innecesariamente. Creo que
The Hobbit sería una buena película
si hubieran terminado de contar la historia en una sola entrega, tal vez dos
pero no quiero ni imaginar cómo lograrán justificar que se necesitan tres
entregas para ver el final del viaje de Bilbo Baggins.
A pesar de todo logró la
posición número 15 en la lista de películas que han generado más de mil
millones de dólares. Esa cifra es suficiente para justificar las secuelas y
aunque The Hobbit no tiene la misma
magia de El señor de los anillos, no
faltarán fans que, por lealtad a Tolkien o a Jackson, esperen ansiosamente las
próximas entregas. Por mi parte, ya vi los cortos de la segunda parte y
muestran a los mismos personajes caminando y haciendo pausas para descansar, sé
exactamente qué esperar.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película
y es propiedad de la productora.
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