viernes, 16 de agosto de 2013

Cabalgando en busca de la franquicia


Deben ser pocos los adultos en este continente que de niños no hayan jugado alguna vez a ser El Llanero Solitario. No se necesitaba más que un sombrero, una pistola de juguete, cualquier tela con dos agujeros para utilizar a manera de antifaz y una estrella de cartón fijada a la ropa con un seguro que se convertía en una insignia perfecta. Con un poco de ganas e ingenio era fácil convertirse en el enmascarado aunque lo mejor era adquirir el kit listo para utilizar que además incluía una bala de plata.
El Llanero solitario es un claro ejemplo de personajes trascendiendo épocas y fronteras. Este justiciero que hizo su primera aparición en un show de radio en 1933 hoy en día es todo un ícono de la cultura americana cuyo encanto no se desvanece con el paso del tiempo. Su popularidad se extendió a la televisión, a los cómics, a las caricaturas y a las películas.

Parecía que los niños no se cansaban de gritar ¡Jayo, Silver! y tararear la obertura de Guillermo Tell, compuesta por Rossini, que siempre precedía a las heroicas acciones de nuestro llanero favorito, no que conociéramos a muchos pero creíamos que él era el mejor. El Llanero solitario y su inseparable amigo Toro, Tonto en el idioma original, se encargaban de que nadie escapara a la justicia, siempre guiados por un estricto código moral.
Sus creadores siempre tuvieron mucho cuidado respecto a los personajes ya que eran modelos a seguir para los niños. El Llanero nunca era visto consumiendo alcohol, su gramática era perfecta, evitaba en lo mayor posible utilizar su pistola y si lo hacía nunca era para matar. Por eso sólo utilizaba balas de plata, para recordar en todo momento que la vida es preciada y, como sus balas, no debe ser desperdiciada.

En lo que a mí respecta, el personaje de Toro era el más interesante, su sabiduría evidenciada en cada comentario y la aparente calma con que tomaba todas las situaciones le daban un aura mística que contrastaba con la actitud intachable del llanero. Con el paso del tiempo se introdujo otro personaje: Dan Reid Jr., sobrino del llanero quien se unió al enmascarado en sus aventuras. Curiosamente, Reid Jr. tendría después un hijo llamado Britt Reid, mejor conocido como El Avispón verde. Así la costumbre de pelear por la justicia al margen de la ley quedaba en familia.
No es de sorprender que Walt Disney Pictures y Jerry Bruckheimer se dieran cuenta que el Llanero podía conquistar a una nueva generación y obtener ganancias cuantiosas y se pusieron a trabajar. Armie Hammer y Johnny Depp protagonizan El llanero solitario representando a los personajes que llevaban 32 años sin aparecer en salas de cine. Esta producción tuvo una buena cantidad de retrasos ya que siempre parecía quedar relegada detrás de proyectos más importantes.

El tan esperado estreno no tuvo el impacto esperado, su mediocridad en taquilla provocó la comparación inmediata con uno de los grandes fracasos de Disney, John Carter. Yo tuve el infortunio de ver dicha película y puedo asegurar que El Llanero solitario no fue tan mala como ese bodrio. Queda claro que no cumplió con lo prometido pero resulta entretenida y, aunque sea por nostalgia, los espectadores saldrán de las salas de cine con cierto grado de satisfacción.
Era bastante predecible que Depp se robaría el protagonismo, su genial interpretación de Toro justifica el ver esta película. Como ya es costumbre en él, nos presenta a un personaje tan raro como carismático con un toque de comedia y un sinfín de expresiones en el rostro que no dejarán indiferente al espectador. La aceptable interpretación de Hammer no parece ser su culpa, no podía hacer más con el guión que le dieron ni con las reacciones de su personaje.

Esta película ha sido juzgada duramente, la realidad es que tiene momentos y personajes para todos los gustos y edades y quizás ese sea el problema. Hay ciertos diálogos y actitudes que parecen salidos del manual de películas para niños pero de una escena a otra vemos violencia y comentarios que no son precisamente apropiados para el público infantil. Quizás por querer abarcar a tantas generaciones terminaron por confundir al público.
En E.U.A. ya se considera un fracaso en taquilla pero al parecer se están recuperando a nivel internacional, es comprensible ya que el público que no se encuentra tan involucrado emocionalmente con el personaje puede ver la película desde otra perspectiva. El Llanero solitario sería considerada una buena película con ese mismo guión, producción y actores si se tratara de otros personajes. Si el público norteamericano no hubiera tenido expectativas tan definidas podrían haberla visto de manera objetiva, tan sólo pasar un buen rato.

No debe ser fácil para Disney reconocer este fracaso en taquilla ya que El Llanero Solitario era su próxima apuesta como franquicia millonaria. Es comprensible que quieran emular el éxito de Piratas del Caribe pero no lo encontrarán en esta película. Aunque las ganancias a nivel internacional fueran estratosféricas tendrían que replantearse muchos aspectos de producción y el guionista tendría que hacer un verdadero milagro para redimirse ante el público. Por mi parte, pasé un rato suficientemente agradable como para ver la secuela si la hicieran. Denle una oportunidad, hagan un poco de justicia para el llanero.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

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