miércoles, 20 de marzo de 2013

El lado amable del terror


“Los monstruos existen y los fantasmas también, viven dentro de nosotros y algunas veces son los que ganan”. Esta cita sólo podía provenir del brillante y prolífico escritor Stephen King. Su nombre es parte de la cultura pop desde los setentas, su estilo característico y habilidad para hurgar en lo más profundo de la psique humana sigue cautivando hoy en día a lectores de todas las edades y generaciones.
King no sólo ha vendido millones de copias sino que muchas de sus novelas han sido adaptadas a películas para cine y televisión contribuyendo enormemente a su reputación cómo autor de terror. Sin importar las preferencias en géneros literarios y películas la mayoría de las personas saben de qué tratan o por lo menos han escuchado sobre Christine, Cujo, Carrie, El resplandor, Eso, Cementerio de Mascotas y Miseria por mencionar sólo unas cuántas.
Se podría pensar que los libros elegidos para llevar a la pantalla grande son los culpables de que Stephen King sea comúnmente clasificado cómo escritor de horror dejando de lado las novelas que ha escrito de suspenso, ciencia ficción e incluso fantasía pero es sólo un problema de percepción. King ha escrito numerosas novelas que no tienen nada qué ver con monstruos, dimensiones paralelas, fantasmas, posesiones demoniacas ni asesinos. King tiene un lado sentimental que lo ha llevado a crear personajes de nobles sentimientos e historias llenas de esperanza.
La Milla Verde, protagonizada por Tom Hanks, es un claro ejemplo de la polaridad de King cómo escritor. Cadena Perpetua, Cuenta conmigo y Eclipse Total, aunque tienen ciertos aspectos obscuros, tratan temas cómo la amistad y la esperanza. Muchos se sorprenden al descubrir que King está detrás de tantas películas que han tocado las fibras sensibles de las personas. Esto no tendría por qué resultar tan desconcertante, después de todo, los autores tan prolíficos cómo él tienden a explorar diversos géneros pero el público se rehúsa a perder al Stephen King de horror.
Es comprensible, incluso los cineastas parecen empeñarse en que las novelas de King sean aún más macabras. Stanley Kubrick cambió y agregó ciertos aspectos en El resplandor y Brian De Palma hizo lo suyo con Carrie, ambos con la intención de hacer las películas más intensa para lograr un mayor impacto en el público. Los leales fans de King no aceptaron del todo estos cambios pero los números en taquilla fueron suficientes para que las productoras no perdieran el sueño por ellos.
Otro lado poco conocido de King son los variados proyectos en colaboración con su hijo Joe Hill, Michael Jackson, John Mellencamp y Barbara Kruger entre otros. King trabajó también con Peter Straub, el aclamado novelista de horror, para escribir una trilogía de fantasía que comienza con El Talismán. Esta novela nos presenta a Jack Sawyer, un niño de doce años que se embarca en una extraña aventura con la esperanza de salvar a su madre enferma.
El libro comienza un poco lento, tedioso incluso pero en cuanto Jack comienza a creer en las palabras del misterioso cuidador del parque de diversiones la historia cobra vida. King y Straub nos muestran un fantástico mundo paralelo al que sólo unas cuántas personas pueden entrar. No sólo eso, con un poco de práctica es posible moverse entre los mundos a voluntad pero esa habilidad puede poner en peligro a la humanidad entera si la desarrollan las personas equivocadas.
Resulta poco creíble que un niño de doce años pueda infundir temor en enemigos adultos y armados hasta los dientes pero esa es la magia de esta novela. El hecho de que un niño sin experiencia ni malicia sobreviva en un mundo hostil y desconocido impulsado por el amor hacia su madre y la necesidad de hacer el bien es un ejemplo de uno de los tantos mensajes de esta historia.
King y Straub cuidaron cada detalle del mundo paralelo que Jack recorre, desde el idioma y la moneda utilizada hasta las costumbres de cada región. Cada paisaje es descrito vívidamente detallando incluso los olores y los sonidos que, dependiendo de la situación, pueden resultar reconfortantes o atemorizantes. Esta novela está plagada de moralidad y valores pero resulta extraño que una lectura no recomendada para niños tenga tantas enseñanzas que parezcan dirigidas a ellos. Si fuera película seguramente el resultado parecería un episodio de Plaza Sésamo dirigido por Quentin Tarantino.
Admito que tenía mis dudas porque Stephen King tiene la manía de colocar hacia el final de sus novelas ciertos elementos que en ocasiones resultan desconcertantes. Conforme se reducía el número de páginas faltantes me iba preparando para un desenlace poco satisfactorio pero me alegra decir que no fue así. A pesar de los extraños finales que Stephen King elige sigo comprando sus libros.
El Talismán no es el típico libro de Stephen King ya que se aprecia claramente la participación de Straub pero tiene suficientes elementos extraños y seres monstruosos para satisfacer a cualquier fan de King. Las aventuras de Jack continúan en la segunda parte, Black House, pero aún no hay fecha para el lanzamiento de la tercera. Posiblemente King se tome un tiempo de la fantasía para escribir algo de terror. Quizás sea terapia para él como bien dice “Yo no tengo pesadillas porque todas se las doy a ustedes”.
La imagen utilizada es propiedad de la Editorial.

jueves, 14 de marzo de 2013

Sentirás que estás en Broadway


El teatro siempre ha tenido una magia especial que cautiva a cualquiera que acude a una puesta en escena. Escenografía, iluminación, musicalización, vestuario, actores, directores y productores son sólo unos cuántos elementos detrás de cada presentación. Se podría pensar que todo el arduo trabajo y las incontables horas de ensayo llegan a su culminación en la noche de estreno pero es sólo el comienzo.
La mejor recompensa para los artistas es el aplauso del público que, en ocasiones, lo hace de pie en señal de reconocimiento al talento y el esfuerzo. La mejor recompensa para una puesta en escena es la demanda del público que la lleva a permanecer en cartelera por largas temporadas. No tenemos que dedicarnos a las artes escénicas para comprender la fascinación que la aceptación del público ejerce sobre los actores aunque la vida sobre los escenarios no resulta tan atractiva para todos.
Recuerdo cuando era niña y me veía obligada a participar en las obras escolares. La mayoría de mis compañeros se emocionaban y ponían su mejor esfuerzo en las audiciones para conseguir buenos papeles. Los demás nos conformábamos con papeles sin importancia o incluso siendo parte de la escenografía, algo cómo una roca o un árbol cuya única responsabilidad fuera pararse sobre esa pequeña marca con cinta adhesiva en el suelo que indicaba nuestro lugar.
Nunca me interesó tener el protagónico ni que la obra de nuestro salón fuera la mejor de toda la escuela. Encontraba más emocionante ser parte del público. Desafortunadamente ese era un privilegio de los padres ya que los alumnos debíamos permanecer tras bambalinas incluso durante las obras en las que no participábamos. Cuando finalmente asistí como público a ver el musical Vaselina fue todo lo que imaginé y mucho más. Parte de mi emoción fue porque era con el grupo musical Timbiriche, confieso que fui su fan cuando era muy pequeña. Lo importante fue que a partir de ese momento me enamoré del teatro.
A través de los años he visto todo tipo de puestas en escena por compañías de teatro pequeñas y por productoras internacionales de grandes presupuestos. Desde dramas y comedias hasta teatro experimental y musicales. En éstos últimos he tenido la fortuna de ver a Elaine Paige, una de mis cantantes favoritas, en Sunset Boulevard y tener a Rum Tum Tugger bailando frente a mí guiñándome el ojo en Cats. Las historias narradas a través de canciones y coreografías me llevaron a desear que Christine no eligiera a Raoulle en El Fantasma de la ópera, a pesar de saber que ese no sería el desenlace.
Uno de los musicales más emotivos que he visto ha sido Les Miserables. La historia es conmovedora por sí sola pero la hermosa musicalización que logra de manera brillante transmitir los ideales, sentimientos y conflictos de los protagonistas es capaz de dejar sin aliento a cualquiera. Cuando la vi intenté contener las lágrimas en una de las escenas más tristes, pero al ver que la mayoría a mi alrededor lloraba desconsoladamente me parecía estar fuera de lugar si no me unía a ellos. Incluso vi señores de rostros severos y adolescentes de miradas cínicas limpiando discretamente las lágrimas que se les escapaban.
Cuando supe que Les Miserables sería llevado a la pantalla grande me emocioné al descubrir al reparto, todo iba bien hasta que vi el nombre de Russell Crowe. Este actor nunca ha sido de mi agrado aunque reconozco que hay un par de películas con él como protagonista que son muy buenas pero la idea de verlo cómo el Inspector Javert realmente me molestó. Sé que Crowe no es nuevo en el mundo de la música y ha estado en varios grupos, tiene varios discos y ha ido de gira, aun así, no me convencía la idea de que le permitieran cantar en uno de los mejores musicales de todos los tiempos.
La adaptación a película fue todo un éxito, la producción cuidó hasta el último detalle y el resultado fue impresionante. El director, Tom Hooper, tomó la acertada decisión de pedir a los actores que cantaran en vivo en cada escena, acompañados por música de piano, para dar mayor libertad creativa e imprimir más dramatismo. La musicalización con orquesta se agregó en post-producción. Ver Les Miserables en el cine conmueve casi de la misma manera que lo hace en el teatro.
Hugh Jackman y Anne Hathaway estuvieron impecables y Helena Bonham Carter y Sacha Baron Cohen se robaron cada escena en que aparecieron. En general, el reparto fue uno de los más acertados que he visto. Pero no todo fue perfecto, lo que falló fue, tal cómo me temía, la presencia de Russell Crowe. En esta cinta quedó demostrado que Crowe está muy por detrás, musicalmente hablando, de sus compañeros de reparto. Sus intervenciones en ocasiones lucían acartonadas, dando la impresión de que estaba tan preocupado por acertar las notas que olvidaba que debía actuar también, o por lo menos mover los brazos al caminar.
Como experimento estuvo bien pero en una producción tan importante, en la que el resto de los actores cumplieron y algunos hasta superaron las expectativas, fue una lástima que no se cuidara más la elección para un personaje tan importante y complejo como Javert. Crowe está bien para interpretar gladiadores y boxeadores. Ser guitarrista y vocalista de su grupo de rock es bastante lucrativo también, no necesita buscar ingresos extras por otro lado. Así que, espero que por el bien de todos se mantenga alejado de la comedia musical.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

lunes, 25 de febrero de 2013

Atrévete a creer


Es imposible saber a ciencia cierta en qué momento sucedió exactamente pero no debe haber pasado mucho tiempo entre el momento en que alguien tuvo una gran idea y en el que alguien más se la apropió y afirmó que a él se le ocurrió primero. El plagio es tan antiguo como la humanidad misma y existirá hasta el fin de los tiempos por el simple hecho de que nunca faltarán personas sin escrúpulos.
Dicen que no hay nada nuevo bajo y el sol y que ya todo está inventado pero ¿en qué momento las similitudes dejan de ser coincidencias y se convierten en plagio descarado? Hay una línea muy delgada que los separa y los plagiarios se ocultan tras ella fingiendo desconocimiento de la obra original. Si se les demuestra que tuvieron acceso al material en cuestión entonces alegan que sólo se inspiraron en la obra o que su subconsciente los traicionó. En ocasiones será cierto y en otras no.
Debido a que no se puede regular la naturaleza humana, se crearon leyes para proteger el derecho de autor con sanciones específicas pero no siempre son efectivas. No sólo porque los plagiarios pueden valerse de la subjetividad para validar sus obras sino porque, desafortunadamente, el poder y la riqueza pueden dejar en la obscuridad a autores sin influencias para comprar la apariencia de talento a aquellos que no lo tienen.
Las acusaciones de plagio en contra de Disney nunca han trascendido a pesar de las obvias similitudes entre El Rey León y Kimba, el león blanco y Los piratas del Caribe y La isla del tesoro. Estos son sólo un par de las muchas acusaciones de plagio contra este imperio que nunca llegaron a más. Son indiscutibles la trayectoria y el talento de la empresa Disney pero se hubiera agradecido en algún momento la mención de las obras originales que tantas ganancias les han generado.
Hollywood lleva años beneficiándose del talento de obras y autores poco conocidos. Incluso he visto películas norteamericanas que son copias al carbón de producciones japonesas y, sorprendentemente, no hacen mención alguna de la original. Debo reconocer que en ocasiones sobrepasan en calidad a la original pero no por eso es correcto lo que hacen.
James Cameron se vio envuelto en un escándalo de plagio por su producción Avatar. Su originalidad se puso en duda no sólo al comparar la historia con la de Pocahontas sino por la demanda interpuesta por Elijah Schkeiban quien escribió Murciélagos y Mariposas, historia que tiene gran semejanza con la película de Cameron. Este caso no es el primero ni será el último en el que Hollywood se vea envuelto.
Desafortunadamente el caso de plagio más reciente involucra a Ang Lee, uno de los mejores directores contemporáneos. La acusación no va directamente contra él sino contra Yann Martel, el autor del libro Una aventura extraordinaria en el que se basó la película del mismo nombre. Max y los felinos es un libro escrito por Moacyr Scliar que se publicó años antes que el de Martel. En él se narra la historia de un joven judío que huye de la Alemania Nazi a bordo de un barco que transporta animales para un zoológico que naufraga en el Atlántico. Sólo sobreviven el joven y un jaguar.
Martel acepta haberse inspirado tras leer la reseña del libro de Scliar aunque nunca leyó la obra porque “esa premisa brillante se había arruinado con un autor inferior”. Resulta difícil creer en la inocencia de Martel no sólo por las claras coincidencias entre ambas obras sino por el arrogante comentario que sólo deja entrever una falsa seguridad propia de un individuo que claramente no tiene problema alguno en apropiarse las creaciones de otros autores.
Esta situación llevó a muchos a decir que la película de Lee no debería ser considerada para el Oscar pero se equivocan. Las once nominaciones de esta hermosa producción son más que merecidas, la brillante dirección y la impactante fotografía hacen de esta película una experiencia fascinante. Los valores que se muestran y la honestidad de las actuaciones le confieren una belleza excepcional. Ang Lee logra conmover e inspirar a través de una historia que devuelve la fe en la humanidad.
La acusación de plagio contra el libro Una aventura extraordinaria quizás nunca se resuelva pero no tiene nada qué ver con la producción de Lee y es una lástima que esta controversia pretenda empañar sus nominaciones y premios. Ang Lee no sólo ha demostrado su talento en películas como El tigre y el Dragón y El secreto de la montaña sino que logró lo impensable hace unos años al dirigir Sensatez y Sentimientos. Las críticas consideraron que la película había superado al libro escrito por Jane Austen cuando lo habitual es lo contrario. No he leído el libro de Martel ni el de Scliar pero conozco el trabajo de Lee y no me sorprendería que nuevamente hubiera logrado superar al libro.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.


sábado, 16 de febrero de 2013

Cuentos para niños y no tan niños

Los cuentos de hadas siempre han ejercido una gran fascinación sobre chicos y grandes. Los fantásticos mundos que en ellos se describen y los maravillosos personajes que viven emocionantes aventuras nos hacen soñar y creer que todo es posible. Estos cuentos siempre tienen enseñanzas y la más importante de todas es que, el bien siempre triunfa sobre el mal.
Sin importar cuánto sufra el protagonista de la historia, siempre tendrá su final feliz. Princesas, caballeros, magos, hadas madrinas, animales que hablan y objetos que cobran vida son sólo algunos de los personajes comunes en estos cuentos con los que el lector puede identificarse. Los protagonistas viven en castillos o en modestas casitas y atraviesan reinos majestuosos o bosques encantados y encuentran en su camino enemigos temibles y aliados valiosos.
A través de los cuentos de hadas los pequeños aprenden sobre el amor, la amistad y que deben luchar por sus sueños porque éstos se vuelven realidad. Hasta aquí todo está bien, resulta difícil creer que pueda encontrarse algo objetable en ellos pero, en un mundo en que todo parece estar a un paso de ser “políticamente incorrecto” ni los cuentos infantiles se salvan.
Las hermosas princesas que son rescatadas por el príncipe azul ahora son estereotipos de mujeres sumisas, sin profesiones ni deseos de superación que simplemente están a la espera de que un hombre se case con ellas. Los apuestos y valientes príncipes son hombres machistas que consideran a la mujer como mera posesión y por el simple hecho de desposarla tendrán derecho de controlar el resto de su vida.
Parece un tanto descabellado pero en realidad hay quienes consideran que los cuentos de hadas perpetúan estereotipos negativos y anticuados que no tienen cabida en el siglo XXI. Estoy de acuerdo en que las mujeres no debemos esperar a un hombre que nos rescate ni tenemos por qué aspirar sólo a casarnos y tener hijos pero el afirmar que los cuentos con los que tantas generaciones hemos crecido implantan ideas erróneas en nuestras cabezas me parece absurdo.
Conforme crecemos vamos desarrollando nuestra personalidad, definiendo convicciones y preferencias, nos apasionamos con diferentes temas y elegimos nuestro propio camino. El creer que todas las mujeres nos comportaremos cómo damiselas indefensas, por no decir inútiles, simplemente porque así son las princesas de los cuentos es darnos muy poco crédito como seres humanos.
En mi opinión, las princesas han sido juzgadas injustamente. Al igual que una adolescente hoy en día se escabulle de casa de sus padres para ir a bailar, Cenicienta se arriesgó para ir a la gran fiesta en el palacio. Blancanieves dejó su casa, dejando de lado el detalle de que tuvo que hacerlo porque su madrastra mandó asesinarla, y vivía con siete hombres sin importar lo que se pudiera pensar de ella. El espíritu aventurero de La Bella Durmiente fue lo que la hizo caer en un profundo sueño y, admitámoslo, todos hemos cometido errores, sólo que ninguno que nos haya hecho dormir durante años.
Hoy en día las adaptaciones que se han hecho de estos cuentos y personajes rescatan las características positivas y agregan otras tantas que hacen imposible tacharlos de misóginos. Programas de televisión como Once upon a time y Grimm nos muestran a mujeres y hombres en igualdad de condiciones, para bien y para mal. Caperucita y Blancanieves son algunas de las figuras femeninas de cuentos que han aparecido en la pantalla grande como mujeres fuertes y valientes que pondrían a temblar a cualquiera.
Los seres indefensos de los cuentos no son sólo mujeres, todos sabemos la historia de los hermanitos que, atraídos por una casa hecha de dulces, cayeron en las garras de una espeluznante bruja. Afortunadamente mataron a la bruja y escaparon pero nadie pudo haber imaginado que años después se convertirían en intrépidos cazadores de brujas con sofisticadas armas y asombrosas habilidades de combate que viajan de pueblo en pueblo eliminando a estas viles criaturas.
Jeremy Renner y Gemma Arterton son los protagonistas de Hansel y Gretel: Cazadores de brujas. La emocionante película que demuestra que un trauma infantil puede convertirse en una lucrativa profesión. La trama no es la más original que he visto pero las escenas de acción y la presencia de Famke Janssen justifican ir a verla al cine. Seguramente los puristas no aceptarán el giro en la historia pero los que gustan de escuchar un buen cuento de hadas quedarán satisfechos con este largometraje.
Gran ambientación, buenas actuaciones y brujas para todos los gustos son algunos de los elementos que hacen a esta película más que palomera. La clasificación advierte que no es apta para menores y quizás para alguno que otro adulto con estómago débil.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

jueves, 14 de febrero de 2013

Agitado, no revuelto


El cine y la literatura han dado un aspecto glamoroso, emocionante e intrigante al mundo del espionaje. Imaginamos a los espías como hombres y mujeres de físicos envidiables que viajan por todo el mundo luciendo lo último de la moda mientras se codean con personas importantes. No faltan las armas sofisticadas y todo tipo de gadgets con tecnología de punta que los ayudarán a salir de cualquier percance.
Todas estas características, y algunas otras de aspecto más comercial, corresponden al prototipo de espía que vemos en el cine pero ¿cómo son los verdaderos espías? Mata Hari es una de las espías más famosas de la historia que supo utilizar su belleza, inteligencia, educación y dominio de varios idiomas para infiltrarse en ciertos círculos sin levantar sospechas. La única falla que tuvo fue convertirse en doble espía y bien dicen que el que a dos amos sirve con uno queda mal. Su labor simultánea para Francia y Alemania fue recompensada con el paredón de fusilamiento.
Seguramente las mejores historias de espías verdaderos se encuentran ocultas y difícilmente serán algún día de dominio común. Son innegablemente emocionantes los espías ficticios y las arriesgadas misiones a las que los autores los mandan pero la realidad es mucho más asombrosa, empezando por la identidad de algunos espías que sirvieron a su país.
Cuando hablamos de Charlie y la fábrica de chocolate lo último en lo que pensaríamos es en labores de espionaje para el gobierno británico. Pues bien, eso fue exactamente lo que hizo Roald Dahl antes de escribir sobre la extraña fábrica donde laboraban Oompa Loompas. Charles “Lucky” Luciano es una leyenda del crimen organizado pero pocos saben que, tras su captura, hizo un trato con el gobierno norteamericano y ayudó a arrestar a ocho espías alemanes.
Antes de que Julia Child descubriera su pasión por la cocina francesa trabajó para la Oficina de Servicios Estratégicos de E.U.A., organismo precursor de la CIA. La receta que creó para ayudar a su país fue para un repelente de tiburones que los mantuviera alejados de las minas submarinas. También se le asignaron misiones de campo con cierto grado de peligrosidad. Se rumora que el gran escapista, Harry Houdini, fue contratado por el Servicio Secreto Americano y por Scotland Yard para utilizar sus habilidades e infiltrarse en ciertas estaciones de policía y obtener información.
Ian Fleming, el creador de James Bond, tuvo material de sobra para inspirarse al trabajar para la Inteligencia Británica Naval. Aunque su trabajo era de escritorio, su ingenio para idear complejas tramas de espionaje lo convirtieron en un elemento valioso para la agencia. Años más tarde colaboró con E.U.A. para crear una organización dedicada a servicios de inteligencia internacional. Tuvo la oportunidad de presenciar a los operativos británicos escabulléndose en la oficina del Consulado General Japonés donde abrieron la caja fuerte y sacaron copias de los códigos secretos.
Este suceso inspiró a Fleming para la misión de Bond en la primera entrega de la saga 007, Casino Royale. El carismático personaje compartía una gran cantidad de características con su creador. James Bond no tardó en ganar popularidad y convertirse en una lucrativa franquicia. Libros, cómics, programas de radio y televisión, videojuegos y películas, El agente 007 es un personaje atemporal básico en la cultura pop.
En lo personal, considero que Sean Connery ha sido el mejor Bond en cine aunque Roger Moore no decepcionó. Hay muchos otros actores que han encarnado a Bond pero han pasado sin pena ni gloria, algunos con más pena. Cuando Daniel Craig fue elegido como el seductor espía que completa sus misiones sin perder el estilo muchos estuvieron en desacuerdo. Quizás era difícil aceptar a un Bond con cabello rubio que en lugar de tener una personalidad magnética parecía arrogante y seco.
Craig demostró que las críticas se equivocaron al lograr que las tres últimas entregas 007 fueran éxitos de taquilla. Skyfall, la más reciente, es la que más ha recabado de toda la serie. Esta película nos recuerda por qué amamos a Bond, por qué los hombres quieren ser cómo él y las mujeres queremos estar con él. Skyfall tiene un innegable toque de nostalgia que nos lleva a los inicios de la saga, al Bond que trabaja mejor bajo presión.
Por momentos la trama parece divagar pero al ver el desenlace queda claro que todo está justificado. A diferencia de otras películas de Bond, los lugares exóticos y las mujeres hermosas no son parte importante de esta entrega. La película transcurre en su mayoría en Gran Bretaña y el peligro y la acción se centran en Bond y M. Definitivamente, una de las mejores películas de la franquicia con Daniel Craig que he visto. Skyfall marca claramente el regreso del clásico Bond... James Bond.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

miércoles, 30 de enero de 2013

Más emocionante que la realidad

Las películas nos emocionan, nos cautivan, nos hacen reír o llorar. No importa si la película es buena o mala, vieja o nueva, todas provocan sentimientos y evocan recuerdos y eso es precisamente lo que hace que nos gusten o no. Hay películas que son placeres culposos y no necesitamos aprender de ellas, ni siquiera que sean realistas o que estén bien hechas, mientras nos entretengan cumplen con su cometido.
Este es el caso de una gran cantidad de películas basadas en hechos reales que, una vez terminado el proyecto, parece quedar poco de la historia original. No me refiero sólo a que los protagonistas son indiscutiblemente más atractivos que las personas que realmente vivieron lo sucedido sino a que muchos hechos son manipulados para hacerlos más emocionantes de lo que fueron.
En Una mente brillante se crearon personajes e historias alternas para explicar al público la esquizofrenia de John Nash, interpretado por Russell Crowe, sin mencionar sus alucines sobre extraterrestres y su complejo Mesiánico. También evitaron mencionar al hijo fuera de matrimonio y la época en que intentó renunciar a su ciudadanía norteamericana. Los escritores se tomaron licencias creativas para crear un personaje más agradable para el público.
Dudo mucho que los desafortunados hombres a bordo del Andrea Gail se parecieran a George Clooney y a Mark Wahlberg en La Tormenta Perfecta. Ese no sería el mayor problema con esta película sino el hecho de que en realidad no se sabe a ciencia cierta qué sucedió. Así que todas las aventuras que nos muestran la valentía, la camaradería y sentimentalismo en cada escena antes de que el barco se perdiera es pura especulación.
Recordando a los Titanes es una gran película estelarizada por Denzel Washington que narra el inspirador triunfo de un equipo de futbol americano que debe enfrentarse a la discriminación racial de principios de los setenta. Lo que sucedió realmente es conmovedor y digno de reconocimiento pero fue mucho menos dramático e intenso que lo que vemos en pantalla.
Una de las películas más recientes en llevar una historia real a la pantalla grande es Argo, protagonizada y dirigida por Ben Affleck. Esta cinta narra la asombrosa pero verídica historia del rescate de seis diplomáticos norteamericanos de Irán durante la crisis de rehenes de 1979. La película comienza a manera de documental explicando la situación política y las circunstancias que culminaron en la toma de la embajada norteamericana y el peligro que corrían los refugiados.
El tema por sí solo es provocador y dramático, es fácil imaginar la tensión que se vivió entre los agentes de la CIA intentando crear un plan para rescatarlos y el gran riesgo que corrieron los diplomáticos canadienses que los albergaron clandestinamente. Por supuesto que los escritores no encontraron la historia suficientemente intensa y no tardaron en agregar varios detalles que, de haber sucedido, habrían ocasionado un infarto a más de uno.
No importa si Argo contiene una que otra referencia errónea o personajes o pasajes que nunca sucedieron. El resultado es una emocionante película que nos hace vivir la angustia y la incertidumbre que los involucrados en el plan de rescate, incluyendo a los rehenes, debieron haber vivido. La idea que se les ocurrió era una verdadera locura y precisamente por eso funcionó.
Resulta inverosímil que se haya aprobado el plan de crear un proyecto cinematográfico falso, respaldarlo con un guión existente, promocionarla y conseguir los permisos necesarios para viajar a Irán en busca de locaciones bajo identidades falsas. Afortunadamente siempre habrá personas que confíen en las locuras de los demás y gracias a ello los rehenes salieron de Irán sin ser detectados.
No importa que hayan adornado el guión para hacerlo más dramático, fue un acierto y Ben Affleck hizo un gran trabajo. Esta película hará que muchos, incluyéndome, empiecen a tomar en serio a Affleck y esperen con ansias su nuevo proyecto. Les recomiendo que no se pierdan Argo, no en vano tiene siete nominaciones al Oscar y a los Premios Bafta y hasta el momento ha ganado varios premios incluyendo mejor director, película y reparto.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

martes, 29 de enero de 2013

Una revelación nada sorprendente


No recuerdo cuál fue la primera película de terror que vi, de lo único que estoy segura es que la sufrí más que disfrutarla ya que pasé gran parte de mi infancia temiendo a la oscuridad gracias a este género. Pero la curiosidad, o quizás el morbo, me llevaban a seguir viendo este tipo de largometrajes y comencé a tomarle el gusto a pasar un par de horas asustada frente a la pantalla. Ahora soy una devota fan del género, desde los clásicos hasta las nuevas propuestas que buscan hacer aún más terroríficas este tipo de películas.
Para continuar capitalizando con el éxito de las películas de todos los géneros es común que se adapten a videojuegos pero algunas transiciones son más fáciles que otras. Las limitaciones de programación y gráficos de las primeras consolas no eran tan graves al momento de adaptar una película infantil o de acción pero las de terror era algo completamente diferente. Era difícil sentirse atemorizado por un ser pixelado que parecía dar pequeños saltos más que correr tras nosotros.
Pasé horas jugando Pesadilla en la calle del infierno en Nintendo y a pesar de los gráficos la propuesta fue muy buena, fue grandioso manejar a un personaje que debía evitar quedarse dormido y caer en las garras de Freddy Krueger pero nunca me sentí realmente asustada. Poco a poco se fueron perfeccionando los gráficos logrando un realismo asombroso y la complejidad de los juegos atrajo a un público más adulto.
No pasó mucho tiempo antes de que los videojuegos no necesitaran de los últimos éxitos en taquilla para crear franquicias exitosas y comenzaron a ganar terreno por derecho propio creando historias interesantes y novedosas. Las de terror no fueron la excepción y uno de los mejores videojuegos de este género es sin duda Silent Hill. La primera vez que lo jugué no creí que un videojuego pudiera ponerme nerviosa pero la sensación de soledad e incertidumbre que nos inunda desde un principio va preparando el terreno para unos buenos sobresaltos.
Conforme avanzaba en el juego no sabía si considerar a sus creadores unos genios o unos dementes. El terror está presente en cada segundo del juego, los enemigos que parecen salidos de nuestras peores pesadillas y los aterradores escenarios son inquietantes. A pesar de la angustia y el nerviosismo no podemos dejar de jugar porque queremos descifrar las pistas y, claro está, que nuestro personaje salga de Silent Hill sano y salvo.
Era sólo cuestión de tiempo para que el brillante terror psicológico que esta franquicia maneja fuera llevado a la pantalla grande. Hollywood ha realizado varias adaptaciones de videojuegos a largometrajes, con resultados desastrosos en su mayoría, así que parecía bastante remoto el que se atrevieran a intentarlo con un videojuego con una trama tan compleja y nada comercial como Silent Hill. La película se estrenó en 2006 con resultados bastante predecibles, los que no conocían el videojuego salieron de la sala de cine razonablemente asustados y quizás un tanto desconcertados. Los que somos fans nos sentimos un tanto defraudados ya que la sensación de temor constante de los videojuegos es infinitamente superior al de la película.
Aún así, debo admitir que no fue tan mala como esperaba ya que respetaron la idea original pero tuvieron que bajarla bastante de tono para hacerla más apta para el público. A pesar del éxito moderado de esta película hicieron una segunda parte que, a diferencia de los videojuegos, es una continuación directa de la primera entrega que desafortunadamente nos recuerda al dicho: las segundas partes nunca fueron buenas.
La primera entrega se acercó al videojuego pero Silent Hill Revelation pareciera que ni siquiera lo intentó. Los seres monstruosos que habitan en el misterioso pueblo estuvieron presentes pero nunca hubo un momento en el que realmente sintiéramos que la protagonista estaba en peligro. La desesperación, el terror y la soledad se perdieron por completo al saturar de personajes cada escena.
Si en la primera película se cambiaron ciertos aspectos de la historia para hacerla más aceptable en Revelation es más que obvio el esfuerzo por lograr una clasificación que incluyera a un público más joven. La maldad y sadismo de los personajes se pierde en medio de explicaciones innecesarias e incluso los seres aterradores no parecen esforzarse mucho por crear una atmósfera de miedo.
A pesar de todo Silent Hill Revelation logra su cometido al asustar a gran parte del público. Fui testigo de esto cuando los pre-adolescentes que se sentaron frente a mí, acompañados por su madre, decidieron abandonar la sala después de sólo 10 minutos de película dejando atrás a sus hermanos mayores argumentando que “ya no querían verla”.
Quizás este tipo de reacciones sean lo más rescatable de la película. La temática y las criaturas espantosas de Silent Hill provocarán siempre opiniones encontradas pero después de dos largometrajes prefiero quedarme con los videojuegos. La película tuvo un final muy abierto así que no me sorprendería que ya se esté planeando una tercera parte y ahí estaré nuevamente quizás recordando el dicho: la tercera es la vencida.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.