lunes, 15 de abril de 2013

Traicionando a los lectores


Danielle Steel es una de las autoras contemporáneas más conocidas, las tramas de sus novelas, que usualmente nos muestran dramas a los que familias adineradas se enfrentan, resultan en libros de fácil y entretenida lectura que pueden leerse de corrido en una tarde lluviosa. No por nada se ha ganado el primer lugar en bestsellers como autor con vida y el cuarto lugar de todos los tiempos con más de 800 millones de copias vendidas.
Steel es capaz de crear elaboradas intrigas y engaños, por lo general sus personajes son víctimas de chantaje o fraudes y más de uno terminan suicidándose. El deseo de venganza y la ambición desmedida son elementos típicos de sus historias y, a pesar de que la fórmula parece un tanto gastada, sigue funcionando.
Las novelas de Steel son ligeras, sin muchos giros o vueltas inesperadas pero el entorno en el que coloca a sus personajes, las vívidas descripciones de sus estilos de vida y la falta de escrúpulos con la que se llevan a cabo planes siniestros son garantía de un buen rato. Sus libros son los ideales para llevar de viaje o para leer en la playa durante el bronceado.
Su talento e ingenio es innegable pero con el tiempo sus novelas se han vuelto un tanto predecibles. Siguen siendo muy entretenidas y están muy bien escritas pero faltan elementos inesperados que tomen al lector por sorpresa y le dejen ver que aún hay muchas buenas ideas en la mente de Danielle Steel.
A través de los años sus fieles lectores se acostumbraron a comprar sus novelas simplemente por tratarse de ella, no porque la trama los intrigara. De alguna manera me pasó lo mismo y eventualmente dejé de adquirirlos porque me encontraba con muchos otros autores que parecían prometer algo más interesante. Algunos me decepcionaron y otros se ganaron una seguidora más.
Hace unos días me topé con Betrayal, una de las más recientes novelas de Steel. Fue escrita en 2012 y llegó al tercer lugar en la lista de los más vendidos de New York Times. No quise leer las críticas para no ser influenciada y así darle otra oportunidad. Desde un principio tiene todas las características de una novela de Steel al hablarnos del estilo de vida de los ricos y famosos creando así un escenario ideal para una buena intriga.
Conociendo su estilo, sabía que no debería pasar muchas páginas antes de que el personaje principal, Tallie, una famosa y talentosa directora de cine en Hollywood fuera traicionada por alguien de su círculo de confianza. La canallada se reveló casi desde un principio y los posibles sospechosos fueron interrogados de inmediato. El golpe bajo sucedió tan pronto que ni siquiera tuvimos tiempo de identificarnos con los personajes o de sentirnos decepcionados de la traición que cometieron.
La trama se volvió predecible y repetitiva, los diálogos parecían consistir en contarse unos a otros lo que estaba sucediendo una y otra vez. No hubo nada excitante sobre las investigaciones que el FBI realizaba para dar con el culpable y la vida de Tallie se tambaleó más por cuestiones personales que por la traición que se suponía era la trama central del libro.
Hacia la mitad del libro yo ya tenía resuelto todo el misterio, no hubo ningún enredo ni complicación así que creí que de pronto surgiría un nuevo elemento que daría la vuelta al caso y abriría una nueva línea de investigación, quizás un nuevo personaje o algún descubrimiento asombroso pero no fue así. Todo comenzó y terminó muy pronto: traición, investigación, culpable, castigo, final feliz. Todo esto sucedió faltando una tercera parte del libro, el resto fue sólo relleno tedioso de una relación que todos vimos venir.
A pesar de la débil trama y los personajes planos es, al fin y al cabo, un libro típico de Danielle Steel en el aspecto de que no podemos dejar de leer, sólo que en este caso fue porque seguíamos esperando que algo interesante sucediera. Lamento admitir que este es uno de los libros más flojos de Steel pero nada despreciable si necesitas entretenerte abordo de un camión o quieres una lectura ligera antes de dormir. Si lo que quieres es una lectura emocionante e inteligente te recomiendo que leas alguna de sus novelas más antiguas.
La imagen utilizada es propiedad de la Editorial.

viernes, 5 de abril de 2013

El primer pasajero


Al crecer en los ochentas me tocó ver una cantidad considerable de malas películas de terror, algunas se volvieron clásicas y de culto y otras pasaron sin pena ni gloria. Los directores debían encontrar maneras de asustar al público sin depender del maquillaje y los efectos especiales que en esa época eran un tanto deficientes.
En muchas películas la fórmula típica era crear suspenso con una escena de relativa calma en la que la música nos avisa que todo está a punto de cambiar. Aunque sabíamos que en cualquier momento saldría el monstruo/asesino/fantasma/mutante siempre nos daba un buen susto.
Otra fórmula muy empleada en ese tipo de películas que puede disimular la falta de producción es la obscuridad. He visto infinidad de películas de terror con escenas tan obscuras que es difícil ver lo que sucede. En ocasiones no tenemos ni idea de lo que sucede pero se aprecian ciertos movimientos y se escuchan gritos. Por instantes vemos sombras y texturas que dan la idea de una lucha y aunque seguimos sin saber qué está pasando es suficiente para comprender que es algo malo y que los protagonistas están en peligro.
Una franquicia que se valió mucho de este recurso es Alien, estas películas de ciencia ficción de terror nos emocionaron y dieron pesadillas por igual. El interior frío y estéril de la nave espacial fue el escenario perfecto para el temor y la paranoia que se iba apoderando de los tripulantes ante la amenaza de un pasajero desconocido. Los pasillos obscuros con cables chispeantes que permitían ver sombras desplazándose rápidamente nos ponían los nervios de punta.
Después de una buena dosis de suspenso y escenas demasiado oscuras para ver bien al octavo pasajero nuestra paciencia fue recompensada con uno de los mejores diseños de extraterrestres. El escultor y pintor surrealista H.R. Giger fue el encargado de crear a Alien, su estética posee una aterradora belleza, muestra de la genialidad con la que diseña sets de filmación. Sus criaturas biomecánicas son reflejo de los más obscuros rincones de su mente, algo que él admite orgullosamente.
Sus creaciones provocan reacciones extremas, hay quienes las encuentran horribles y enfermizas pero otros las consideran eróticas e hipnóticas. Las películas de la serie Alien quizás no hubieran sido tan exitosas de no contar con los diseños de Giger y aunque las primeras entregas fueron más populares es indudable la lealtad de los fans a la franquicia.
Prometeo es la séptima entrega de esta serie de películas que se estrena 34 años después de la primera parte. Como las precuelas están de moda en Hollywood esta no es la excepción y Prometeo nos lleva al inicio de todo, aunque sus creadores insisten en que sólo precede a los eventos de la película original y que no está conectada directamente con ella aunque sí tiene rastros de ADN de la criatura que todos conocemos.
Ridley Scott y James Cameron pueden decir lo que quieran pero para los que llevamos décadas siguiendo las andanzas de los Aliens no tenemos motivo para dudar que sea una precuela. Prometeo nos recuerda por qué la ciencia ficción puede ser espeluznante. Los paisajes desolados y los organismos desconocidos son capaces de asustar a cualquiera que sueñe con ir al espacio.
En esta película también hay varias escenas obscuras para los que sientan nostalgia por la original pero me alegra decir que en su mayoría las tomas están bien iluminadas para que apreciemos la sangre y los organismos extraños en todo su esplendor y los complejos efectos especiales son impresionantes. La aventura comienza en el año 2089, con un descubrimiento arqueológico que origina una misión espacial para contactar a unos seres desconocidos.
Charlize Theron interpreta el papel de Vickers, encargada de monitorear la misión, su papel es tan frío y calculador que David, el androide interpretado por Michael Fassbender, parece más humano que ella. Noomi Rapace es a la pacífica arqueóloga que conforme avanza la película se convierte en toda una guerrera casi tan ruda como Ripley.
Las críticas no fueron  muy favorables con Prometeo, ha sido tachada de predecible, plana e incluso la acusan de dejar más cabos sueltos de los que resuelve. Las dudas se resolverán en la secuela que servirá de puente entre ésta y Alien, echando así por tierra el comentario de que Prometeo no es parte de la franquicia. La continuación ya está contemplada pero aún no hay aviso oficial.
Los fans de este género y de la franquicia Alien estarán satisfechos con esta película y esperarán ansiosamente la segunda parte que cierre el círculo de la saga. A juzgar por el final de Prometeo la secuela definitivamente será más intensa y siniestra. Este largometraje terminó su temporada en cartelera sin haber logrado cerrar ninguna semana en primer lugar, aun así tuvo gran éxito y fue bien recibida. Sin duda una película que los aficionados a la ciencia ficción no se pueden perder.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

jueves, 4 de abril de 2013

“La venganza es dulce y no engorda” Hitchcock.


Todos hemos escuchado que detrás de un gran hombre hay una gran mujer pero no todos coinciden con el verdadero significado de esa frase. Sorprendentemente ha sido incluso tema de debate en la eterna guerra de los sexos. Hay quienes la consideran un insulto al implicar que la mujer debe permanecer a la sombra de su pareja, otros incluso llegan al extremo de decir que la frase insinúa que un hombre sin una mujer que lo apoye no es nada.
En lo personal creo que la frase significa algo diferente para todos y que cada quién debe tomarla como quiera. Grandes personajes de la historia han hecho huella sin necesidad de tener una pareja e incluso en nuestra vida diaria vemos cómo las personas se las arreglan sin depender de su cónyuge. De igual manera, hemos visto parejas que han triunfado en diversos ámbitos al trabajar en equipo.
Pierre y Madame Curie; Fernando e Isabel La Católica; Napoleón Bonaparte y Josefina, Marco Antonio y Cleopatra e incluso Hillary y Bill Clinton son algunas de las parejas que unidas lograron un éxito mayor al que hubieran gozado individualmente y nadie pone en tela de juicio la participación y mérito de ambas partes. Pero ¿qué hay de aquellas mujeres cuyo trabajo nunca fue reconocido? Me refiero a todas las esposas y novias que dedicaron sus vidas a apoyar a los hombres en sus vidas para que ellos se llevaran toda la gloria.
Uno de los casos más controversiales es sin duda el de Mileva Maric, esposa de Albert Einstein. Los logros de Einstein son tan conocidos que incluso su imagen se ha convertido en ícono de la cultura pop cómo símbolo de inteligencia, ciencia e ingenio pero pocos saben que su esposa era tan preparada e inteligente cómo él. Hay quiénes incluso se aventuran a decir que ella era el verdadero cerebro detrás de toda la operación pero el machismo de la época la obligó a atribuir todos sus descubrimientos a su esposo para que fuesen tomados en serio.
Las suposiciones acerca de Mileva no se basan sólo en el hecho de que ella también fuera física y que tuviera facilidad para las matemáticas. Cabe mencionar que no es ningún secreto que su esposo tuviera dificultad con las matemáticas y que sus teorías y fórmulas nunca hubieran sido desarrolladas sin ellas. La publicación de las cartas románticas entre el matrimonio Einstein sacó a la luz muchos detalles como el hecho de que Mileva fue el sostén económico de Albert antes de que se casaran. Albert solía referirse a los experimentos y teorías como “nuestros”, implicando así que no los había realizado solo.
Otro posible indicio de la colaboración de Mileva es la existencia de manuscritos firmados Einstein-Marity, (Maric en Húngaro) implicando el crédito compartido. Sus detractores consideran que esto no es suficiente para considerar a Mileva ni siquiera como científica. Tal vez nunca sepamos la realidad sobre ella y su nombre quedará para siempre fuera de las investigaciones que posiblemente realizó.
Otra mujer que podría haber sido relegada a segundo plano fue Alma Reville, esposa de Alfred Hitchcock. Alma fue asistente de dirección, guionista y una brillante editora. Trabajó en varios proyectos cinematográficos pero su prioridad eran las películas de su esposo. Poseedora de un ojo clínico y gran sensibilidad para la edición, Alma era capaz de detectar errores que ni el mismo Hitchcock veía. El éxito de sus películas se debe en gran parte al talento e instinto de su esposa para los proyectos.
La importancia de la colaboración de Alma se muestra en la película Hitchcock, basada en la novela Alfred Hitchcock y la filmación de Psycho. En ella vemos a Anthony Hopkins interpretar magistralmente al maestro del suspenso durante la época en que filmó Psycho. La talentosa Helen Mirren es Alma, la inteligente y capaz mujer que cuida cada detalle de las producciones de Hitchcock mientras sobrelleva las idiosincrasias de su peculiar esposo.
En Hitchcock vemos el momento en que el director se obsesionó con filmar la película, la selección de actores, las dificultades para financiar el proyecto y los problemas que surgieron durante la filmación. Es innegable la gran actuación de Hopkins pero es Mirren la que se roba la película. Este largometraje, a pesar de tratar sobre la filmación de Psycho, es una mirada de cerca a la relación entre Hitchcock y su esposa que resulta muy entretenida.
Los programas y películas de Hitchcock tienen hasta la fecha una legión de fiel seguidores, muchos de ellos quizás se sientan decepcionados al asistir a esta película esperando ver un documental sobre la realización de Psycho pero Alfred y Alma nos dan material de sobra para una película interesante llena de intriga, sospechas y secretos. Claro, no puede faltar la música característica y Hitchcock haciendo comentarios ingeniosos mirándonos directamente a través de la cámara.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

martes, 2 de abril de 2013

Un mundo que vale la pena visitar


El Mago de Oz es una película infantil clásica basada en el libro escrito por L. Frank Baum que ha cautivado a millones desde su estreno en 1939. El largometraje es fiel al libro y logra transmitir la magia del mundo fantástico que Baum creó. La historia está plagada de personajes extraños de personalidades únicas con las que el público se identifica de inmediato. La bondad, la amistad, el deseo de hacer el bien, el compañerismo y la confianza son valores fundamentales para los protagonistas que se embarcan valientemente en una aventura llena de peligros.
La belleza del mundo de Oz y sus habitantes se empaña con la presencia de la Bruja Mala del Oeste, una mujer horrible de piel verde que representa al mal. La envidia, el odio, la venganza y un sinfín de sentimientos negativos son lo que llevan a la bruja a perseguir a Dorothy y a sus nuevos amigos con el fin de destruirlos. A simple vista, la típica historia del bien contra el mal.
La mayoría de los cuentos clásicos infantiles tienen un lado macabro si se analizan con ojo crítico y El mago de Oz no es la excepción, empezando por Dorothy, la protagonista huérfana que vive rodeada de adultos que están demasiado ocupados para ponerle atención. Tiene una vecina malvada que quiere matar a su perro y para colmo vive en una zona de tornados. Su llegada a Oz no es menos deprimente ya que la casa de Dorothy, transportada a ese mundo por un tornado, aterriza sobre la Bruja Mala del Este y la mata. Por si el homicidio involuntario no fuera suficiente Glinda, la Bruja Buena del Norte, le entrega a Dorothy las zapatillas de rubí que pertenecieron a la fallecida bruja.
Lo mejor es no pensar mucho sobre esto ya que comienzan a aparecer serias dudas sobre la integridad de Glinda y la supuesta inocencia de Dorothy quien no parece afectada en lo más mínimo por haber causado la muerte de una mujer. Por si no fuera suficiente la presencia de espantapájaros y hombres de hojalata que cobran vida tenemos animales parlantes, híbridos de monos y murciélagos y un misterioso mago que supuestamente otorga deseos. Quizás los aspectos más sombríos de la historia facilitaron la propagación de la leyenda urbana sobre un actor que se suicida en una escena de la película. Después se demostró que el supuesto suicidio era un ave exótica en el set de filmación pero aún hay personas que afirman ver claramente a un “munchkin” quitándose la vida.
La película de 1985 Regreso a Oz, basada en los libros The marvelous land of Oz y Ozma of Oz, de L. Frank Baum, tenía tintes aún más sombríos. En ella vemos a una Dorothy, meses después de su viaje a Oz, como una niña melancólica, obsesionada por sus aventuras en Oz y con problemas para dormir. Por eso, su tía la lleva con el Dr. Worley, famoso por sus novedosos tratamientos eléctricos. La idea de que Dorothy termine internada en una institución psiquiátrica sufriendo electroshocks ya es de por sí perturbadora pero lo peor está por venir. Dorothy logra escaparse de ese lugar sólo para caer en un río y encontrarse nuevamente en el mundo de Oz, sólo que en esta ocasión está destruido y sus queridos amigos han sido convertidos en piedra.
En 1995 Gregory Maguire escribió una novela paralela a la de Baum titulada Wicked, memorias de una bruja mala. En ella se describe una realidad muy diferente a la que todos conocemos, la verdadera historia de la Bruja Mala del Oeste llamada Elphaba. Maguire eligió ese nombre a manera de tributo al autor L. Frank Baum. Wicked muestra la difícil infancia de Elphaba, la discriminación que sufrió e incluso la situación política y social de Oz. Elphaba es una mujer independiente, inteligente y con principios. Es una activista y una defensora de derechos humanos y animales.
Antes de ser la Bruja Mala del Oeste era una mujer con sueños e ilusiones que sufrió amor y desamor. Elphaba adoraba a su hermana y sufrió inmensamente cuando la perdió por culpa de Dorothy quien incluso tuvo el descaro de llevarse las zapatillas de rubí que eran lo único que quedaba de su hermana. Wicked es una conmovedora historia que se adaptó a Musical y ha gozado de gran éxito en Broadway. El proyecto para cine se quedó rezagado pero gracias al éxito del largometraje Les Miserables se anunció que la filmación se realizará más pronto de lo planeado.
Sabía que la película Oz, el poderoso era una precuela de El mago de Oz y que se centraría en los orígenes del mago pero tenía la esperanza de que incorporaran parte de la historia de Wicked. Desafortunadamente no fue así, hicieron un gran trabajo con el personaje principal y la explicación de su llegada a Oz pero creo que le faltó dimensión al personaje de la bruja y la relación entre ellos. Aun así la película es visualmente espectacular, Oz es un lugar hermoso, lleno de vida y colorido hasta en el último rincón. Les recomiendo la vean en 3D.
La película tiene tantos personajes memorables cómo la original y Sam Raimi, uno de mis directores favoritos, logró dar un toque moderno a la historia sin perder la inocencia que la caracteriza. James Franco hace un papel decente pero no parece haber mucha química entre él y Mila Kunis, no se aprecia bien la supuesta intensidad del desengaño amoroso que la lleva a una vida de maldad. Rachel Weisz es una gran actriz y era de esperarse que interpretara a la perfección el papel de bruja mala.
Los peculiares personajes que acompañan al mago desde su llegada a Oz son fascinantes y en ocasiones parecen opacar a Franco. Esta película encantará a chicos y a grandes, tiene de todo: drama, comedia, acción, aventura, fantasía e incluso munchkins bailando y cantando, aunque francamente hubiera preferido que prescindieran de ellos.
Debido a que es una precuela debe quedar inconclusa hasta cierto punto para que la historia pueda retomarse cuando la casa de Dorothy llegue volando por los aires. Oz, el poderoso no decepcionará a los que quieran pasar un buen rato palomeando pero los que esperaban ver una versión mejorada de una de las brujas más famosas de todos los tiempos tendrán que esperar a una nueva película de El Mago de Oz porque Mila Kunis no logra superar a la original. Quizás fue un problema de guión o de dirección pero su personaje no fue explotado lo suficiente.
Sam Raimi se atrevió a meterse con una de las películas más queridas de todos los tiempos y no lo hizo nada mal aunque es difícil imaginar que Oz, el poderoso pueda volverse un clásico como la original. Aquí no hay zapatillas de rubí que te lleven de vuelta a casa ni canciones pegajosas que te pidan seguir el camino amarillo. Todo eso se compensa con suficientes comentarios ingeniosos e imágenes generadas por computadora para disfrutar la película de principio a fin.

La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

Un vuelo accidentado


El miedo a volar, conocido como aerofobia, es uno de los más comunes y que afecta a millones de personas. Los expertos lo clasifican cómo un temor irracional debido a que  el riesgo de morir en un accidente de avión es mínimo según las estadísticas. Es más probable sufrir un accidente al viajar en carretera que por los aires pero ni los expertos pueden ignorar el hecho de que es mucho más probable sobrevivir a un choque automovilístico que a un avionazo. Además, por más que sepamos sobre aerodinámica no deja de resultar impresionante el que máquinas tan grandes y pesadas sean capaces de elevarse a grandes alturas y en condiciones meteorológicas extremas.
Viajar en avión cuando se sufre de aerofobia es una experiencia estresante, sobre todo si se tiene la mala suerte de encontrarse con una turbulencia severa capaz de poner nerviosos hasta a los viajeros más experimentados. Los sobrecargos son personas muy preparadas que poseen el entrenamiento requerido para manejar casi cualquier eventualidad pero en una situación de peligro hasta ellos tendrían dificultades para no mostrar preocupación en sus rostros, aunque sea un poco.
Así que, cuando voy en avión y la turbulencia me parece un poco más severa de lo normal lo primero que hago es ver las caras de los sobrecargos y si no veo consternación en sus miradas entonces doy por sentado que todo está bajo control. No sé qué tan acertada sea mi teoría pero me ha mantenido tranquila durante vuelos con ruidos extraños, numerosas bolsas de aire e incluso turbulencias tan fuertes que ni siquiera los sobrecargos pueden mantenerse de pie.
No sufro de aerofobia ni me ha tocado viajar con alguien que la padezca. He visto nervios normales por ir en avión y pequeños sustos por movimientos bruscos pero nunca he presenciado que alguien quiera abrir la salida de emergencia en pleno vuelo o que tenga que ser amarrado a su asiento.
He tenido suerte, sobre todo en aquellos vuelos en que voy con mi hermana ya que tiende a sacar su repertorio de los peores accidentes aéreos de la historia en cuanto el avión despega. Siempre me preparo por si ocasiona histeria colectiva en los pasajeros a nuestro alrededor que no pueden evitar escuchar las narraciones de mi hermana con lujo de detalles. Nos ven de la misma manera en que lo hacen los bañistas en la playa que se encuentran a pocos metros de nosotros disfrutando de las olas cuando mi hermana detalla las mejores historias de “La semana del tiburón” de Discovery Channel.
La realidad es que al viajar en avión no nos queda más remedio que confiar completamente en las aerolíneas. En el momento en que ponemos un pie a bordo de un avión comercial estamos dejando nuestras vidas en manos de una empresa y de su personal, cuyo nivel de preparación hará la diferencia entre la vida y la muerte.
El piloto de US Airways, Chesley Sullenberger, es conocido en todo el mundo por el aterrizaje de emergencia que realizó en el río Hudson. Por si eso no fuera suficientemente heroico se aseguró de que los 150 pasajeros y 4 miembros de la tripulación fueran puestos a salvo antes de abandonar la aeronave que se hundía. Una hazaña propia de un hombre con una intachable carrera en la fuerza aérea con títulos universitarios en Psicología Industrial y Administración Pública, colaboraciones con científicos de NASA y más de 20,000 horas de experiencia en vuelos.
Tras el incidente Chesley recibió condecoraciones, fue invitado a numerosos programas, escribió un libro e incluso el partido Republicano le ofreció su apoyo para un puesto político. Todos querían a Sullenberger pero ¿qué hubiera pasado si los antecedentes de este piloto fueran menos que admirables? ¿Si hubiera sido un adicto? ¿Un irresponsable? Quizás las personas no hubieran estado tan dispuestas a catalogarlo como un héroe, tal vez hasta lo habrían considerado responsable del percance.
Esta es la premisa de Flight, la película estelarizada por Denzel Washington que nos cuenta la historia de Whip, un piloto de vuelos comerciales cuyas adicciones al alcohol y a la cocaína alejaron a su esposa e hijo. Tras una noche de excesos, en un vuelo de rutina, se presenta una falla mecánica y Whip se ve obligado a ejecutar una difícil maniobra para aterrizar de emergencia y así, salvar a los pasajeros. La escena del accidente es muy emocionante y está muy bien realizada, no se necesitó de gritos y sangre en exceso para mostrar la gravedad del asunto ni la angustia que los pasajeros estaban experimentando.
Whip es elogiado por su pericia hasta que sus adicciones y comportamiento objetable salen a relucir. Entonces la opinión pública cambia radicalmente e incluso se sugiere que el accidente fue su culpa. Denzel nos regala una brillante actuación logrando que odiemos a Whip por su alcoholismo al tiempo que sentimos lástima al darnos cuenta que es un ser humano cómo cualquier otro que ha tomado malas decisiones.
El trágico accidente no sólo afecta la vida de Whip sino la de una mujer que conoce en el hospital y con la que comienza una extraña relación. La carrera de Whip se encuentra en peligro e incluso puede terminar en la cárcel, la aerolínea puede estar en problemas si se demuestra negligencia en el mantenimiento de su equipo e incluso la integridad de la aeromoza que sostenía una relación casual con Whip es puesta en duda. Flight es un intenso drama que demuestra que mientras más alto te encuentres más dura será la caída.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.


miércoles, 20 de marzo de 2013

El lado amable del terror


“Los monstruos existen y los fantasmas también, viven dentro de nosotros y algunas veces son los que ganan”. Esta cita sólo podía provenir del brillante y prolífico escritor Stephen King. Su nombre es parte de la cultura pop desde los setentas, su estilo característico y habilidad para hurgar en lo más profundo de la psique humana sigue cautivando hoy en día a lectores de todas las edades y generaciones.
King no sólo ha vendido millones de copias sino que muchas de sus novelas han sido adaptadas a películas para cine y televisión contribuyendo enormemente a su reputación cómo autor de terror. Sin importar las preferencias en géneros literarios y películas la mayoría de las personas saben de qué tratan o por lo menos han escuchado sobre Christine, Cujo, Carrie, El resplandor, Eso, Cementerio de Mascotas y Miseria por mencionar sólo unas cuántas.
Se podría pensar que los libros elegidos para llevar a la pantalla grande son los culpables de que Stephen King sea comúnmente clasificado cómo escritor de horror dejando de lado las novelas que ha escrito de suspenso, ciencia ficción e incluso fantasía pero es sólo un problema de percepción. King ha escrito numerosas novelas que no tienen nada qué ver con monstruos, dimensiones paralelas, fantasmas, posesiones demoniacas ni asesinos. King tiene un lado sentimental que lo ha llevado a crear personajes de nobles sentimientos e historias llenas de esperanza.
La Milla Verde, protagonizada por Tom Hanks, es un claro ejemplo de la polaridad de King cómo escritor. Cadena Perpetua, Cuenta conmigo y Eclipse Total, aunque tienen ciertos aspectos obscuros, tratan temas cómo la amistad y la esperanza. Muchos se sorprenden al descubrir que King está detrás de tantas películas que han tocado las fibras sensibles de las personas. Esto no tendría por qué resultar tan desconcertante, después de todo, los autores tan prolíficos cómo él tienden a explorar diversos géneros pero el público se rehúsa a perder al Stephen King de horror.
Es comprensible, incluso los cineastas parecen empeñarse en que las novelas de King sean aún más macabras. Stanley Kubrick cambió y agregó ciertos aspectos en El resplandor y Brian De Palma hizo lo suyo con Carrie, ambos con la intención de hacer las películas más intensa para lograr un mayor impacto en el público. Los leales fans de King no aceptaron del todo estos cambios pero los números en taquilla fueron suficientes para que las productoras no perdieran el sueño por ellos.
Otro lado poco conocido de King son los variados proyectos en colaboración con su hijo Joe Hill, Michael Jackson, John Mellencamp y Barbara Kruger entre otros. King trabajó también con Peter Straub, el aclamado novelista de horror, para escribir una trilogía de fantasía que comienza con El Talismán. Esta novela nos presenta a Jack Sawyer, un niño de doce años que se embarca en una extraña aventura con la esperanza de salvar a su madre enferma.
El libro comienza un poco lento, tedioso incluso pero en cuanto Jack comienza a creer en las palabras del misterioso cuidador del parque de diversiones la historia cobra vida. King y Straub nos muestran un fantástico mundo paralelo al que sólo unas cuántas personas pueden entrar. No sólo eso, con un poco de práctica es posible moverse entre los mundos a voluntad pero esa habilidad puede poner en peligro a la humanidad entera si la desarrollan las personas equivocadas.
Resulta poco creíble que un niño de doce años pueda infundir temor en enemigos adultos y armados hasta los dientes pero esa es la magia de esta novela. El hecho de que un niño sin experiencia ni malicia sobreviva en un mundo hostil y desconocido impulsado por el amor hacia su madre y la necesidad de hacer el bien es un ejemplo de uno de los tantos mensajes de esta historia.
King y Straub cuidaron cada detalle del mundo paralelo que Jack recorre, desde el idioma y la moneda utilizada hasta las costumbres de cada región. Cada paisaje es descrito vívidamente detallando incluso los olores y los sonidos que, dependiendo de la situación, pueden resultar reconfortantes o atemorizantes. Esta novela está plagada de moralidad y valores pero resulta extraño que una lectura no recomendada para niños tenga tantas enseñanzas que parezcan dirigidas a ellos. Si fuera película seguramente el resultado parecería un episodio de Plaza Sésamo dirigido por Quentin Tarantino.
Admito que tenía mis dudas porque Stephen King tiene la manía de colocar hacia el final de sus novelas ciertos elementos que en ocasiones resultan desconcertantes. Conforme se reducía el número de páginas faltantes me iba preparando para un desenlace poco satisfactorio pero me alegra decir que no fue así. A pesar de los extraños finales que Stephen King elige sigo comprando sus libros.
El Talismán no es el típico libro de Stephen King ya que se aprecia claramente la participación de Straub pero tiene suficientes elementos extraños y seres monstruosos para satisfacer a cualquier fan de King. Las aventuras de Jack continúan en la segunda parte, Black House, pero aún no hay fecha para el lanzamiento de la tercera. Posiblemente King se tome un tiempo de la fantasía para escribir algo de terror. Quizás sea terapia para él como bien dice “Yo no tengo pesadillas porque todas se las doy a ustedes”.
La imagen utilizada es propiedad de la Editorial.

jueves, 14 de marzo de 2013

Sentirás que estás en Broadway


El teatro siempre ha tenido una magia especial que cautiva a cualquiera que acude a una puesta en escena. Escenografía, iluminación, musicalización, vestuario, actores, directores y productores son sólo unos cuántos elementos detrás de cada presentación. Se podría pensar que todo el arduo trabajo y las incontables horas de ensayo llegan a su culminación en la noche de estreno pero es sólo el comienzo.
La mejor recompensa para los artistas es el aplauso del público que, en ocasiones, lo hace de pie en señal de reconocimiento al talento y el esfuerzo. La mejor recompensa para una puesta en escena es la demanda del público que la lleva a permanecer en cartelera por largas temporadas. No tenemos que dedicarnos a las artes escénicas para comprender la fascinación que la aceptación del público ejerce sobre los actores aunque la vida sobre los escenarios no resulta tan atractiva para todos.
Recuerdo cuando era niña y me veía obligada a participar en las obras escolares. La mayoría de mis compañeros se emocionaban y ponían su mejor esfuerzo en las audiciones para conseguir buenos papeles. Los demás nos conformábamos con papeles sin importancia o incluso siendo parte de la escenografía, algo cómo una roca o un árbol cuya única responsabilidad fuera pararse sobre esa pequeña marca con cinta adhesiva en el suelo que indicaba nuestro lugar.
Nunca me interesó tener el protagónico ni que la obra de nuestro salón fuera la mejor de toda la escuela. Encontraba más emocionante ser parte del público. Desafortunadamente ese era un privilegio de los padres ya que los alumnos debíamos permanecer tras bambalinas incluso durante las obras en las que no participábamos. Cuando finalmente asistí como público a ver el musical Vaselina fue todo lo que imaginé y mucho más. Parte de mi emoción fue porque era con el grupo musical Timbiriche, confieso que fui su fan cuando era muy pequeña. Lo importante fue que a partir de ese momento me enamoré del teatro.
A través de los años he visto todo tipo de puestas en escena por compañías de teatro pequeñas y por productoras internacionales de grandes presupuestos. Desde dramas y comedias hasta teatro experimental y musicales. En éstos últimos he tenido la fortuna de ver a Elaine Paige, una de mis cantantes favoritas, en Sunset Boulevard y tener a Rum Tum Tugger bailando frente a mí guiñándome el ojo en Cats. Las historias narradas a través de canciones y coreografías me llevaron a desear que Christine no eligiera a Raoulle en El Fantasma de la ópera, a pesar de saber que ese no sería el desenlace.
Uno de los musicales más emotivos que he visto ha sido Les Miserables. La historia es conmovedora por sí sola pero la hermosa musicalización que logra de manera brillante transmitir los ideales, sentimientos y conflictos de los protagonistas es capaz de dejar sin aliento a cualquiera. Cuando la vi intenté contener las lágrimas en una de las escenas más tristes, pero al ver que la mayoría a mi alrededor lloraba desconsoladamente me parecía estar fuera de lugar si no me unía a ellos. Incluso vi señores de rostros severos y adolescentes de miradas cínicas limpiando discretamente las lágrimas que se les escapaban.
Cuando supe que Les Miserables sería llevado a la pantalla grande me emocioné al descubrir al reparto, todo iba bien hasta que vi el nombre de Russell Crowe. Este actor nunca ha sido de mi agrado aunque reconozco que hay un par de películas con él como protagonista que son muy buenas pero la idea de verlo cómo el Inspector Javert realmente me molestó. Sé que Crowe no es nuevo en el mundo de la música y ha estado en varios grupos, tiene varios discos y ha ido de gira, aun así, no me convencía la idea de que le permitieran cantar en uno de los mejores musicales de todos los tiempos.
La adaptación a película fue todo un éxito, la producción cuidó hasta el último detalle y el resultado fue impresionante. El director, Tom Hooper, tomó la acertada decisión de pedir a los actores que cantaran en vivo en cada escena, acompañados por música de piano, para dar mayor libertad creativa e imprimir más dramatismo. La musicalización con orquesta se agregó en post-producción. Ver Les Miserables en el cine conmueve casi de la misma manera que lo hace en el teatro.
Hugh Jackman y Anne Hathaway estuvieron impecables y Helena Bonham Carter y Sacha Baron Cohen se robaron cada escena en que aparecieron. En general, el reparto fue uno de los más acertados que he visto. Pero no todo fue perfecto, lo que falló fue, tal cómo me temía, la presencia de Russell Crowe. En esta cinta quedó demostrado que Crowe está muy por detrás, musicalmente hablando, de sus compañeros de reparto. Sus intervenciones en ocasiones lucían acartonadas, dando la impresión de que estaba tan preocupado por acertar las notas que olvidaba que debía actuar también, o por lo menos mover los brazos al caminar.
Como experimento estuvo bien pero en una producción tan importante, en la que el resto de los actores cumplieron y algunos hasta superaron las expectativas, fue una lástima que no se cuidara más la elección para un personaje tan importante y complejo como Javert. Crowe está bien para interpretar gladiadores y boxeadores. Ser guitarrista y vocalista de su grupo de rock es bastante lucrativo también, no necesita buscar ingresos extras por otro lado. Así que, espero que por el bien de todos se mantenga alejado de la comedia musical.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.