lunes, 10 de febrero de 2014

Una gran manera de aprender historia


¿Por qué hay autores que escriben obras completas en tan sólo unos días y hay otros a los que les toma años terminar una sola? El mérito de una obra no se mide en el tiempo invertido sino en el contenido pero aun así en ocasiones tendemos a creer que una novela de 100 ó 200 páginas es inferior a un ladrillo de 600 páginas o que una historia contemporánea no requirió mayor esfuerzo que una histórica. Estas son nociones preconcebidas que nada tienen que ver con la realidad.
Las novelas de Jane Austen reflejaban perfectamente la sociedad de la época y su estilo es tan vigente ahora como lo fue en el siglo XVIII , no escribió novelas históricas sino contemporáneas y su valor literario es indiscutible. Hoy en día seguimos disfrutando de los escritos de filósofos de la antigua Grecia y de tratados de pensadores del Renacimiento aunque estemos en pleno siglo XXI, a través de sus obras podemos conocer el mundo en el que vivieron.

Me gusta leer todo tipo de libros pero disfruto inmensamente las novelas históricas. Se agradece todo el estudio y la preparación de los autores para lograr una obra bien documentada que no caiga en inexactitudes históricas ni contradicciones absurdas. Tal parece que los autores no tuvieron mucho interés por situar sus obras en épocas antiguas hasta el siglo XVIII cuando hubo un intento por crear este tipo de novela. No fue hasta el XIX que se configuró como género literario debido al grado de investigación que debe llevarse a cabo para mantenerse fiel a la época en que se sitúa el escrito.
En ocasiones los autores se tardan más en documentarse para cuidar cada detalle de su obra que en escribirla. Por supuesto que ahora con el internet es mucho más fácil ya que antes había que buscar la información en bibliotecas públicas y privadas, entrevistar a expertos o descendientes de personajes históricas o incluso visitar los lugares en donde se desarrollarían sus historias. Hoy se puede dar un click y en cuestión de segundos tenemos toda la información necesaria, escrita y gráfica, al alcance de nuestras manos.

Visto de esta manera parecería más fácil pero no es que el problema esté resuelto, la presión al escribir novelas históricas radica en los detalles, en el poco margen de error que se tiene al momento de tomarse licencias creativas. No con esto quiero decir que se limite la creatividad del autor según la época histórica que elija sino que el reto está en crear una obra sin caer en absurdos que revelen su falta de preparación sobre la época que eligió.
Los autores de novela histórica, por lo menos los que valen la pena, no sólo estudian ciertas épocas sino que parecen haber vivido en ellas, sus conocimientos históricos son aprobados incluso por expertos historiadores. Hay numerosos autores dignos de reconocimiento en esta área pero uno de tantos que logró el éxito inmediato con su primera novela gracias a su gran preparación fue el escritor finlandés Mika Waltari.

Sinuhé, el egipcio es la maravillosa novela histórica que hizo famoso a su autor. Este libro nos cuenta la historia de Sinuhé, el médico real durante el reinado del faraón Akenatón en el Antiguo Egipto. El amplio conocimiento de Waltari sobre esta época, aunado a su gran narrativa, dio como resultado un interesante y fluido relato que retrata las costumbres, la ideología y el sentir de los antiguos egipcios.
Sinuhé es un personaje con el que es fácil encariñarse, no sólo por sus orígenes sino por la sinceridad con que siempre se conduce. Se han hecho comparaciones entre Sinuhé y la figura bíblica de Moisés porque ambos fueron colocados en cestas en el río, fueron criados por madres adoptivas y las circunstancias los llevaron a vivir en el exilio durante años.

La verdad es que en el Antiguo Egipto era muy común encontrar niños en cestas en el río. En una época en que un buen número de hombres pasaban largas temporadas lejos de sus familias debido a las guerras, no era de extrañarse que las mujeres tomaran amantes y después debieran deshacerse de las evidencias cuando sus maridos estuvieran por regresar y las cuentas no les salieran. En cuanto al exilio, ya sea obligado o autoimpuesto, es una condición que se viene dando desde el principio de los tiempos.
El excelente trabajo de documentación de Waltari nos permite conocer no sólo la vida ordinaria de Sinuhé y sus conocidos sino el estilo de vida de todas las clases sociales. Los asuntos políticos y religiosos, las profesiones disponibles, los trabajos, las diversiones e incluso los principales procedimientos médicos no sólo de Egipto sino de todas las regiones que Sinuhé recorrió durante su exilio.

Waltari nos muestra a un egipcio con el que cualquiera podría identificarse, un joven sencillo que cuestiona todo lo que le enseñan, que no se deja llevar por supersticiones ni exhibiciones de poder. Un ser humano con sueños, temores, fortalezas y debilidades que lucha por vivir con las cartas que el destino le entregó y por enmendar sus errores.
Sinuhé, el egipcio es un libro que se lee fácil y rápido que nos deja una gran lección, no sólo histórica sino de vida. Un relato muy ameno incluso para aquellos que no tengan mucho interés por el Antiguo Egipto o por la profesión médica. Tiene descripciones militares, prácticas religiosas y sentimentalismo en dosis exactas, quizás por momentos parezca un poco inocente pero es parte de su encanto. Muy recomendable, es uno de esos libros que todos deberían leer por lo menos una vez en su vida.

La imagen utilizada es propiedad de la Editorial.

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