¿Por qué hay autores que escriben obras completas en
tan sólo unos días y hay otros a los que les toma años terminar una sola? El
mérito de una obra no se mide en el tiempo invertido sino en el contenido pero
aun así en ocasiones tendemos a creer que una novela de 100 ó 200 páginas es
inferior a un ladrillo de 600 páginas o que una historia contemporánea no
requirió mayor esfuerzo que una histórica. Estas son nociones preconcebidas que
nada tienen que ver con la realidad.
Las novelas de Jane Austen reflejaban perfectamente la
sociedad de la época y su estilo es tan vigente ahora como lo fue en el siglo
XVIII , no escribió novelas históricas sino contemporáneas y su valor literario
es indiscutible. Hoy en día seguimos disfrutando de los escritos de filósofos
de la antigua Grecia y de tratados de pensadores del Renacimiento aunque
estemos en pleno siglo XXI, a través de sus obras podemos conocer el mundo en
el que vivieron.
Me gusta leer todo tipo de libros pero disfruto
inmensamente las novelas históricas. Se agradece todo el estudio y la
preparación de los autores para lograr una obra bien documentada que no caiga
en inexactitudes históricas ni contradicciones absurdas. Tal parece que los
autores no tuvieron mucho interés por situar sus obras en épocas antiguas hasta
el siglo XVIII cuando hubo un intento por crear este tipo de novela. No fue
hasta el XIX que se configuró como género literario debido al grado de
investigación que debe llevarse a cabo para mantenerse fiel a la época en que
se sitúa el escrito.
En ocasiones los autores se tardan más en documentarse
para cuidar cada detalle de su obra que en escribirla. Por supuesto que ahora
con el internet es mucho más fácil ya que antes había que buscar la información
en bibliotecas públicas y privadas, entrevistar a expertos o descendientes de personajes
históricas o incluso visitar los lugares en donde se desarrollarían sus
historias. Hoy se puede dar un click y en cuestión de segundos tenemos toda la
información necesaria, escrita y gráfica, al alcance de nuestras manos.
Visto de esta manera parecería más fácil pero no es que
el problema esté resuelto, la presión al escribir novelas históricas radica en
los detalles, en el poco margen de error que se tiene al momento de tomarse
licencias creativas. No con esto quiero decir que se limite la creatividad del
autor según la época histórica que elija sino que el reto está en crear una
obra sin caer en absurdos que revelen su falta de preparación sobre la época
que eligió.
Los autores de novela histórica, por lo menos los que
valen la pena, no sólo estudian ciertas épocas sino que parecen haber vivido en
ellas, sus conocimientos históricos son aprobados incluso por expertos
historiadores. Hay numerosos autores dignos de reconocimiento en esta área pero
uno de tantos que logró el éxito inmediato con su primera novela gracias a su
gran preparación fue el escritor finlandés Mika Waltari.
Sinuhé,
el egipcio es la maravillosa novela histórica que hizo famoso a
su autor. Este libro nos cuenta la historia de Sinuhé, el médico real durante
el reinado del faraón Akenatón en el Antiguo Egipto. El amplio conocimiento de
Waltari sobre esta época, aunado a su gran narrativa, dio como resultado un
interesante y fluido relato que retrata las costumbres, la ideología y el
sentir de los antiguos egipcios.
Sinuhé es un personaje con el que es fácil encariñarse,
no sólo por sus orígenes sino por la sinceridad con que siempre se conduce. Se
han hecho comparaciones entre Sinuhé y la figura bíblica de Moisés porque ambos
fueron colocados en cestas en el río, fueron criados por madres adoptivas y las
circunstancias los llevaron a vivir en el exilio durante años.
La verdad es que en el Antiguo Egipto era muy común
encontrar niños en cestas en el río. En una época en que un buen número de
hombres pasaban largas temporadas lejos de sus familias debido a las guerras,
no era de extrañarse que las mujeres tomaran amantes y después debieran deshacerse
de las evidencias cuando sus maridos estuvieran por regresar y las cuentas no
les salieran. En cuanto al exilio, ya sea obligado o autoimpuesto, es una
condición que se viene dando desde el principio de los tiempos.
El excelente trabajo de documentación de Waltari nos
permite conocer no sólo la vida ordinaria de Sinuhé y sus conocidos sino el
estilo de vida de todas las clases sociales. Los asuntos políticos y
religiosos, las profesiones disponibles, los trabajos, las diversiones e
incluso los principales procedimientos médicos no sólo de Egipto sino de todas
las regiones que Sinuhé recorrió durante su exilio.
Waltari nos muestra a un egipcio con el que cualquiera
podría identificarse, un joven sencillo que cuestiona todo lo que le enseñan,
que no se deja llevar por supersticiones ni exhibiciones de poder. Un ser
humano con sueños, temores, fortalezas y debilidades que lucha por vivir con
las cartas que el destino le entregó y por enmendar sus errores.
Sinuhé,
el egipcio es un libro que se lee fácil y rápido que nos deja una
gran lección, no sólo histórica sino de vida. Un relato muy ameno incluso para
aquellos que no tengan mucho interés por el Antiguo
Egipto o por la profesión médica. Tiene descripciones militares, prácticas
religiosas y sentimentalismo en dosis exactas, quizás por momentos parezca un
poco inocente pero es parte de su encanto. Muy recomendable, es uno de esos
libros que todos deberían leer por lo menos una vez en su vida.
La imagen utilizada es propiedad de la Editorial.
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