viernes, 16 de agosto de 2013

Diversión colosal


La invasión y posterior conquista de territorios ha formado parte de la historia del ser humano desde sus inicios. Estos deseos de conquista no se debieron a la simple envidia de lo que otros poseían ni a la necesidad de buscar tierras más productivas, todo se reduce al hambre de poder. Los altos dirigentes y estrategas militares seguramente tuvieron todo tipo de justificaciones para las sangrientas conquistas pero la realidad era muy simple: tomaron a la fuerza lo que no les pertenecía. En las invasiones más brutales los habitantes conquistados eran esclavizados o completamente exterminados.

Cuando de ocupación se trata, siempre estará presente el descontento y la dominación de una de las partes. Cuando los Germanos entraron lentamente en territorio Romano buscando tierras para el cultivo, los Romanos lo permitieron pero no lo hicieron porque fueran excelentes anfitriones. Los Romanos necesitaban soldados extras para asegurar sus fronteras y los Germanos no tuvieron otra opción que servir en la milicia. Por más que a esto se le llame “ocupación pacífica” no deja de ser un trato de conveniencia y no el nacimiento de una hermosa amistad.
Hoy en día las invasiones continúan pero la mayoría no se manejan de manera tan descarada. Muchas de estas conquistas se logran a través de empresas, globalización, tratados entre naciones, etc. Las fronteras se desvanecen poco a poco y el dominio territorial parece ser un juego en el que participan sólo unos cuántos y gana el que menos escrúpulos tenga. Antes se trataba de expandir el territorio ahora sólo se busca riqueza y poder.

Curiosamente, para regresar a las invasiones de antaño debemos mirar hacia el futuro que la ciencia ficción nos describe. Sobran historias acerca de invasiones extraterrestres, seres evolucionados que quieren conquistar nuestro planeta para vivir en él y explotar sus recursos. Estos seres no están interesados en el dinero ni en los lujos de las grandes ciudades, ni siquiera en los humanos, sólo quieren nuestro territorio, el planeta entero. Varias de estas películas han sido llevadas a la pantalla grande con excelentes resultados en taquilla, quizás porque en la mayoría de ellas mandamos de vuelta al espacio a estos seres con una patada en sus traseros alienígenas. Cabe mencionar que hay una que otra película deprimente en la que los humanos terminamos convertidos en poco menos que mascotas de estos extraterrestres.
No quiero ser fatalista pero, si una raza de seres capaces de viajar por el universo quisiera conquistarnos, lo haría sin problema alguno. No creo que tuviéramos oportunidad contra ellos, empezando por el hecho de que todos estos extraterrestres estarían de acuerdo entre ellos y no se desviarían de su plan. Dudo que los humanos pudiéramos dejar de lado el ego y trabajar en conjunto, casi puedo ver a las grandes potencias peleando entre sí para llevarse el crédito y a los traidores que no tardarían en intentar congraciarse con el enemigo a cambio de salvar su propio pellejo.

Pero la invasión de criaturas terroríficas no sólo podría llegar del espacio, en ocasiones viene de áreas remotas de nuestro propio planeta como Godzilla, King Kong y Mothra y aunque sus ataques no son tan sofisticados como los de los extraterrestres, su tamaño y fuerza descomunales son más que suficientes para que uno solo haga más daño que toda una flotilla de ovnis.
Guillermo del Toro fue más allá y nos presenta no una sino varias criaturas gigantes que emergen de un portal interdimensional desde las profundidades del océano Pacífico para atacar a la raza humana en la película Titanes del Pacífico. Para combatirlos, los humanos construyen una especie de robots gigantes y cada uno tiene en su interior una pareja de humanos que se unen a través de un puente neural para controlar los ataques.

La premisa de esta película es suficiente para garantizar emoción, entretenidas peleas y acción constante. Titanes del Pacífico no es la típica película de Guillermo del Toro pero no por eso pierde su magia, por el contrario, vemos otra faceta de este genial director y aunque hay puristas que la criticaron duramente a mí me encantó. En este largometraje se ve la clara influencia del manga y es notable el tributo a las películas japonesas de monstruos que, a pesar de los malos efectos especiales, lograban estremecernos.
Titanes del Pacífico es una de las películas de ciencia ficción más entretenidas que he visto en los últimos años. Algunos críticos no fueron muy amables con las actuaciones de sus protagonistas, Charlie Hunman y Rinko Kikuchi, pero se equivocaron ya que las verdaderas estrellas de esta película son los Jaegers, las máquinas gigantescas, y los Kaijus, los monstruos invasores. Las peleas entre ellos me recordaron lo mucho que me emocionaba de niña con las caricaturas. Del Toro logra despertar ese sentimiento nuevamente en los adultos.

Indiscutiblemente, uno de los mejores personajes es el talentoso Ron Perlman, que no podía faltar en esta película de del Toro. Titanes del Pacífico divertirá a chicos y a grandes, pocos encontrarán algo para criticar negativamente, básicamente es diversión pura y sin complicaciones. Debido a la aceptación del público ya se planea una secuela que promete mucha acción, jaegers mejorados y ataques más devastadores de kaijus. Guillermo del Toro incluso habló sobre la posibilidad de hacer un crossover entre Titanes del Pacífico y Godzilla, lo cual sería genial así que, crucemos los dedos.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

Cabalgando en busca de la franquicia


Deben ser pocos los adultos en este continente que de niños no hayan jugado alguna vez a ser El Llanero Solitario. No se necesitaba más que un sombrero, una pistola de juguete, cualquier tela con dos agujeros para utilizar a manera de antifaz y una estrella de cartón fijada a la ropa con un seguro que se convertía en una insignia perfecta. Con un poco de ganas e ingenio era fácil convertirse en el enmascarado aunque lo mejor era adquirir el kit listo para utilizar que además incluía una bala de plata.
El Llanero solitario es un claro ejemplo de personajes trascendiendo épocas y fronteras. Este justiciero que hizo su primera aparición en un show de radio en 1933 hoy en día es todo un ícono de la cultura americana cuyo encanto no se desvanece con el paso del tiempo. Su popularidad se extendió a la televisión, a los cómics, a las caricaturas y a las películas.

Parecía que los niños no se cansaban de gritar ¡Jayo, Silver! y tararear la obertura de Guillermo Tell, compuesta por Rossini, que siempre precedía a las heroicas acciones de nuestro llanero favorito, no que conociéramos a muchos pero creíamos que él era el mejor. El Llanero solitario y su inseparable amigo Toro, Tonto en el idioma original, se encargaban de que nadie escapara a la justicia, siempre guiados por un estricto código moral.
Sus creadores siempre tuvieron mucho cuidado respecto a los personajes ya que eran modelos a seguir para los niños. El Llanero nunca era visto consumiendo alcohol, su gramática era perfecta, evitaba en lo mayor posible utilizar su pistola y si lo hacía nunca era para matar. Por eso sólo utilizaba balas de plata, para recordar en todo momento que la vida es preciada y, como sus balas, no debe ser desperdiciada.

En lo que a mí respecta, el personaje de Toro era el más interesante, su sabiduría evidenciada en cada comentario y la aparente calma con que tomaba todas las situaciones le daban un aura mística que contrastaba con la actitud intachable del llanero. Con el paso del tiempo se introdujo otro personaje: Dan Reid Jr., sobrino del llanero quien se unió al enmascarado en sus aventuras. Curiosamente, Reid Jr. tendría después un hijo llamado Britt Reid, mejor conocido como El Avispón verde. Así la costumbre de pelear por la justicia al margen de la ley quedaba en familia.
No es de sorprender que Walt Disney Pictures y Jerry Bruckheimer se dieran cuenta que el Llanero podía conquistar a una nueva generación y obtener ganancias cuantiosas y se pusieron a trabajar. Armie Hammer y Johnny Depp protagonizan El llanero solitario representando a los personajes que llevaban 32 años sin aparecer en salas de cine. Esta producción tuvo una buena cantidad de retrasos ya que siempre parecía quedar relegada detrás de proyectos más importantes.

El tan esperado estreno no tuvo el impacto esperado, su mediocridad en taquilla provocó la comparación inmediata con uno de los grandes fracasos de Disney, John Carter. Yo tuve el infortunio de ver dicha película y puedo asegurar que El Llanero solitario no fue tan mala como ese bodrio. Queda claro que no cumplió con lo prometido pero resulta entretenida y, aunque sea por nostalgia, los espectadores saldrán de las salas de cine con cierto grado de satisfacción.
Era bastante predecible que Depp se robaría el protagonismo, su genial interpretación de Toro justifica el ver esta película. Como ya es costumbre en él, nos presenta a un personaje tan raro como carismático con un toque de comedia y un sinfín de expresiones en el rostro que no dejarán indiferente al espectador. La aceptable interpretación de Hammer no parece ser su culpa, no podía hacer más con el guión que le dieron ni con las reacciones de su personaje.

Esta película ha sido juzgada duramente, la realidad es que tiene momentos y personajes para todos los gustos y edades y quizás ese sea el problema. Hay ciertos diálogos y actitudes que parecen salidos del manual de películas para niños pero de una escena a otra vemos violencia y comentarios que no son precisamente apropiados para el público infantil. Quizás por querer abarcar a tantas generaciones terminaron por confundir al público.
En E.U.A. ya se considera un fracaso en taquilla pero al parecer se están recuperando a nivel internacional, es comprensible ya que el público que no se encuentra tan involucrado emocionalmente con el personaje puede ver la película desde otra perspectiva. El Llanero solitario sería considerada una buena película con ese mismo guión, producción y actores si se tratara de otros personajes. Si el público norteamericano no hubiera tenido expectativas tan definidas podrían haberla visto de manera objetiva, tan sólo pasar un buen rato.

No debe ser fácil para Disney reconocer este fracaso en taquilla ya que El Llanero Solitario era su próxima apuesta como franquicia millonaria. Es comprensible que quieran emular el éxito de Piratas del Caribe pero no lo encontrarán en esta película. Aunque las ganancias a nivel internacional fueran estratosféricas tendrían que replantearse muchos aspectos de producción y el guionista tendría que hacer un verdadero milagro para redimirse ante el público. Por mi parte, pasé un rato suficientemente agradable como para ver la secuela si la hicieran. Denle una oportunidad, hagan un poco de justicia para el llanero.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

lunes, 5 de agosto de 2013

Una gran película que pudo ser grandiosa

 
La mayoría de las personas no tenemos problema alguno para mencionar unos cuantos autores reconocidos y ni siquiera es necesario haber leído sus obras para saber el contenido de sus obras más famosas, cortesía de las numerosas referencias a ellos en la cultura popular.
Aun así, hay personas que no pusieron atención a estas referencias o no les interesaron pero, a diferencia de otros tiempos, encuentran el resumen en internet, memorizan un par de comentarios inteligentes y ya están armados para opinar sobre el tema en cuestión. Algunos aprenden sobre literatura y otros sólo aprenden a fingir que son más cultos de lo que en realidad son.
En América Latina reaccionamos casi en automático cuando se nos pregunta por autores importantes y mencionamos a García Márquez, Juan Rulfo, Pablo Neruda y Gabriel Mistral, entre otros. La mayoría de los autores latinoamericanos más reconocidos nos fueron presentados por nuestros maestros al ser lecturas obligadas en el plan de estudios. Como adicta a la lectura confesa, reconozco que disfruté muchos de ellos y sufrí otros tantos.
Desde pequeña comprendí que no debe gustarme la obra de un autor sólo porque es famoso o ha ganado un premio Nobel. Apoyo completamente el que se intente inculcar a los niños el hábito de la lectura pero no deberían forzarlos a creer que deben gustarles ciertos libros sólo por ser de un autor de renombre. Recuerdo que muchas de las obras que leí me parecieron tediosas, algunas incluso rayaban en el absurdo y otras estaban tan plagadas de misoginia que hasta una niña sin malicia comprendía que algo no estaba del todo bien.
Estas lecturas y autores con los que crecimos nos persiguen hasta la fecha, cada vez que alguien pregunta ¿quién es tu autor favorito? o ¿qué libro te ha marcado? Inevitablemente nunca falta quien mencione el material de lectura que se vio obligado a absorber de pequeño y difícilmente creo que, como adulto, continúe leyendo estos libros una y otra vez sin conocer nuevos autores. Simplemente hay personas que siguen mencionando ciertos autores sobrevaluados o mencionados hasta el hartazgo porque quieren dar la impresión de que son cultos cuando lo único que sus comentarios revelan es que siguen sin forjarse una opinión propia en lo que a literatura se refiere.
No quiero decir con esto que los autores de renombre apestan, en gustos se rompen géneros y lo que algunos consideran brillante otros lo tachan de patético. Una novela no debe cumplir sólo con las cuestiones técnicas, su valor reside también en el contenido, el estilo y la habilidad de atrapar a los lectores. Los premios y reconocimientos son lo de menos, lo que realmente importa es el alcance que tienen los autores para tocar las vidas de las personas.
Para los autores norteamericanos no hay mayor aspiración que escribir algún día “La gran novela americana”, término empleado para describir lo que pudiera ser la mejor novela de todos los tiempos. Sería difícil proclamar a un vencedor ya que los requisitos con los que debe cumplir, aunque claros, se prestan a la subjetividad. Dicha novela debe representar a la perfección el espíritu americano de alguna época en específico con la perspectiva del ciudadano americano promedio. No sólo debe dominar el conocimiento de la época en cuanto a lenguaje, cultura, etc. sino capturar una experiencia norteamericana única.
La novela que se considera la mayor contrincante para obtener el título oficial de “La gran novela americana” es El Gran Gatsby, escrita en 1925 por F. Scott Fiztgerald. Curiosamente, esta novela fue un fracaso en ventas y pronto fue olvidada. No fue hasta la Segunda Guerra Mundial, que las escuelas adoptaron esta novela como lectura obligada en el plan de estudios, que resurgió y se convirtió en un clásico de la literatura americana.
Se han hecho numerosas adaptaciones a cine de esta novela y la más reciente, protagonizada por Leonardo Dicaprio, Tobey Maguire y Carey Mulligan fue un buen intento que se quedó a la mitad del camino. El Gran Gatsby nos muestra el lado obscuro de la alta sociedad de los años veinte. Una época llena de excesos, algarabía y distinción de clases. Dicaprio es Gatsby, un millonario cuyas fiestas son legendarias, que tiene un interés en particular por Daisy Buchanan, prima de Nick Carraway, interpretado por Maguire quien es un escritor fracasado que se muda al lado de la suntuosa mansión de las fiestas.
El ingenuo Nick no tarda en verse involucrado en la turbulenta vida de su prima. El creciente afecto y admiración que siente por su vecino lo lleva a ser el facilitador de un triángulo amoroso cuyo desenlace trágico se ve venir desde que comienza. Las actuaciones son impecables y el vestuario nos remonta a los fabulosos años 20. La escenografía es tan exagerada y deslumbrante que, aunque visualmente emocionante, parece opacar por momentos a los protagonistas.
En general la película está muy bien hecha y los diálogos fluyen y no hay momentos tediosos pero los entornos en ocasiones parecen un tanto caricaturizados. Algo que personalmente considero un error fue la musicalización, resulta extraño que se cuidaran tantos detalles de autenticidad para transportarnos en el tiempo sólo para darnos música de Jay Z en una de tantas fiestas ofrecidas por Gatsby. Es difícil imaginar qué pasaba por la cabeza del director cuando creyó que la música de Florence and the Machine era perfecta para el tono de la película.
The Great Gastby tuvo más aciertos que errores, hubo buena recepción en taquilla y aunque las críticas la aman o la odian hay varios puntos rescatables. Es una película entretenida que quizás debió haberse tratado con más sensibilidad para mostrar la genialidad de la obra que está más cerca de ser proclamada “La gran novela americana”.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

Fuerza anti aburrimiento

 
Con todo lo que está pasando en el mundo no es de extrañar que sintamos el deseo hacer algo, de intentar poner fin a las injusticias y ayudar a los desvalidos. Es normal tener ese impulso pero la mayoría de las veces se queda sólo en buenas intenciones ya que pocos tienen el tiempo, el valor, los recursos e incluso las ganas de realmente marcar la diferencia.
Afortunadamente, así como hay personas que por momentos parecen hacernos perder la fe en la humanidad, también hay muchas otras que nos recuerdan que hay bondad en el mundo y que la ayuda con completo desinterés es posible. Estas personas son las que crean fundaciones y donan su tiempo para ayudar. Son las que logran maximizar los recursos para mejorar la calidad de vida de las personas. Hay quienes incluso renuncian a sus bienes o arriesgan sus propias vidas para hacer lo correcto.
Muchas de estas personas son anónimas, benefactores sin nombres ni identidades conocidas por lo menos para los medios. Ya sea que protejan al medio ambiente, rescaten animales, rehabiliten adolescentes, trabajen con niños o intenten acabar con la hambruna y las injusticias, estos héroes entregan todo por la causa en la que creen sin buscar el reconocimiento. Los resultados es lo único que necesitan.
Si de hacer buenas obras se trata no es fundamental buscar un puesto público aunque los políticos quieran hacernos creer que sí. La mayoría de los funcionarios sólo velan por sus propios intereses y los pocos que en verdad tienen buenas intenciones no tardan en encontrarse con que la burocracia estorba más de lo que ayuda. Se pudiera creer también que para pelear contra el crimen es necesario ingresar a la policía para así atrapar a los villanos pero la burocracia juega también un papel importante en esta área. También nos encontramos con la corrupción e incluso los mismos procedimientos de arrestos y recovecos legales contribuyen a que los maleantes escapen a la justicia.
La corrupción y la manipulación del sistema legal son problemas presentes en todas las fuerzas policiacas del mundo. En teoría todo debiera funcionar pero en la práctica hay demasiadas variantes que fastidian todo el proceso. Un claro ejemplo es lo sucedido en EUA en 1940, una época en que los criminales eran casi celebridades y su influencia y alcance en altos círculos los convertía prácticamente en dueños de las ciudades. Eran libres de conducir sus turbios negocios sin temor a represalias porque eran protegidos por la misma policía y uno que otro político.
Pero no todos los miembros de las fuerzas del orden estaban conformes con esta situación ni estaban dispuestos a ser parte de la red de corrupción y crearon una fuerza antigángster para librar a Los Ángeles del mafioso más poderoso de la ciudad. La película Gangster Squad, protagonizada por Josh Brolin, Ryan Gosling y Sean Penn nos cuenta la historia de esta agrupación clandestina. Brolin, como el sargento John O’Mara, es el encargado de seleccionar a los candidatos ideales dentro de la policía, convencerlos de realizar procedimientos fuera de la ley y entrenarlos para acabar sistemáticamente con el negocio de Mickey Cohen, el mafioso interpretado por Penn.
Tal como Hollywood acostumbra no hizo mucho caso a la realidad y adornó los acontecimientos para mostrar un producto más interesante y lleno de acción. A los guionistas quizás les faltó trabajar un poco más en las personalidades de los protagonistas ya que incluso el guapo Gosling pierde un poco de su encanto en pantalla. Tristemente, la química que vimos entre él y Emma Stone en Loco y estúpido Amor no se repitió en este largometraje.
A pesar de contar con un elenco de primera el único actor que realmente se destaca es Sean Penn al crear un mafioso memorable que hace más interesante la rivalidad entre él y O’Mara. Esta película fue criticada por un uso excesivo de violencia pero a mí me pareció que fue la indicada, las escenas de persecución y balaceras cumplieron con las expectativas. Lo que no tenía mucho sentido era el plan de acción de esta fuerza antigángster, parecía que sólo iban de un lado para otro disparando a diestra y siniestra pero fueron escenas emocionantes así que el plan quizás sólo era emocionar al espectador.
Gangster Squad, al igual que Argo, no debiera ser descrita como “basada en hechos reales” sino “inspirada por hechos reales”. No digo esto de manera negativa ya que en ambas películas, lo ideado por los guionistas fue mucho más emocionante que la realidad. La misma nieta del verdadero John O’Mara confirma la creación de la fuerza antigángster pero aclara que su abuelo disparó su pistola una sola vez en su vida, muy diferente al sargento que vimos en la película disparando más balas que Rambo en las cuatro entregas de la sangrienta franquicia.
Mickey Cohen sí existió pero no fue aprehendido por el grupo de O’Mara sino que, al igual que Al Capone, cayó por evasión de impuestos. De hecho, la fuerza antigángster se creó para ahuyentar a Bugsy Siegel de Los Ángeles, no a Cohen pero eso es lo de menos. La intención de esta película es entretener y lo logró, desde balaceras sin sentido, pasando por típicos clubes nocturnos de los cuarentas hasta frases trilladas para conquistar mujeres, esta película tiene todo para pasar un buen rato.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.
 
 
 
 
 
 

Un viaje inesperadamente lento

 
Si a principios del siglo pasado alguien le hubiera dicho al autor inglés J.R.R. Tolkien que un día sus escritos resultarían en una de las trilogías cinematográficas más impactantes y exitosas de todos los tiempos no lo hubiera creído. Sin más expectativas que crear una historia para sus hijos escribió The Hobbit y por una casualidad dicho manuscrito cayó años después en manos de un empleado de la editorial George Allen & Unwin quien lo convenció de entregarlo para que fuese publicado.
Sorpresivamente el libro logró cautivar a chicos y a grandes y su popularidad fue tal que le pidieron escribir una secuela. Fue así que Tolkien comenzó a escribir la novela épica El señor de los anillos. No fue una tarea fácil y requirió más de diez años en completarla, durante ese tiempo contó con el apoyo de su buen amigo, el también autor, C.S. Lewis, conocido por Las Crónicas de Narnia.
Tolkien concibió El señor de los anillos como una novela para niños pero conforme escribía la historia ésta cobró vida propia y se volvió más obscura y seria. Pronto quedó claro que esa novela sería más apropiada para adultos por la intensidad y complejidad de su contenido. En 1954 se publicó en tres volúmenes que pronto crecieron en popularidad y en los sesentas esta trilogía ya estaba posicionada como una de las obras de ficción más populares del siglo XX.
El éxito de esta novela se mide no sólo por las ventas sino por varias encuestas en diversos países y medios. En el Reino Unido fue elegida como “La novela más querida”, en Australia fue votada como “Libro favorito”, en Alemania la consideran la obra de literatura favorita y los clientes de Amazon.com la eligieron como “Libro del milenio”. Su popularidad no es ningún misterio, ya sea por el estilo de escritura, los memorables personajes o la emocionante historia, es fácil enamorarse del mundo fantástico creado por Tolkien.
Al tener un producto con la aceptación comprobada del público el siguiente paso lógico para Hollywood era llevarla al cine. Peter Jackson fue el encargado de dirigir esta trilogía con un presupuesto de 281 millones y ocho años de completa devoción en los que las tres entregas se filmaron de manera simultánea en Nueva Zelanda. Algunos pasajes de la novela se omitieron y otros se inventaron pero siempre respetando la visión de Tolkien. El resultado fue una asombrosa producción que cautivó a fans de todas las edades, logró la admiración de la crítica, numerosas nominaciones y premios y el poder contarse entre las franquicias más exitosas y redituables de todos los tiempos.
Se podría pensar que los productores se contentarían con el éxito obtenido y estarían listos para buscar el próximo proyecto, quizás uno alejado de esta franquicia pero no fue así. Decidieron que aún podían sacar más leche de esa vaca y lo harían filmando The Hobbit, un viaje inesperado. Creyeron que sería fácil emular el éxito de El señor de los anillos y crearían otra trilogía que abarrotara las salas de cine y que inspirara todo tipo de mercancía que los fans salieran corriendo a comprar.
En teoría podía funcionar pero en la práctica no tuvo el resultado esperado. The Hobbit parecía tener una maldición desde un principio, las negociaciones para conseguir los derechos de filmación se alargaron, Jackson entabló una demanda contra New Line por la privación de ganancias derivadas de la venta de mercancía, Guillermo del Toro renunció como director del proyecto debido al retraso en la filmación y la huelga de actores impuesta por la federación internacional entre otros fueron algunos de los problemas que la producción debió enfrentar.
Por si todo esto no fuera suficiente, PETA denunció que 27 animales murieron durante la filmación debido a las pésimas condiciones en que los tenían. Desde ovejas cayendo en hoyos y gallinas destrozadas por perros no supervisados hasta serios accidentes de caballos que no fueron atendidos. PETA instó a Jackson a usar CGIs (Imágenes generadas por computadora) en vez de animales reales pero éste se rehusó.
Jackson tomó la controversial decisión de filmar esta película con la tecnología HFR 3D (High Frame Rate) para ofrecer imágenes más cercanas a la realidad. Esto es que, a diferencia del resto de las películas que contienen 24 frames por segundo, The Hobbit contiene 48 frames por segundo pero para lograr el efecto completo debe ser proyectada también a esa velocidad.
Esta tecnología no tuvo la aceptación esperada debido a que permite mucho más definición e iluminación a la que estamos acostumbrados así que el espectador necesita un tiempo de adaptación. La nitidez también jugó en contra de la película y permitió ver las imperfecciones de maquillaje y escenografía. El formato remitió a muchos el utilizado en las telenovelas.
The Hobbit está plagado de problemas pero los más importantes no son los que mencioné arriba sino que la historia es dolorosamente alargada segundo tras segundo para justificar el que tengamos que ver una segunda y una tercera entrega. Los personajes no tienen el mismo encanto de los de El señor de los anillos y las batallas no tienen el nivel de emoción que se esperaría de este proyecto.
Tampoco le ayuda mucho que los personajes tengan un buen repertorio de canciones que no tienen relevancia en la historia, asumo que sólo los pusieron a cantar para quemar más tiempo. Hay películas en que la acción es constante y si te levantas unos segundos puedes perder una parte crucial de la trama, The Hobbit no es una de esas. Lo único que hacen los personajes es caminar todo el tiempo, hacen una pausa para descansar, quizás cantar, comer, dormir y volver a caminar.
Claro que hay secuencias de persecución y pelea pero éstas también se alargan innecesariamente. Creo que The Hobbit sería una buena película si hubieran terminado de contar la historia en una sola entrega, tal vez dos pero no quiero ni imaginar cómo lograrán justificar que se necesitan tres entregas para ver el final del viaje de Bilbo Baggins.
 
A pesar de todo logró la posición número 15 en la lista de películas que han generado más de mil millones de dólares. Esa cifra es suficiente para justificar las secuelas y aunque The Hobbit no tiene la misma magia de El señor de los anillos, no faltarán fans que, por lealtad a Tolkien o a Jackson, esperen ansiosamente las próximas entregas. Por mi parte, ya vi los cortos de la segunda parte y muestran a los mismos personajes caminando y haciendo pausas para descansar, sé exactamente qué esperar.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.