Este es el caso de una gran cantidad de películas basadas en hechos reales que, una vez terminado el proyecto, parece quedar poco de la historia original. No me refiero sólo a que los protagonistas son indiscutiblemente más atractivos que las personas que realmente vivieron lo sucedido sino a que muchos hechos son manipulados para hacerlos más emocionantes de lo que fueron.
En Una mente brillante se crearon personajes e historias alternas para explicar al público la esquizofrenia de John Nash, interpretado por Russell Crowe, sin mencionar sus alucines sobre extraterrestres y su complejo Mesiánico. También evitaron mencionar al hijo fuera de matrimonio y la época en que intentó renunciar a su ciudadanía norteamericana. Los escritores se tomaron licencias creativas para crear un personaje más agradable para el público.
Dudo mucho que los desafortunados hombres a bordo del Andrea Gail se parecieran a George Clooney y a Mark Wahlberg en La Tormenta Perfecta. Ese no sería el mayor problema con esta película sino el hecho de que en realidad no se sabe a ciencia cierta qué sucedió. Así que todas las aventuras que nos muestran la valentía, la camaradería y sentimentalismo en cada escena antes de que el barco se perdiera es pura especulación.
Recordando a los Titanes es una gran película estelarizada por Denzel Washington que narra el inspirador triunfo de un equipo de futbol americano que debe enfrentarse a la discriminación racial de principios de los setenta. Lo que sucedió realmente es conmovedor y digno de reconocimiento pero fue mucho menos dramático e intenso que lo que vemos en pantalla.
Una de las películas más recientes en llevar una historia real a la pantalla grande es Argo, protagonizada y dirigida por Ben Affleck. Esta cinta narra la asombrosa pero verídica historia del rescate de seis diplomáticos norteamericanos de Irán durante la crisis de rehenes de 1979. La película comienza a manera de documental explicando la situación política y las circunstancias que culminaron en la toma de la embajada norteamericana y el peligro que corrían los refugiados.
El tema por sí solo es provocador y dramático, es fácil imaginar la tensión que se vivió entre los agentes de la CIA intentando crear un plan para rescatarlos y el gran riesgo que corrieron los diplomáticos canadienses que los albergaron clandestinamente. Por supuesto que los escritores no encontraron la historia suficientemente intensa y no tardaron en agregar varios detalles que, de haber sucedido, habrían ocasionado un infarto a más de uno.
No importa si Argo contiene una que otra referencia errónea o personajes o pasajes que nunca sucedieron. El resultado es una emocionante película que nos hace vivir la angustia y la incertidumbre que los involucrados en el plan de rescate, incluyendo a los rehenes, debieron haber vivido. La idea que se les ocurrió era una verdadera locura y precisamente por eso funcionó.
Resulta inverosímil que se haya aprobado el plan de crear un proyecto cinematográfico falso, respaldarlo con un guión existente, promocionarla y conseguir los permisos necesarios para viajar a Irán en busca de locaciones bajo identidades falsas. Afortunadamente siempre habrá personas que confíen en las locuras de los demás y gracias a ello los rehenes salieron de Irán sin ser detectados.
No importa que hayan adornado el guión para hacerlo más dramático, fue un acierto y Ben Affleck hizo un gran trabajo. Esta película hará que muchos, incluyéndome, empiecen a tomar en serio a Affleck y esperen con ansias su nuevo proyecto. Les recomiendo que no se pierdan Argo, no en vano tiene siete nominaciones al Oscar y a los Premios Bafta y hasta el momento ha ganado varios premios incluyendo mejor director, película y reparto.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.