miércoles, 30 de enero de 2013

Más emocionante que la realidad

Las películas nos emocionan, nos cautivan, nos hacen reír o llorar. No importa si la película es buena o mala, vieja o nueva, todas provocan sentimientos y evocan recuerdos y eso es precisamente lo que hace que nos gusten o no. Hay películas que son placeres culposos y no necesitamos aprender de ellas, ni siquiera que sean realistas o que estén bien hechas, mientras nos entretengan cumplen con su cometido.
Este es el caso de una gran cantidad de películas basadas en hechos reales que, una vez terminado el proyecto, parece quedar poco de la historia original. No me refiero sólo a que los protagonistas son indiscutiblemente más atractivos que las personas que realmente vivieron lo sucedido sino a que muchos hechos son manipulados para hacerlos más emocionantes de lo que fueron.
En Una mente brillante se crearon personajes e historias alternas para explicar al público la esquizofrenia de John Nash, interpretado por Russell Crowe, sin mencionar sus alucines sobre extraterrestres y su complejo Mesiánico. También evitaron mencionar al hijo fuera de matrimonio y la época en que intentó renunciar a su ciudadanía norteamericana. Los escritores se tomaron licencias creativas para crear un personaje más agradable para el público.
Dudo mucho que los desafortunados hombres a bordo del Andrea Gail se parecieran a George Clooney y a Mark Wahlberg en La Tormenta Perfecta. Ese no sería el mayor problema con esta película sino el hecho de que en realidad no se sabe a ciencia cierta qué sucedió. Así que todas las aventuras que nos muestran la valentía, la camaradería y sentimentalismo en cada escena antes de que el barco se perdiera es pura especulación.
Recordando a los Titanes es una gran película estelarizada por Denzel Washington que narra el inspirador triunfo de un equipo de futbol americano que debe enfrentarse a la discriminación racial de principios de los setenta. Lo que sucedió realmente es conmovedor y digno de reconocimiento pero fue mucho menos dramático e intenso que lo que vemos en pantalla.
Una de las películas más recientes en llevar una historia real a la pantalla grande es Argo, protagonizada y dirigida por Ben Affleck. Esta cinta narra la asombrosa pero verídica historia del rescate de seis diplomáticos norteamericanos de Irán durante la crisis de rehenes de 1979. La película comienza a manera de documental explicando la situación política y las circunstancias que culminaron en la toma de la embajada norteamericana y el peligro que corrían los refugiados.
El tema por sí solo es provocador y dramático, es fácil imaginar la tensión que se vivió entre los agentes de la CIA intentando crear un plan para rescatarlos y el gran riesgo que corrieron los diplomáticos canadienses que los albergaron clandestinamente. Por supuesto que los escritores no encontraron la historia suficientemente intensa y no tardaron en agregar varios detalles que, de haber sucedido, habrían ocasionado un infarto a más de uno.
No importa si Argo contiene una que otra referencia errónea o personajes o pasajes que nunca sucedieron. El resultado es una emocionante película que nos hace vivir la angustia y la incertidumbre que los involucrados en el plan de rescate, incluyendo a los rehenes, debieron haber vivido. La idea que se les ocurrió era una verdadera locura y precisamente por eso funcionó.
Resulta inverosímil que se haya aprobado el plan de crear un proyecto cinematográfico falso, respaldarlo con un guión existente, promocionarla y conseguir los permisos necesarios para viajar a Irán en busca de locaciones bajo identidades falsas. Afortunadamente siempre habrá personas que confíen en las locuras de los demás y gracias a ello los rehenes salieron de Irán sin ser detectados.
No importa que hayan adornado el guión para hacerlo más dramático, fue un acierto y Ben Affleck hizo un gran trabajo. Esta película hará que muchos, incluyéndome, empiecen a tomar en serio a Affleck y esperen con ansias su nuevo proyecto. Les recomiendo que no se pierdan Argo, no en vano tiene siete nominaciones al Oscar y a los Premios Bafta y hasta el momento ha ganado varios premios incluyendo mejor director, película y reparto.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

martes, 29 de enero de 2013

Una revelación nada sorprendente


No recuerdo cuál fue la primera película de terror que vi, de lo único que estoy segura es que la sufrí más que disfrutarla ya que pasé gran parte de mi infancia temiendo a la oscuridad gracias a este género. Pero la curiosidad, o quizás el morbo, me llevaban a seguir viendo este tipo de largometrajes y comencé a tomarle el gusto a pasar un par de horas asustada frente a la pantalla. Ahora soy una devota fan del género, desde los clásicos hasta las nuevas propuestas que buscan hacer aún más terroríficas este tipo de películas.
Para continuar capitalizando con el éxito de las películas de todos los géneros es común que se adapten a videojuegos pero algunas transiciones son más fáciles que otras. Las limitaciones de programación y gráficos de las primeras consolas no eran tan graves al momento de adaptar una película infantil o de acción pero las de terror era algo completamente diferente. Era difícil sentirse atemorizado por un ser pixelado que parecía dar pequeños saltos más que correr tras nosotros.
Pasé horas jugando Pesadilla en la calle del infierno en Nintendo y a pesar de los gráficos la propuesta fue muy buena, fue grandioso manejar a un personaje que debía evitar quedarse dormido y caer en las garras de Freddy Krueger pero nunca me sentí realmente asustada. Poco a poco se fueron perfeccionando los gráficos logrando un realismo asombroso y la complejidad de los juegos atrajo a un público más adulto.
No pasó mucho tiempo antes de que los videojuegos no necesitaran de los últimos éxitos en taquilla para crear franquicias exitosas y comenzaron a ganar terreno por derecho propio creando historias interesantes y novedosas. Las de terror no fueron la excepción y uno de los mejores videojuegos de este género es sin duda Silent Hill. La primera vez que lo jugué no creí que un videojuego pudiera ponerme nerviosa pero la sensación de soledad e incertidumbre que nos inunda desde un principio va preparando el terreno para unos buenos sobresaltos.
Conforme avanzaba en el juego no sabía si considerar a sus creadores unos genios o unos dementes. El terror está presente en cada segundo del juego, los enemigos que parecen salidos de nuestras peores pesadillas y los aterradores escenarios son inquietantes. A pesar de la angustia y el nerviosismo no podemos dejar de jugar porque queremos descifrar las pistas y, claro está, que nuestro personaje salga de Silent Hill sano y salvo.
Era sólo cuestión de tiempo para que el brillante terror psicológico que esta franquicia maneja fuera llevado a la pantalla grande. Hollywood ha realizado varias adaptaciones de videojuegos a largometrajes, con resultados desastrosos en su mayoría, así que parecía bastante remoto el que se atrevieran a intentarlo con un videojuego con una trama tan compleja y nada comercial como Silent Hill. La película se estrenó en 2006 con resultados bastante predecibles, los que no conocían el videojuego salieron de la sala de cine razonablemente asustados y quizás un tanto desconcertados. Los que somos fans nos sentimos un tanto defraudados ya que la sensación de temor constante de los videojuegos es infinitamente superior al de la película.
Aún así, debo admitir que no fue tan mala como esperaba ya que respetaron la idea original pero tuvieron que bajarla bastante de tono para hacerla más apta para el público. A pesar del éxito moderado de esta película hicieron una segunda parte que, a diferencia de los videojuegos, es una continuación directa de la primera entrega que desafortunadamente nos recuerda al dicho: las segundas partes nunca fueron buenas.
La primera entrega se acercó al videojuego pero Silent Hill Revelation pareciera que ni siquiera lo intentó. Los seres monstruosos que habitan en el misterioso pueblo estuvieron presentes pero nunca hubo un momento en el que realmente sintiéramos que la protagonista estaba en peligro. La desesperación, el terror y la soledad se perdieron por completo al saturar de personajes cada escena.
Si en la primera película se cambiaron ciertos aspectos de la historia para hacerla más aceptable en Revelation es más que obvio el esfuerzo por lograr una clasificación que incluyera a un público más joven. La maldad y sadismo de los personajes se pierde en medio de explicaciones innecesarias e incluso los seres aterradores no parecen esforzarse mucho por crear una atmósfera de miedo.
A pesar de todo Silent Hill Revelation logra su cometido al asustar a gran parte del público. Fui testigo de esto cuando los pre-adolescentes que se sentaron frente a mí, acompañados por su madre, decidieron abandonar la sala después de sólo 10 minutos de película dejando atrás a sus hermanos mayores argumentando que “ya no querían verla”.
Quizás este tipo de reacciones sean lo más rescatable de la película. La temática y las criaturas espantosas de Silent Hill provocarán siempre opiniones encontradas pero después de dos largometrajes prefiero quedarme con los videojuegos. La película tuvo un final muy abierto así que no me sorprendería que ya se esté planeando una tercera parte y ahí estaré nuevamente quizás recordando el dicho: la tercera es la vencida.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.


miércoles, 23 de enero de 2013

La amarás o la odiarás


El que una película reciba excelentes críticas puede resultar una invitación al público a verla, dependiendo de quién emita la crítica y qué aspecto de la cinta es lo que se recomienda. ¿Cuántas veces hemos visto que el Oscar a la mejor película se lo lleva un largometraje que nos resultó tedioso o quizás deprimente? ¿qué hay de aquella película que tanto nos gustó y que ni siquiera fue nominada?
En lo personal, nunca tomo en serio las nominaciones de la Academia, creo que ni artistas ni directores debieran sentirse relegados al ser excluidos del supuesto honor. La entrega de los Oscar parece más un concurso de popularidad que un reconocimiento a la calidad y al talento. La Revista Times realizó una investigación acerca de la Academia de Cinematografía y reveló que la edad promedio de sus miembros es de 62 años y sólo el 14% del total son menores de 50 años. Menos del 4% son latinos o negros.
Con esto no se quiere decir que las personas de mayor edad no tengan el criterio suficiente para reconocer lo más destacado del mundo del cine pero es innegable que ellos no son el mercado meta, en otras palabras, la mayoría de los largometrajes están dirigidas al asistente promedio que deja grandes derramas económicas en taquilla y los cincuentones no entran en esa categoría.
Confío más en las críticas y reconocimientos de The Golden Globe Awards, The Toronto Film Festival y El Festival de Cannes entre otros. Estos son tan sólo unos cuantos de los muchos foros y premios que son tomados más en serio que los premios de la Academia por poseer una visión más vanguardista, abierta e imparcial para juzgar el valor artístico de los largometrajes y sus realizadores. De igual manera no les asusta el dar oportunidad a nuevos talentos y atreverse a incluir cintas y actores que son ignorados en otras ceremonias.
Hay muchas razones para ir al cine, ya sea porque seamos fans de una franquicia, de un actor o de un género o simplemente porque vimos unos cortos que nos resultaron interesantes. Es mejor confiar en las recomendaciones de amigos y familiares con gustos similares que en las críticas de desconocidos con criterio sobrevaluado y credenciales compradas que pueden llevarnos a pasar dos horas lamentando la pérdida del dinero pagado por el boleto de entrada.
Es bastante común que las películas altamente elogiadas también sean las que peores críticas reciben. Los Razzies, premios a lo peor de Hollywood, no se tientan el corazón a la hora de nominar películas que estén compitiendo por el Oscar. Lo mejor es hacer caso omiso de todas estas nominaciones y ver las películas que queramos y emitir nuestro propio juicio.
Eso es precisamente lo que me sucedió con Cloud Atlas, el drama de ciencia ficción adaptado de la novela de David Mitchell llevada al cine por Lana y Andy Wachowsky y Tom Tykwer. Este filme tuvo problemas financieros desde el principio pero logró concretarse con diversos apoyos que lo convirtieron en uno de los filmes independientes más caros de todos los tiempos.
Con actores como Tom Hanks, Halle Berry, Hugo Weaving, Susan Sarandon y Hugh Grant entre otros, es difícil creer que esta película haya sido destrozada por la crítica por un lado y por otro haya recibido una ovación de pie durante 10 minutos en el Toronto International Film Festival así como una buena cantidad de elogios de revistas especializadas y críticos reconocidos. Al saber que había provocado críticas tan contradictorias supe que debía verla.
Cloud Atlas nos muestra seis historias situadas en épocas diferentes sin ninguna relación aparente entre ellas que lleva al espectador a comprender poco a poco la conexión en la trama. Cada actor tiene un papel en cada historia y podemos verlos interpretando lo mismo al héroe que al enemigo o a un hombre o a una mujer. La caracterización en cada interpretación es impecable al igual que las actuaciones. La fotografía es impresionante y la ambientación nos transporta de una época a otra de un segundo a otro. Desde el Océano Pacífico durante la Fiebre del Oro, pasando por San Francisco en los setentas y Corea en 2144 hasta un post-apocalíptico Hawai.
Este largometraje no es para aquellos que gusten de filmes lineales que no dejen nada a la interpretación, tampoco para aquellos que no toleren estar sentados mucho tiempo ya que la película dura 171 minutos aunque la historia es tan interesante y las escenas de acción están tan bien hechas que ni se sienten.
Cloud Atlas es una propuesta interesante que dejará a muchos con más preguntas que respuestas pero definitivamente es un largometraje que con el tiempo se convertirá en cine de culto no sólo por el mensaje sino por ser innovadora y visualmente cautivadora.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

Manda a los vampiros de vacaciones


Es vergonzoso pero hoy en día es prácticamente imposible hablar de literatura de vampiros sin mencionar Crepúsculo. Bastó un poco de suerte, una campaña de medios masivos y miles de adolescentes ávidas por una figura masculina que las hiciera soñar para crear un fenómeno de la cultura pop que trivializó a los vampiros y retrasó el movimiento feminista varias décadas.
Es innegable que la insípida pareja conformada por Bella y Edward generó ganancias millonarias pero eso no significa que los libros sean dignos representantes de la literatura vampírica. Incluso su autora, Stephenie Meyer, ha dicho en repetidas ocasiones que no era fanática del género y ni siquiera realizó ninguna investigación para sus personajes. Eso explica muchas cosas pero no debería enorgullecerse de ello.
Polidori, Le Fanu y Bram Stoker seguramente estarían decepcionados de ver que aquellas majestuosas, terroríficas y seductoras criaturas de la noche han sido convertidas en jovencitos que brillan con el sol que, a pesar de haber vivido cientos de años, aún no desarrollan una personalidad. No digo que los vampiros sólo deban aparecer en la literatura cómo seres malignos y matar a diestra y siniestra. No necesariamente se les debe representar cómo seres perversos.
Hay muchos autores contemporáneos que han creado vampiros más apegados al folclor que cautivan sin desvirtuar la figura mítica del chupasangre. El más claro ejemplo es la autora Anne Rice que logró renovar el interés en el género en los setentas con su libro Entrevista con el vampiro y en los noventas con la adaptación a cine. Sus vampiros son criaturas complejas con historias fascinantes. Todos poseen fuertes personalidades y seducen sin que luzca forzado.
Los vampiros de Anne Rice no se preocupan por seducir adolescentes que aún van a la escuela y que sienten que sus padres no los comprenden ¿por qué hacerlo? Ellos han viajado por todo el mundo, se han cultivado, aprecian lo más fino de la vida y se han codeado con personas importantes. Sería absurdo que perdieran el tiempo con dramas de angustia adolescente. Las tramas de Rice se sitúan en lugares llenos de historia y sus personajes son fascinantes sin necesidad de describir lo guapos que son página tras página.
Rice se ha dado a conocer por sus Crónicas Vampíricas pero ha creado todo tipo de personajes desde brujas hasta ángeles y su poético estilo literario hace de cada uno de sus libros una verdadera joya. Es por eso que no dudé en comprar su libro más reciente, ni siquiera tuve que leer la sinopsis, con sólo ver el nombre Anne Rice en la portada lo adquirí.
Me emocionó ver que en esta ocasión Rice nos traía una historia sobre hombres lobos. The Wolf Gift narra la historia de Reuben, un joven reportero que tras un suceso violento y devastador descubre que una extraña transformación se apodera de su cuerpo. Reuben se rehúsa a creer lo que está sucediendo pero cuando no hay otra explicación posible finalmente admite que se ha convertido en un hombre lobo.
A pesar de que Rice ha negado enfáticamente que este libro marque su regreso a la literatura sobrenatural es claro que The Wolf Gift nos trae a la Rice de antaño, a aquella cuyo protagonista es atractivo, culto, de reflexiones profundas y lleno de contradicciones. Desde un principio se presiente la aparición de personajes intensos, experimentados y seductores que tomarán al joven Reuben de la mano y lo guiarán en su nueva vida.
Los vampiros aún son mis favoritos y sigo encontrándolos más atrayentes que los hombres lobo. Quizás sea culpa de Hollywood que nos ha mostrado vampiros como Brad Pitt, David Boreanaz, Ian Somerhalder y Alexander Skarsgard. No ayuda mucho que como hombres lobo nos hayan traído a Michael J. Fox, Jack Nicholson y Benicio del Toro, todos ellos actores que no se caracterizan por ser muy agraciados físicamente. Pero no todo está perdido, True Blood nos ha dado el mejor hombre lobo de todos, el guapísimo Joe Manganiello.
Ignoro si Anne Rice ha renunciado a escribir sobre vampiros y se dedicará ahora a crear un nuevo mundo de licántropos para deleite de sus fans. Si hay alguien que puede crear hombres lobos sensuales e interesantes es ella. No hay anuncio oficial de continuación de este libro pero definitivamente espero que The Wolf Gift sea el primero de una deliciosa saga de hombres lobo con los tintes clásicos que Rice acostumbra dar a sus obras.
La imagen utilizada es propiedad de la Editorial.

martes, 22 de enero de 2013

Un idioma universal


Con el avance de la tecnología y el desarrollo de nuevas técnicas de comunicación cualquiera podría pensar que hoy en día es más fácil transmitir nuestras ideas y llegar a más personas. En cuestiones de alcance y rapidez esto es cierto pero se nos olvida que no sólo por tener más medios de comunicación a nuestra disposición vamos a transmitir mejor nuestros pensamientos.
En esta nueva era de la comunicación ni siquiera es necesario salir de nuestras casas para hablar con alguien, incluso hay quiénes se comunican de una habitación a otra por medio de celulares o internet. En teoría es algo práctico ya que ahorra tiempo y esfuerzo pero también nos roba del acercamiento que debiéramos tener con otras personas. Hace impersonal la interacción y pone en desuso las habilidades sociales básicas que los padres solían enseñar a sus hijos hasta el siglo pasado.
Muchos niños nunca han marcado un teléfono de casa y, tras saludar cortésmente al adulto que contesta, preguntan si su amigo se encuentra disponible para contestar. La creciente cantidad de pequeños que poseen su propio celular ha convertido esta costumbre en algo impensable, los niños se marcan directamente a sus números personales sin tener que lidiar con intermediarios.
Hay personas que tienen romances, discusiones y rompimientos a través de las redes sociales sin siquiera llegar a conocerse físicamente. Antes los amigos se reunían después del trabajo para unos tragos y ponerse al corriente de lo sucedido en sus vidas, ahora se encuentran en Facebook y se buscan en tags en las fotos de sus conocidos. Esa manera de mantenerse en contacto está bien para amigos y familiares que se encuentran separados por distancias considerables pero muchos lo hacen incluso aunque vivan en la misma ciudad.
La belleza de la comunicación no sólo reside en la transmisión de ideas sino en el conocimiento de las personas y las situaciones al estar en presencia del transmisor. Es bien sabido que la mayoría de la comunicación no es verbal, cuando hablamos con alguien no se trata sólo de oír lo que dice sino de escuchar realmente lo que expresa, ver sus actitudes y sentir sus convicciones. Una mirada, una sonrisa, el jugueteo de sus manos, todo esto puede decirnos más de una persona que las palabras que salen de su boca.
La música es un idioma universal, una melodía puede transportarnos a una época y lugar específico, puede tocarnos en nuestras fibras más sensibles y hacernos comprender el sentimiento con el que fue creada. De igual manera, el baile cuenta historias completas sin necesidad de palabras. Los bailarines parecen dejarse poseer por la música para transmitir un mensaje con sus pasos. Un movimiento bien ejecutado puede conmovernos hasta las lágrimas o llenarnos de alegría.
Siudy Garrido, la bailarina venezolana, es una extraordinaria combinación de talento y pasión que logra conmover a los espectadores no sólo por su técnica sino por el sentimiento que transmite con sus movimientos. Siudy Entre Mundos es el maravilloso espectáculo que conquistó Broadway y basta con sólo unos segundos de la asombrosa interpretación de Garrido para comprender el éxito que ha tenido.
Esta historia de amor situada en un mundo futurista nos muestra a dos tribus muy diferentes con un fin en común. La fusión de baile flamenco y ritmos urbanos resulta en una emocionante explosión visual acompañada de peculiares percusiones y guitarra clásica que no dejará indiferente a ningún espectador.
Las electrizantes coreografías nos cuentan la historia de principio a fin transmitiendo a la perfección la intensidad y la pasión de los personajes con el movimiento de sus cuerpos. Siudy Entre mundos cautivará a toda una nueva generación de admiradores del baile flamenco y convencerá incluso hasta al más escéptico. Desde la cautivadora voz de Joaquín Gómez hasta las impecables ejecuciones de baile, queda claro que las 50 presentaciones vendidas en su totalidad en Broadway fueron bien merecidas.
El rítmico zapateo sobre la tarima, la intensidad de los movimientos y el sentimiento de Garrido no sólo nos dejan queriendo más sino que hacen que resulte imposible no aplaudir de pie al final del espectáculo.
La imagen utilizada es propiedad de la productora.