viernes, 24 de mayo de 2013

El lado humano de un súper héroe


Desde niña he sido fan de los súper héroes, unos me gustaban más que otros pero me encantaba seguir sus aventuras en cómics y caricaturas por televisión. Recuerdo que uno de los súper héroes que menos encontraba atractivo era Iron Man. Me gustaba su traje y la manera en que volaba y atacaba a los malos pero toda la cuestión militar, la seriedad de Tony Stark y sus problemas cardiacos no me resultaban entretenidos.
Cuando me enteré que estaban por filmar una película sobre Iron Man y que Robert Downey Jr. era el elegido para representar a Tony Stark no estaba muy emocionada. No sólo porque me parecía difícil igualar el éxito de las películas de Spider-Man, mi súper héroe favorito, sino porque Downey era un actor más conocido por su pasado turbulento que por la calidad de sus películas.
Iron Man es parte de la exitosa franquicia de The Avengers que incluye a Thor, Capitán América y The Hulk, cada entrega ha sido éxito de taquilla y me cuento entre sus fieles seguidores. La película The Avengers es, en mi opinión, una de las mejores películas de acción de todos los tiempos y me atrevería a decir que la mejor en el género de Súper Héroes.
Con sólo ver los cortos de Iron Man supe que esa película nos cerraría la boca a todos los detractores de Downey y que este súper héroe ganaría millones de seguidores. Downey logró lo impensable con Tony Stark, lo convirtió en un hombre interesante, atractivo y emocionante. Stark resultó tan impresionante como su alter ego y después de la primera película los hombres fantaseaban con llevar la vida de Stark y las mujeres con llevárselo a la cama.
La segunda entrega de Iron Man no decepcionó y Mickey Rourke, en su papel de Ivan Vanko, fue de lo mejor de esta secuela. Con estos antecedentes y después de The Avengers estaba más que lista para ver por tercera ocasión a Tony portar el traje metálico y acabar con nuevos villanos. Estaba convencida de que nada podía salir mal pero me equivoqué.
Reconozco que esta mega producción está bien escrita y que tiene suficiente acción para satisfacer la sed de pelea de los espectadores pero no tiene el encanto de sus predecesoras. En Iron Man 3 vemos a un Tony Stark que lucha con el trastorno de estrés postraumático provocado por la intensa experiencia que vivió en The Avengers. Este aspecto de Stark puede resultar interesante pero no parece recomendable para ser el tema central de una película dirigida a un público que espera ver derroche de adrenalina en pantalla.
Asumo que en esta película se nos quiso mostrar el lado humano de Stark y evidenciar que lo que lo hace súper héroe no son sus trajes y sofisticadas armas sino sus valores y cualidades. Todo eso está bien pero si voy al cine a ver a un súper héroe espero ver peleas, disparos, trajes vistosos y acción constante no a un hombre que lidia con problemas como estrés e inseguridad.
Se dice que uno de los peores, y más desesperados, recursos de los escritores de cine y televisión es la inclusión de niños que se vuelven una especie de compañero improbable del protagonista y, desgraciadamente, eso fue lo que sucedió en esta película. Aunque se intentó darle un toque humorístico a la relación entre Stark y Harley, el niño que comparte tiernos e irritantes momentos con nuestro héroe en pantalla, resulta increíble que un genio multimillonario, dueño de una empresa multinacional y con miles de empleados a su disposición necesite la ayuda de un niño inseguro al que molestan en la escuela.
Tampoco ayuda mucho a la película el que le dieran más escenas de acción a Pepper, interpretada por Gwyneth Paltrow, a quien la revista People convenientemente nombró “La mujer más bella del mundo” en la semana del estreno de la película. Esta actriz, aunque es guapa, difícilmente es la más bella, se me ocurren cientos de actrices mucho más bonitas y con mejor personalidad. La insípida actitud de Paltrow se refleja en Pepper y resulta desconcertante el que un hombre como Stark esté tan enamorado de ella.
Quizás estoy siendo demasiado dura con esta película pero no podía esperar menos que la excelencia en una entrega de esta franquicia que nos tiene acostumbrados a salir del cine deseosos de ver la película nuevamente por lo buena que estuvo. Por eso creo que mis críticas están justificadas pero también comprendo que una mala entrega no significa que las siguientes serán iguales. A pesar de todo no me arrepiento de haberla visto y estoy segura que habrá quiénes la encontrarán emocionante y emotiva por los valores que promueve. Mi lealtad hacia la franquicia está intacta y en cuanto salga la secuela de Thor ahí estaré lista con mis palomitas y mi refresco.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

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