viernes, 6 de diciembre de 2013

Hambrientos por la próxima entrega


Hace unos años, en una de mis frecuentes visitas a las secciones de libros me encontré en el área de best-sellers a Los Juegos del hambre, escrito por Suzanne Collins. La sinopsis me pareció interesante pero no lo adquirí principalmente por la edad de los protagonistas, después del fiasco de Crepúsculo no me sentía con las fuerzas para soportar otro angustioso triángulo amoroso entre adolescentes.
No pensé nuevamente en ese libro hasta que escuché que habían comenzado a rodar su adaptación al cine. Admito que estaba prejuiciada desde antes y mi rechazo aumentó cuando leí que la productora confiaba en que esta franquicia sería tan exitosa o más incluso que Crepúsculo entre el público adolescente. Así que simplemente asumí que pronto presenciaríamos nuevamente otro círculo mediático de actores sobrevaluados protagonizando historias mediocres.

Afortunadamente mi desdén no fue suficiente para evitar que viera Los juegos del hambre cuando se estrenó porque me sorprendió gratamente. Es infinitamente superior a Crepúsculo, empezando por la protagonista, Jennifer Lawrence, que es una talentosa y carismática actriz con una gran personalidad. El tener a Woody Harrelson y a Elizabeth Banks en el reparto aseguró la presencia de personajes extraordinarios y Lenny Kravitz, en su papel de estilista, es la cereza del pastel.
La historia es muy buena y aunque hay ciertas escenas ilógicas, y uno que otro personaje prescindible, la película logra emocionarnos, conmovernos e incluso indignarnos ante las complejas situaciones en que los protagonistas se ven involucrados. Mi única crítica negativa en esta primera entrega sería la facilidad con que se cambiaban las reglas del juego. Sé que era parte de la historia y todos esos cambios estaban justificados por la naturaleza caprichosa del enemigo pero aun así eran cambios muy convenientes, Katniss y Peeta evadieron varias veces el enfrentarse a grandes dilemas gracias a estos ajustes en el juego.

Hubiera sido más interesante verlos lidiar con las cuestiones morales y las repercusiones de sus acciones en vez de que se tomaran ciertas decisiones por ellos. Un gran punto a favor es que el triángulo amoroso conformado por Katniss, Peeta y Gale tiene ciertos aspectos dramáticos que lo hacen más real y desgarrador porque ellos no lo buscaron, fueron víctimas de las circunstancias e incluso sus vidas dependen de cómo lo manejen.
La segunda entrega, Los juegos del hambre: en llamas, nos muestra cómo ha cambiado la vida de Katniss y Peeta tras ser los vencedores de los últimos juegos. Vemos a Gale resentido con Katniss por su relación con Peeta a pesar de que ésta le aclara que todo fue fingido para poder permanecer con vida. Los vencedores deben continuar con la farsa durante el Tour de la victoria y para Peeta, que aún está enamorado de Katniss, no es fácil porque ella mantiene su distancia. Peeta le ofrece su amistad y poco a poco logra ganarse la confianza de Katniss que comienza a tener sentimientos hacia él.

Mientras tanto el descontento de las masas sigue creciendo y el presidente Snow teme una revuelta, le preocupa la admiración que Katniss despierta entre los distritos más pobres. En un intento por deshacerse de la nueva heroína, Snow cambia nuevamente las reglas y decide que, por tratarse de una celebración especial de Los juegos del hambre, los tributos serán seleccionados entre los vencedores de juegos anteriores. Asegurando así que Katniss participe nuevamente en la sangrienta pelea.
Katniss y Peeta deben enfrentar nuevamente a todo tipo de rudos y excéntricos personajes. La angustia en esta segunda parte es aún mayor porque ya conocemos la dinámica de los juegos y sólo podemos esperar que en esta ocasión sean mucho peores. Katniss ahora debe lidiar con la sensación de impotencia ante las decisiones de Snow y sus nuevos sentimientos por Peeta mientras intenta permanecer con vida el tiempo suficiente para cuidar a su compañero y asegurar que él sea el vencedor.

Los riesgos que enfrentan en esta ocasión son mucho más aterradores que un enjambre de rastrevíspulas o un puñado de adolescentes furiosos, en esta entrega la arena es una jungla con mortales peligros acechando por todos lados. Katniss demuestra nuevamente sus habilidades de supervivencia mientras Peeta hace lo que hizo en la primera película: caerse, herirse y dejarse rescatar por Katniss. El pobre personaje de Peeta parece ser una damisela en peligro que, más que ayudar, es en ocasiones un pesado lastre que la heroína debe arrastrar.
Hay nuevos enemigos y aliados pero se echa un poco de menos la acción constante que vimos en la primera. En esta película todos los cabos quedan sueltos, las historias quedan inconclusas y el destino de los personajes es incierto, dejando cientos de preguntas en el aire. Era de esperarse ya que, por tratarse de una trilogía, esta segunda parte sienta las bases para la conclusión de la historia que veremos en las últimas dos entregas. Se confirmó recientemente que el último libro se dividirá en dos películas para poder dar al público el final que merecen aunque la realidad es que es más redituable hacerlo de esta manera pero se agradece a los estudios el que que quieran hacernos creer que se preocupan por los fans.

Los juegos del hambre: en llamas es una gran secuela que no pueden perderse incluso si no son fans de la saga. Esta es una de esas franquicias que se vuelven relevantes en la cultura pop de manera inmediata y que a pesar de estar dirigida a un público adolescente se ha ganado fácilmente una legión de seguidores de todas las edades.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Un romance intoxicante


La novela romántica es uno de los géneros más populares y también de los más subestimados del mundo literario. Los más cínicos creen que esta lectura es la preferida de mujeres solitarias que buscan escapar de su vida cotidiana a través de las fantasías que se encuentran entre sus páginas pero este género es mucho más que historias de romance, si se dieran la oportunidad de leer un par de estos libros seguramente también terminarían enganchados.
Aquellos que nunca han leído este género asumen que estas novelas son sólo “soft porn” para mujeres y que los hombres que las protagonizan son estereotipos de caballeros de brillantes armaduras con cuerpos perfectos y que darían su vida por la mujer que aman. Lo reconozco, algunos son así pero las grandes novelas románticas son aquellas que van más allá y que no sólo se centran en la pasión carnal entre amantes sino que también cuentan grandes historias.

Una gran mayoría de estas novelas se sitúan en siglos pasados, ya sea por los caballeros, los vestidos largos o simplemente porque es muy diferente a la vida hoy en día, pero parecen épocas más románticas y por lo tanto ideales para este género aunque hay muchas historias contemporáneas que no pierden su encanto sólo por situarse en este siglo. De igual manera he leído muchas novelas románticas que, más que hacerme suspirar y desear vivir en esos tiempos, me conformaría con regresar en el tiempo una media hora para evitar comenzar a leerlas siquiera.
Este género es más difícil de lo que parece, no se trata sólo de encontrar cuantos eufemismos sea posible para referirse a las partes íntimas y al acto sexual. La “pulsante virilidad” de un hombre y la “aterciopelada humedad” de una mujer no son todo lo que se necesita para recrear una buena escena de sexo. He leído novelas en que se ha intentado dejar de lado este estilo y parece que estuviera leyendo una fría lección de anatomía y en ocasiones han abusado tanto de este recurso que ni siquiera sabemos si la acción ya empezó o está por terminar.

Mi autora favorita de este género, indiscutiblemente, es Amanda Quick, no recuerdo cual fue el primero de sus libros que leí pero me convertí inmediatamente en su fiel seguidora. Quick estudia a profundidad la época y las situaciones en que pone a sus protagonistas para transportar al lector al mundo que crea en sus libros. El tipo de vestimenta, la situación política, la arquitectura de las edificaciones e incluso los sucesos notables de la época, Amanda se preocupa por cuidar hasta el último detalle para que sus fans podamos sumergirnos por completo en la historia.
La genialidad de Quick no termina allí, sus heroínas no son las típicas damiselas en peligro incapaces de valerse por sí mismas que ni siquiera lo intentan porque saben que llegara un hombre fuerte a rescatarlas. Las protagonistas de sus novelas son mujeres valientes, inteligentes, capaces, independientes, fuertes y aventureras. Cada una de sus heroínas posee una habilidad especial que es indispensable para el desarrollo de la historia. Todas son hermosas a su manera, no son bellezas clásicas, por el contrario, siempre tienen algún rasgo que las separa del resto, que las hace humanas, en pocas palabras, son heroínas creíbles.

Todas estas singulares protagonistas requieren contrapartes igual de excepcionales y así son los héroes que se enamoran de ellas. Todos ellos son hombres inteligentes, varoniles y lo suficientemente seguros de sí mismos como para amar a mujeres que no se ajustan a los convencionalismos de la época. Estos galanes son hombres adelantados a su tiempo que, en lugar de temer a las mujeres independientes, las admiran y se enamoran de ellas. Es imposible no caer rendida ante estos protagonistas y sus aventuras.
El veneno perfecto es uno de los libros de la serie Sociedad Arcana de Amanda Quick. Cada uno puede leerse por separado ya que son historias independientes pero tienen en común a la Sociedad, una antigua organización secreta dedicada al estudio de lo paranormal. Este libro es emocionante de principio a fin, desde que conocemos a la protagonista, Lucinda Bromley, una mujer rechazada por la sociedad londinense bajo sospecha de haber envenenado a su prometido tiempo atrás, sabemos que será una clásica novela Quick. Como las grandes aventuras nunca pueden faltar en sus obras, no tarda en surgir el conflicto que lleva a Lucinda a contratar a Caleb Jones, un investigador con habilidades psíquicas, para que le ayude a esclarecer un reciente asesinato que podría señalarla a ella como la culpable.

Los amplios conocimientos de Lucinda sobre los usos medicinales de las plantas también la hacen experta en todo tipo de venenos y por ello resulta invaluable en la investigación que Jones debe llevar a cabo. Lucinda, como típica protagonista de Quick, insiste en ser parte de la investigación exponiéndose a todo tipo de peligros mientras realiza importantes descubrimientos.
La atracción entre los protagonistas es inmediata pero la tensión sexual crece página tras página a través de ingeniosos diálogos que son sin duda, un duelo de inteligencia entre ambos. Caleb no es un hombre al que se le pueda provocar fácilmente, está acostumbrado a trabajar solo y a no mostrar sus emociones y Lucinda es una mujer independiente que nunca se calla sus opiniones y que no se deja impresionar por cualquiera. Una explosiva combinación que predice un apasionado romance.

Amanda Quick siempre ha manejado magistralmente la novela romántica histórica pero el elemento sobrenatural en El veneno perfecto crea el escenario perfecto para el romance y las aventuras de sus protagonistas. El pasado de la Sociedad Arcana es revelado en las novelas históricas de Amanda Quick, el presente lo podemos encontrar en sus escritos contemporáneos bajo el pseudónimo Jayne Ann Krentz y su evolución en las novelas futuristas escritas como Jayne Castle.
La imagen utilizada es propiedad de la Editorial.