viernes, 16 de agosto de 2013

Diversión colosal


La invasión y posterior conquista de territorios ha formado parte de la historia del ser humano desde sus inicios. Estos deseos de conquista no se debieron a la simple envidia de lo que otros poseían ni a la necesidad de buscar tierras más productivas, todo se reduce al hambre de poder. Los altos dirigentes y estrategas militares seguramente tuvieron todo tipo de justificaciones para las sangrientas conquistas pero la realidad era muy simple: tomaron a la fuerza lo que no les pertenecía. En las invasiones más brutales los habitantes conquistados eran esclavizados o completamente exterminados.

Cuando de ocupación se trata, siempre estará presente el descontento y la dominación de una de las partes. Cuando los Germanos entraron lentamente en territorio Romano buscando tierras para el cultivo, los Romanos lo permitieron pero no lo hicieron porque fueran excelentes anfitriones. Los Romanos necesitaban soldados extras para asegurar sus fronteras y los Germanos no tuvieron otra opción que servir en la milicia. Por más que a esto se le llame “ocupación pacífica” no deja de ser un trato de conveniencia y no el nacimiento de una hermosa amistad.
Hoy en día las invasiones continúan pero la mayoría no se manejan de manera tan descarada. Muchas de estas conquistas se logran a través de empresas, globalización, tratados entre naciones, etc. Las fronteras se desvanecen poco a poco y el dominio territorial parece ser un juego en el que participan sólo unos cuántos y gana el que menos escrúpulos tenga. Antes se trataba de expandir el territorio ahora sólo se busca riqueza y poder.

Curiosamente, para regresar a las invasiones de antaño debemos mirar hacia el futuro que la ciencia ficción nos describe. Sobran historias acerca de invasiones extraterrestres, seres evolucionados que quieren conquistar nuestro planeta para vivir en él y explotar sus recursos. Estos seres no están interesados en el dinero ni en los lujos de las grandes ciudades, ni siquiera en los humanos, sólo quieren nuestro territorio, el planeta entero. Varias de estas películas han sido llevadas a la pantalla grande con excelentes resultados en taquilla, quizás porque en la mayoría de ellas mandamos de vuelta al espacio a estos seres con una patada en sus traseros alienígenas. Cabe mencionar que hay una que otra película deprimente en la que los humanos terminamos convertidos en poco menos que mascotas de estos extraterrestres.
No quiero ser fatalista pero, si una raza de seres capaces de viajar por el universo quisiera conquistarnos, lo haría sin problema alguno. No creo que tuviéramos oportunidad contra ellos, empezando por el hecho de que todos estos extraterrestres estarían de acuerdo entre ellos y no se desviarían de su plan. Dudo que los humanos pudiéramos dejar de lado el ego y trabajar en conjunto, casi puedo ver a las grandes potencias peleando entre sí para llevarse el crédito y a los traidores que no tardarían en intentar congraciarse con el enemigo a cambio de salvar su propio pellejo.

Pero la invasión de criaturas terroríficas no sólo podría llegar del espacio, en ocasiones viene de áreas remotas de nuestro propio planeta como Godzilla, King Kong y Mothra y aunque sus ataques no son tan sofisticados como los de los extraterrestres, su tamaño y fuerza descomunales son más que suficientes para que uno solo haga más daño que toda una flotilla de ovnis.
Guillermo del Toro fue más allá y nos presenta no una sino varias criaturas gigantes que emergen de un portal interdimensional desde las profundidades del océano Pacífico para atacar a la raza humana en la película Titanes del Pacífico. Para combatirlos, los humanos construyen una especie de robots gigantes y cada uno tiene en su interior una pareja de humanos que se unen a través de un puente neural para controlar los ataques.

La premisa de esta película es suficiente para garantizar emoción, entretenidas peleas y acción constante. Titanes del Pacífico no es la típica película de Guillermo del Toro pero no por eso pierde su magia, por el contrario, vemos otra faceta de este genial director y aunque hay puristas que la criticaron duramente a mí me encantó. En este largometraje se ve la clara influencia del manga y es notable el tributo a las películas japonesas de monstruos que, a pesar de los malos efectos especiales, lograban estremecernos.
Titanes del Pacífico es una de las películas de ciencia ficción más entretenidas que he visto en los últimos años. Algunos críticos no fueron muy amables con las actuaciones de sus protagonistas, Charlie Hunman y Rinko Kikuchi, pero se equivocaron ya que las verdaderas estrellas de esta película son los Jaegers, las máquinas gigantescas, y los Kaijus, los monstruos invasores. Las peleas entre ellos me recordaron lo mucho que me emocionaba de niña con las caricaturas. Del Toro logra despertar ese sentimiento nuevamente en los adultos.

Indiscutiblemente, uno de los mejores personajes es el talentoso Ron Perlman, que no podía faltar en esta película de del Toro. Titanes del Pacífico divertirá a chicos y a grandes, pocos encontrarán algo para criticar negativamente, básicamente es diversión pura y sin complicaciones. Debido a la aceptación del público ya se planea una secuela que promete mucha acción, jaegers mejorados y ataques más devastadores de kaijus. Guillermo del Toro incluso habló sobre la posibilidad de hacer un crossover entre Titanes del Pacífico y Godzilla, lo cual sería genial así que, crucemos los dedos.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

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